Y Probé a ser IMvencible

Triatlon.

lunes, agosto 28, 2006

Y otro viernes glorioso.
El jueves por la tarde me volví a ir a la piscina. Una hora de técnica y de sufrimiento. Tengo los dedos de los pies llagados de los calcetines mojados que me pongo con las aletas. Cuando voy con ellas, vuelo, en cuanto me las quito de nuevo se ve van los pies al fondo de la piscina. No se que voy a hacer cuando tenga que contar los metros que hago. Pierdo las cuentas cada dos por tres pero metros hago un carro….
El viernes toca descanso…
¡Pues va a ser qué no!. Los viernes es el día en el que descanso. Ahora como tengo que nadar por mandato divino, pues sólo me voy a la piscina. Este viernes he cambiado un poco el plan. El sábado me tengo que ir a la playa, ¡por fas o nefás!. Casi llegaba al fin el verano y me libraba, pero no ha podido ser. Total, que el sábado fue de descanso total, si es que en la playa se puede descansar algo….Por ello el viernes me fui a las siete menos cuarto de la tarde a mi clase de natación, me machaqué como fue legionario que soy y después sin solución de continuidad tomamos rumbo a Librilla. Allí como colofón a las fiestas organizaron un 10.000 que según el Polar de mi amigo Manolo estaba escaso solamente en una docena de metros… Llegamos y enseguida nos dispusimos a buscar al personal que al amor de la cerveza nos comprometimos el miércoles en Las Torres. ¡Cómo no podía ser de otra forma, alguno se dio de baja sin avisar!. Allí nos encontramos un buen grupo de amigos. El tema era correr el diez mil y luego, cómo no, irnos a cenar… Yo no podría entender el deporte con lo que en el rugby llaman “El Tercer Tiempo”. Si tras una reunión social, deportiva… no hay unas buenas viandas y unos buenos vinos es como si no hubiéramos ido a ningún sitio…
La costumbre me viene de pequeño. Ya en mi etapa más juvenil, cuando volvía a casa en vacaciones, jugábamos unos partidos de fútbol de esos de rompe y rasga… La disputa se realizaba en el “Campo del Barraquer”. Ahora la modernidad se imaginará un polideportivo municipal o algo parecido. El grandilocuentemente llamado Campo del Barraquer no era sino una tahulla de huerta que toda mi vida la he conocido en barbecho hasta que, como casi toda la huerta, el dueño cambió la tahulla de limoneros por una tahulla de chaletes… El “estadio” se encontraba en el lateral del que en el COU sería mi instituto “El Marqués de Floridablanca”. Junto al campo del Barraquer, se hallaba un casón de huerta que albergaba una taberna que cedía el nombre al campo, “La Taberna del Barraquer”. Cuando hicieron el instituto Floridablanca los alumnos rezaban para que lloviera. Los gestores de lo público de entonces hicieron el instituto más grande de Murcia en medio de la huerta y se accedía a él mediante un carril destrozado por el paso de los camiones que hicieron la obra, no hubo perras hasta tres o cuatro años más tarde para hacer una calle con asfalto. El caso es que cuando llovía se ponía aquello de barro hasta “las ansas” y el director tenía que suspender las clases pues era imposible llegar hasta el centro docente. El director, profesor de latín tenía un perro. Por cierto gracias a mi pasado “eclesiástico” en latín saqué sobresaliente el año que estuve en ese instituto. El perro se llamaba “Golfo” y a nosotros se nos ponía la chanza a “güevo”. Cada día que llegábamos a clase lo primero que preguntábamos era por “el Golfo del Director”. Bien pues aquellos partidos tenían su tercer tiempo y no se hubiera entendido la celebración de los mismos sin la adecuada conclusión. En aquellos años nos jugábamos “Las Caseras”. Todos y cada uno nos ofrecíamos gustosamente en casa para hacer algún que otro “recao” en el cual sisarle a nuestra madre algo de “las vueltas” y así tener para las Caseras. El que perdía tenía que pagarle una a un jugador del equipo contrario. Quien no tenía cuartos no jugaba y hacía de poste junto a la pareta de la taberna. Antes de empezar cada uno tenía que enseñar el dinero a “su contrario” como muestra de que podría cumplir con lo pactado en caso de que perdiera el partido. Desde aquellos momentos de mi adolescencia me eduqué en que después de cualquier esfuerzo físico tenía que disfrutar de “Las Caseras”. Ahora, con el tiempo, he cambiado la gaseosa por otras bebidas y quizás, he complicado algo más ese tercer tiempo, pero el espíritu sigue siendo el mismo.
La carrera de Librilla me fue fenomenal. Cuarenta minutos como cuarenta soles. En Agosto, era algo nunca visto en mi hoja de resultados…. El único “pero” fue que en la última vuelta se me escaparon unos metros los tres cartageneros y no los pude pillar, pero la próxima será mi venganza… Estos cartageneros sólo tiene un defecto y es su procedencia…. Si fueran “barrigasverdes” en vez del “aladroques” serían bastante más que aceptables… Nos hicimos unas fotos al finalizar y luego a cenar…
En las Torres ya coincidimos con ellos en los mismos bares y tabernáculos y como tenemos gustos similares en Librilla volvió a ocurrir. Lo que más me sorprendió fue que cenaro “Migas”. Les pregunte si eran Cartagineses o Romanos. Para quien no lo sepa son unas fiestas que se celebran en la Ciudad Departamental en el mes de Septiembre y que tienen una carrera, creo recordar de unos cinco mil metros y muchas fiestas, bulla y diversión. El caso es que afirmaron ser de las huestes Cartaginesas, cuando fueron los legionarios romanos los que introdujeron esta comida en la península. Los soldados las hacían para varios días y las guardaban en unas especie de cantimploras cuando iba de “descubierta”. Si se enteran en sus respectivos grupos festeros que comen de la comida de los “enemigos” seguro que los echan. La cena finalizó adecuadamente y buscando algún carril de la huerta que nos dejara pasar a través de las líneas enemigas… A la salida del pueblo la “Benemérita” estaba realizando un casting para encontrar a los que mejor “soplaban” el pito…
¡El sábado mejor lo paso!
El domingo hice los 100 km. en bici que me tengo puestos por condena. Da gusto madrugar y subir a Sierra Espuña. A la vuelta alcancé a un grupo de ciclistas que se estaban dando relevos, cuando me tocó a mí, lo dí tan fuerte que me quedé solo y no me quedó más remedio que pegarme un palizón hasta casa, pues no quería que me cogieran y se rieran de mí pensando que había explotado como un globo. No me cogieron, pero hoy he tardado diez minutos más en acabar los sesenta que me tocaban, lo he pagado caro. Esta tarde un rodaje a pie, ya veremos si de 8 ó de 15 kilometricos. Mañana, querido diario te contaré….

5 Comments:

At 5:32 p. m., Blogger stani said...

Pues como no te tengo miedo, en Molina el primero que salga de la piscina invita a una cerveza, ojo! no vale nadar hacía atrás, que te las sabes todas, jajaj. hay trato?

 
At 7:06 p. m., Blogger Garbanzito said...

Para que no se desvirtue el triatlón y ambos dejemos todas las fuerzas en el agua, porque seguro que estamos deseosos de pagar las birras... El que llegue primero a meta paga las cervezas...
Ahora mismo voy a mirar tus tiempos en la bici y a pie para ver cuanto puedo perder en el agua....jajajaj

 
At 12:30 p. m., Blogger stani said...

Pues estoy tan seguro de mis posibilidades, que estoy seguro que pagas tú, pero no es menos cierto que lo voy a dar todo, así luego me coge más cerveza, jajajaj. De todas formas las espadas están en todo lo alto, perdón, mejor dicho, las bicicletas...jajaja

 
At 12:41 p. m., Anonymous Anónimo said...

Que grande eres artista. Seguro que hemos coincidido en más de una carrera por esos circuitos de Dios. Suerte en tu aventura triatletista.Tu diario cojonudo. Un saludo de un cartagenero del Club Marathon.

 
At 6:06 p. m., Anonymous Anónimo said...

Te superas cada día Garbanzito.
En la web del Club Marathón Cartagena ya tienes seguidores

 

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