Y Probé a ser IMvencible

Triatlon.

lunes, agosto 21, 2006

A las ocho que eran las ocho.... Y también el síndrome del padre "trincaor"
Iba a llamar el recordatorio de hoy el "Síndrome de Judy Garland" pero la prudencia de leer en internet la vida y milagros de la chica me han hecho desistir de ello, pues mi intención no es comparar esa vida con la mia, aunque si quizás lejanamente y de muy refilón pueda tener algo que ver...
La cosa va de que en el "telediario", o el "parte" como aún le llaman a las noticias los más ancianos que se enteraban de lo sucedido por Radio Nacional. Este fin de semana han hablado del mal fin de algunos "niños precoces" del cine de los USA.
Como uno es papa no puede sustraerse al examen y pensar... ¿He sido un mal padre?.... ¡Joder!, pensareis, ¿a qué viene eso ahora?. Hace unas fechas y a raiz de que mi mayor dejara el deporte alguien me comentó... "¡Es qué le presionais demasiado...!.
Un error de los padres es querer que nuestros hijos vivan la vida que nosotros no hemos tenido... ¿Es eso un error? o si fuera de otra forma todos seríamos los vasallos del rey... Es cierto que queremos que nuestras miserias y frustaciones, muy a menudo, se rediman en la vida de nuestros vástagos. También es verdad, creo, que ese espiritu de superación es la que hace evolucionar, a un nivel social al menos, a la raza humana.... Lo vengo a comparar a la película de Kubrick, cada vez que alguien tiraba el "palico párriba" el ser humano evolucionaba... Otra cosa es que obliguemos a los hijos a trabajar para nosotros, para lucrarnos, para administrar sus ganancias... Cuando a un zagalico le preguntas...¿Quiéres hacer esto...? y dice que sí. Tu obligación como padre consiste en recordarle el "compromiso", en insistirle para que sea "consecuente" con su respuesta o para que aprenda a decir ¡NO, ESTO NO ES LO QUE QUIERO!.
El otro día mi pequeño me preguntó... ¨"¿Papá, te molestaría si volviera a jugar al Balonmano?... ¡Claro que no!, fue mi respuesta. Aún recuerdo cuando llegamos a la final regional Alevín. Mi trabajo por aquel entonces era el de entrenar al equipo de balonmano del colegio de mis niños... Entrenador de un equipo nacional, seleccionador regional...etc. Fue un júbilo. En un colegio donde la Gimnasia Rítmica era el deporte más seguido a tener equipos en todas las categorías desde alevines a senior, tanto en femeninos como en masculinos. Pablico, que así se llama el pequeño, tendría unos seis años. Asistía a todos y cada uno de los entrenamientos, aunque aún no podía coger el balón con una sola de sus manos. Paquico, el hermano mayor era el portero. La ropa hacía más bulto que él en la portería. El mayor hizo un partido como nunca. Paró varios penaltys, realizó algún que otro spagat y Pablo lo animaba desde el banquillo con el ansia y el espírutu que sólo da la "inconsciencia" de su edad... No íbamos a ganar... Pablete, como buen padre, no había jugado ni un sólo segundo en todo el campeonato... ¡Pero estaba allí!. En el momento más grande de mi inconsciencia le dije: ¡Pablo, preparate que sales!. Sólo la mirada ilusionada de un carita mereció la pena... Lo primero que hizo mi ayudante, su madre, fue mirarme con cara de susto, luego le "remango la camiseta con un nudo a la cintura" pues le estaba exageradamente grande... Hicimos el cambio.... Salió, tuve la mala fortuna de cambiarlo por el más grande de nuestro equipo, lo que hizo aún más evidente el trueque.... ¡Dios mio, Dios mío!, una madre del equipo contrario saltó a la cancha despavorida porque un "crío había saltado a la cancha y le podían hacer daño" lo asió por la cintura como prendían antigüamente a los cestos de la ropa y lo sacó del campo a velocidad inusitada... Mientras, nuestro "mejor jugador" pataleaba con sus piernas movía con desesperación sus brazos intentado desasirse de su capturadora y yo grita: ¡Señora, deje al niño que es nuestro mejor hombre!, y me pregunta si me molestaría que volviera a jugar al balonmano. Al final me he ido por las ramas... Lo que quería decir es que, a mi enteder, es peor no saber si puedes hacer algo a no intentarlo, lo digo por los niños que se cansan con 19 años de entrenar, cuando yo con once buscaba con desesperación que es lo que podría hacer que me realizara y me llenara, aparte de estudiar, claro...
El domingo me hice 100 kilómetros, eso de "Rivas Ciudad del Deporte", es una milonga. La ciudad del deporte es donde yo vivo. Monte para correr, carreteras para surcar en bicicleta y tranquilidad infinita. Hoy se notaba que se había acabado el verano. He hecho otros sesenta kilómetros en bici y en cuanto te deje, querido diario, me iré a correr una horica por el monte, justo en la misma puerta de casa. Se ha acabado el verano porque había muchos más coches a las ocho de la mañana. Seguro que en el monte encontraré muchos menos caminantes, corredores y bikers... La piscina tiene el agua fría, la de mi casa, no se como estará la del cursillo, tiemblo sólo de pensarlo pero, otra nueva aventura comienza con el otoño. La mía camino de Alemania, la de mi Paco y Pablo, de nuevo al balonmano el deporte que tanto nos dió y tanto nos quitó.... El mayor se cree que no lo se, pero yo me entero de casi todo....
Estoy seguro que al señor que le cayó la aleta del cielo cuando di mi priemera patada en la pisicina no me ha echado de menos este fin de semana. Me he comprado un rollo de esparadrapo pienso darme varias vueltas con él en el pie sujetando los artilugios.... Espero que el agua no le haga perder adheriencia al pegamento...
Mañana te cuento, querido diario...
P.D:
Ayer 100 kilómetros en bici por Sierra Espuña, Alto de las Atalayas, Cola del Caballo... Probé mi nueva alimentación. ¡Oye, mano de santo!. Después me afeité y me depilé las piernas, es para darme mayor "perfomance"......

1 Comments:

At 9:00 p. m., Blogger stani said...

Que pasa? que el final del verano te está poniendo sentimiental?, Cómo sois los padres,jjajaja. Por cierto veo que vas como una moto, no llegarás pasado a Alemanía? cuándo es?

 

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