¡Papá para ya!... (dicho con hartazgo)
El lunes te dejé, querido diario, sin saber aún que iba a correr, si el recorrido corto de algo más de ocho kilómetros o el mediano de 12 o el largo de 15. Como soy un cabezón me hice el más largo. Terminé cascadillo pues el domingo me torré bien torrao volviendo de Sierra Espuña.
Los martes toca carrera a pie y natación. Ambas se desarrollaron sin problemas. Mi hijico, el mayor, me sorprendió levantándose temprano y viniendo conmigo a correr. Cuando llegamos al cruce en el que se alargaba mi recorrido el siguió recto para hacer algo más de ocho km. Seguí por Coto Cuadros hasta la carretera de Fortuna y regresé. A esas horas de la mañana, el lugar ya tranquilo y bonito a cualquier hora del día era como una cápsula insonorizada, llena de ruidos que no se oyen, como son el viento, los pájaricos, las chicharras… Por la tarde me fui a nadar. La señorita Rothenmeller se está portando conmigo de fábula. El curso terminó el viernes pasado, pero ella se ha ofrecido a seguir con las clases esta semana hasta que cierren la piscina. Estaba yo solo para toda la calle y no se que es peor, que esté toda llena de gente o que las “sita” (diminutivo de señorita) esté pendiente sólo de mí. Me propuso hacer el test de los treinta minutos. Se me cambió la cara. Aduje falta de preparación psicológica y alguna que otra excusa que no excusaba nada y me libré de hacerlo, no sin antes dar mi palabra de que hoy miércoles lo haría. En una hora estuvimos haciendo técnica y alguna que otra serie, muy suaves pues mi técnica y mi preparación no son aún las las de un icue...
Por la noche recibí una llamada que ya esperaba desde hace tiempo. Alfonso me invitó a salir con ellos en la bici al día siguiente.
Miércoles de apoteosis.
Mi amigo Alfonso, aparte de muchas más facetas, cualidades, habilidades, etc. fue ciclista, de los que hacían vueltas por etapas y “tó”, no de los de ahora que se apuntan a una marcha cicloturista y ya se colocan el carnet de “pofesionales del pedal”. Uno no se puede sentir realmente ciclista y dejar el pelotón de los globeros hasta que una peña, ciclista individual u entidad con prestigio te haya invitado a salir con ellos. Ese es el momento en el que te aceptan. Salir con Alfonso, aparte de un placer, me convertía en uno más de ellos… y eso me agrada sobremanera. Este hombre tenía una única misión dentro del pelotón y en favor de su equipo. Tirar como un poseso hasta que los primeros espadas tomaban el mando de las operaciones en los puntos críticos de cada etapa era el único motivo de su presencia en carrera…. Esto debe, al igual que el “sacerdocio” configurar carácter, que llaman los del clero… Uno aunque luego se salga, si fue cura, como ese sacramento es de los que “imprimen carácter”, será cura de por vida. Si eres un ciclista de los de tirar, como imprime carácter, serás así por los años, aunque tu forma física este algo lejos de la de aquella época.
A las nueve de la mañana me presento en su casa ataviado con el traje regional de corredor de bicicleta y mucho entusiasmo. Me dice que vamos a salir con sus crías… Dos grandes zagalitas de carácter y de corazón, así como deportistas y triatletas… Un grupo más de ciclistas se venían también. Enseguida aparecen las nenicas… Nos comunican que los otros no vienen… Como soy así de optimista pienso para mí: “¡Claro, se han enterado que vengo yo y como puedo desprestigiarlos han tirado para otro lado!”. Enseguida nos ponemos en marcha…. Salimos y como soy un tímido y además no quiero dar la nota me pongo a la cola de grupo de cuatro que formamos. Delante Alfonso, detrás la pequeña Luisa, tras ella Gema y al final mi menda lerenda…
A los pocos kilómetros Gema se vuelve pues su entrenamiento eran
A la vuelta, este hombre que por lo visto ni sufre ni padece, creyó haber escuchado la voz de su director que desde otro capítulo de su vida le ordenaba tirar del pelotón hasta hacerlo trizas… Y ¡zas!, sin encomendarse ni a dios ni al diablo, sin mediar palabra y sin un gesto que lo delatara subió el ritmo hasta que la cadena gruñía de la tensión que el nenico le estaba poniendo. Al principio pensé que sería momentáneo, que pronto pararía de tirar el condenao. ¡Pues no!. Los kilómetros pasaban y sólo de vez en cuando, un cruce se apiadaba de nosotros y reducía por unos segundos la cadencia de pedaleo. A mí las piernas comenzaron a gruñírme. Al ratico ya ladraban y en pocos minutos más se lanzaron a morderme… ¡Pues si la zagalica sigue tras el padre sin quejarse, yo que estoy diciendo que entreno esto y lo otro no voy a ser el que pida clemencia!. Alfonso tragaba kilómetros como si fuera lo único que tenía que hacer en todo el día. Luisica seguía amorrá a la rueda de su papi y yo ya estaba pensando en dar el grito de alarma, pues pensaba que no podía dar un golpe de pedal más. De nuevo apreté dientes. Ya de tanto apretar los llevaba clavados a la altura del homoplato… ¡No sería yo el que me rindiera primero, si la cría aguantaba yo aguantaría o moríría…!. Cuando ya pensaba que morir era demasiado y que el final de la etapa no iba a llegar nunca escuche las palabras salvadoras. Luisica, con hastío, no con cansacio, sino con el tono del que piensa: “¿Este hombre es que sólo piensa en dar pedales? Dijo: “¡Papaaaaa, para yaaaaa!. Querido diario, fue escuchar esas palabras y me pareció oír el verso más dulce jamás recitado. Las lágrimas de la emoción asaltaron mis mejillas y la felicidad del que sabe que por los pelos va a salir con la dignidad intacta del trance me colmaron…
Llegamos de nuevo a casa de Alfonso… No pude menos que decir la verdad…. “¡Luisa, pensaba que te podría ganar en Molina, pero sabiendo lo que nadas y viendo lo que vas en bici, va a ser que no voy a poder contigo tampoco!”. Luisica no tiene más de 15 años… Me voy a quedar el último, pero lo haré con dignidad torera…
Esta tarde no me ha quedado más remedio que hacer el test de los treinta minutos… Estoy muy contento. Tras 17 horas de entrenamiento, teniendo en cuenta que no sabía nadar y que nunca había nadado más de
Hoy me puedo ir a la cama contento, querido diario… Mañana, correr
1 Comments:
Enhorabuena Paco por ese pedazo de test de los 30 minutos. Eres mi ídolo. Un abrazo.
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