Nada nuevo bajo el sol....
Como no puedo dejar de pensar cada día se me ocurre una cosa. Otro día, querído diario, te hablaré del libro que estoy leyendo en este momento. En algún sitio escuché que el triatlón distancia ironman tenía un fuerte componente psicológico. Para empezar a mejorar en esa faceta, también, para intentar hacer a los que me rodean la vida un poco más fácil, ahora se lo pongo bastante complicado, estoy con "El poder del Ahora", Guía para la iluminación espiritual. Este hombre, el autor claro dice: "-Ser incapaz de dejar de pensar es una enfermedad terrible,....-". Bueno, este es otro tema, pero es positivo meditar sobre eso....
Total que me dije, ¿cómo estaré yo vestido de triatleta?. Dicho y echo. Total me había vestido de ciclista con un estruendoso éxito cuando entré en la piscina. Me puse el "tanga-boxer-bañador", para recibir mis clases de natación, ¿porqué no me iba a probar con el mono de triatlón?. Como ayer te dije, hoy tenía un rodaje de una hora. Busqué entre los monos de mis hijos los más viejos. No por nada, sino porque al estar más usados darían más de sí. Me embutí en el que a mí me pareció más "amplio" y me miré al espejo. Nadie estaba cerca, era como la niña que coje la ropa de su madre para jugar y no quiere que la pillen para que no le riñan. La respuesta de éste, fue rápida, hiriente, ¿diría que certera?. Sobre todo fue contundente. Frente al espejo, se encontraba un tío con figura de una muñeca rusa, de esas que no se caen al balancearlas... Me puse el casco de ciclista para intentar mejorar la imagen. ¡Nada!, la muñeca rusa se transformó levemente en un globo lleno de agua, cuando lo prendes por la boquilla. No, me amilané. Si esa es mi figura, tendré que asumirla. Mi SER que diría el gurú Eckhart Tolle. Por donde yo corro es un paraje natural, vivir en medio de la nada tiene que tener alguna ventaja, en donde dificilmente encuentras algún bettero o algún tipo con su moto de trial. Evalué, no me va a ver nadie. Pues voy a salir a correr de esta guisa... Me quité el casco, claro.
Llevaba yo un trote muy alegre, iba fácil. Después puede comprobar que no iba fácil, sino que iba despacio, el pulsómetro no pasaba de 110 pp. Llevaba este cacharrico inventado por algún cabroncete, en el bolsillo del mono, para no presionarme. Total que estaba en lo mejor de mi busca de la "iluminación", pensando. ¡Cuan cierto es eso del efecto placebo!, como iba vestido de triatleta, me motivaba para correr un poquico más. En fin, que estaba en esos sueños y ¡plas!. Cuatrocientas personas, no menos, ocupaban el camino de montaña por el que corría en dirección hacia mí. ¿Porqué dios, mío?. ¿Si por aquí nunca hay nadie?. ¿Porqué me encuentro con las ordas de Anibal?. No sabía que hacer, ¿darme la vuelta?. Ya estaba casi de regreso. ¿Seguir hacia adelante? y cruzarme con todos esos.... ¿Esconderme tras un pino?. No iban muy deprisa así que si me escondía podría estar allí varios minutos y quién dice que no me descubrirían y me tomaran por un asaltador de caminos. Bueno, con la pinta que llevaba, asaltador no creo, pero quizás otra cosa peor, seguro que sí. Decidí ser coherente y seguir con orgullo mi camino. De lejos una cosa amarilla que se les acercaba ya debió parecerles extraño. Supongo que conforme me iría acercando, debieron empezar a murmurar. Ya estaba casi encima de ellos y ¡Zas!. La sensación debió ser como cuando Moisés abrió las aguas de Mar Rojo. La distancia disminuía el personal se iba moviendo hacia ambos lados del camino hasta dejarme un pasillo por el centro. Cerré los ojos para, como el avestruz, si no los veo puedo creer que no están ahí. Adiviné a ver por el rabillo del ojo una cruz y algo así como una imagen. Aunque no los veía si oía sus comentarios... ¡Cuerposaco!, fue el que me dejaba en mejor lugar. Alguna madre creo que tapó los ojos a su niña, la visión podría causarle un trauma. Pero hay gente "pá tó", alguien me tocó el culete al paso. No se decir, pero a alguien le hice ¡tilín!.
Después pude ver su campamento, debían ser de alguna organización religiosa que estaban pasando unos días en el monte. Tendré que esperar a que se vayan para poder volver a pasar por ahí.
No se que fue lo peor, si el digusto por parecer una morcilla dentro del tritraje, el bochorno de ser aclamado por un grupo de "peregrinos" o las rozaduras del mono en los sobacos e ingles. ¡Por favor!, que incómodos que son esos trajes. Creo que para mi Ironman me vestiré primero de nadador, luego de ciclista y más tarde, si llego, de corredor a pie. ¡Ese traje, aunque sea de alguna talla más, no hay quien se lo ponga!. Y además, ¡cómo se transparenta!, me lo comentó mi "santa" muerta de risa, cuando me vió llegar de esa guisa.
Hoy tengo cita con Rotenmeller, otra vez la humillación de parecer robocop, con todos los chismes que me ponen para que flote. Antes intentaré hacer unos sesenta kilómetros con la bici que le he quitado a mi chiquillo. Es como si la estrenara...
Mañana te cuento, querido diario...
1 Comments:
Me encanta el sentido del humor con el que cuentas las cosas, ojalá todos hicieramos lo mismo. Animo con tus entrenos, seguiré leyendo tus 'aventuras'. Un saludo!
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