Y Probé a ser IMvencible

Triatlon.

lunes, mayo 07, 2007

Esto merece una sola entrada, querido diario, Lo demás lo dejamos para otro día...
Todo comenzó el sábado por la mañana. A las nueve estábamos Stani y “una servidora” en el cruce de Cobatillas dispuestos a comenzar lo que sería, hasta el día de hoy, nuestra más intrépida hazaña. Cuarenta kilómetros en bici, para soltar piernas, hablar de nuestras cosas, expulsar nuestros miedos y afinar todo lo necesario para la prueba del domingo. La conversación transcurrió como siempre, hablando de triatlón y de “nuestras chinas” que a esa hora ya estaban en el aeropuerto de Barcelona. Desde luego, no sabremos sin con ellas iremos más rápidos o más cómodos, pero podremos hablar de viajes un montón, pues están más viajás que el “baúl de la Piquer”. Lo último que decidimos es la hora para ir a Elche a recoger los dorsales y dejar las cosas en la T2. Las cinco será suficiente, acordamos.
A las cinco de un caluroso sábado de mayo estábamos en la puerta de casa, Stani, que iba a dejar la bici para que la llevara en mi coche a Elche a la mañana siguiente, Txema nuestro compañero del Siyasa y mi menda. Llegamos a Elx sin novedad y como no podía ser de otra manera aparcamos en el lugar más alejado del punto de reunión. Preguntamos en un edificio en el que más tarde se serviría un “lunch” a unos que se iban a graduar. Sopesamos, muy seriamente, la posibilidad de quedarnos a la merienda y pasar de recoger los dorsales. Una amable azafata nos indicó, que aunque se sentiría enormemente halagada por nuestra presencia en el evento, debíamos abandonar las instalaciones. Seguidamente nos indicó que “los del triatlón” estaban en el edificio rojo, “ese que está allá a lo lejos”. Tras andar “lo que no está en los escritos”, llegamos al lugar, reinaba un gran ambiente. La cola era enorme, tras un rato y mucha suerte pues unos amigos, concretamente Pilar y su hermano, nos dieron un par de capotazos y recogimos todo el “ajuar” de triatleta de larga distancia. Un sobre con lo necesario, dorsal, gorrito, etc. Una bolsa negra, que yo creí en primera instancia que sería para que en ella se recogieran mis cenizas y luego resultó que su último fin era servir para que dejáramos nuestras “cosicas” en el guardarropa. Mariposeamos por la “feria del corredor”, admiramos a nuestros competidores, pues todos tenían unos musculazos y estaban fuertotes, a diferencia de nosotros, que éramos unos esmirriaos y desistimos de esperar a la reunión técnica, aquello se demoraba en exceso y tenía que ir a la comunión de mi sobrina que había empezado a las seis de la tarde, con los nervios a flor de piel pues te das cuenta realmente del berenjenal donde te has metido cuando ves el ambiente y los preparativos, regresamos a casa.
La comunión transcurrió con normalidad, un par de cervecillas, un par de vinos, pasta y a las once estaba en casa. Con los nervios sabía que no podría dormir inmediatamente, así que me dediqué a poner los dorsales en el casco y en la bici y demás tonterías previas a la carrera que al día siguiente me vino muy bien pues con las prisas me hubiera sido imposible. Me acosté. Me dormí y a los pocos minutos me desperté sudando como un cochino, supongo que presa de los nervios… Llegó el resto de la familia de la comunión y por supuesto volví a despertarme. Dormí fatal. Cinco de la mañana, suena el despertador. Por una parte fue un alivio ya que me hizo salir de la cama donde tanto “estaba sufriendo”. Por otro lado, era el indicativo de que comenzaba la cuenta atrás, estaba en el punto sin retorno… Eso aún me hacía ponerme más nervioso. Desayuno, ni mucho ni poco, lo habitual el día de la prueba, llevaba suficientes pertrechos para la carrera que no hacían necesario que el desayuno fuera extraordinario. Seis y media, llegan Stani y Txema. Las bicis ya están en lo alto del coche, nos subimos a él. Mi zagalico el mayor, conduce, se ha ofrecido de Road Manager de la prueba, estuvo todo el día animando.
Llegando a Elche, cogemos la salida adecuada pero posteriormente indico mal por donde continuar… Nos perdemos… Encontramos un nuevo cartel que nos ayuda pero nuevamente, “una sabia indicación mía” nos hace aparecer en Alicante… Un magnífico control de la Guardia Civil nos esperaba, estaban haciendo controles de alcoholemia, eran las siete y diez de la mañana. Nos acercamos al benemérito. Era un chico joven que seguramente pensó que nos estábamos ofreciendo voluntariamente a que le pusieran el pito a nuestro conductor… “¿Por favor, para ir a Arenales?”, le pregunté con una amplia sonrisa y la más esmerada educación de “collage inglés”. El nene que tenía ganas de guasa nos contestó: “¡Debéis seguir dirección a Villajoyosa y una vez allí tomáis la salida….!” No escuché más, abrí la puerta del coche y me abalancé sobre él en forma de “pavo cabreao”. Stani me cogió por el jersey y mi nenico intentó que el guardia no notara que le iba a meter un meque… Me irritó, seguro que el hombre lo hizo con buena intención… Me había perdido dos veces en un recorrido que he hecho varias veces, tenía que nadar 3000 mts. con un cangelo de tres pares de cojones y por ende llegaba tarde y el guardia civil ¿me estaba vacilando?... ¡Qué llego tarde cojones!!!!!!. Por supuesto, cuando todo va mal seguro que aún se puede empeorar, el cambio de sentido estaba dónde “cristo dio las tres voces” y Arenales, que se veía tan cerca, cada vez estaba más lejos y el reloj corriendo…
Llegamos al lugar y la suerte comenzó a cambiar… Los boxes estaban donde nosotros habíamos imaginado las tres o cuatro veces que habíamos ido a subir el dichoso “Albaterolo”, junto al bar y para colmo de las suertes una cola de doscientos metros se había formado para entrar a boxes… Nos relajamos, yo no mucho. Preparamos las cosas y nos dispusimos a esperar nuestro turno. Junto a nosotros Pilar y Tony. Al principio hacía un frío del carajo. El tiempo de espera se pasó comentando lo cerca que estaban “nuestras chinas” y lo difícil que estaba siendo hacerlas llegar a casa. Pilar comentaba que más parecía una adopción que una compra. Nos marcan y ya la cola se deshace en un plis, siempre al final de una aglomeración hay un agente que la produce, si es de tráfico es un guardia, si es de triatletas es un juez. En boxes todo son prisas, no querían acumular excesivo retraso y nada más hacían darnos toques para que nos fuéramos a la playa. ¡Qué cago en la leche!, me he dejado toda la comida en el coche… Mi Pacorro se pega una carrera hasta donde lo había dejado, el pobretico está operado de hace cinco días y los puntos le dolieron una barbaridad, pero todo sacrificio es bueno por su padre… Regresó a tiempo con las viandas… Un plátano, tres barritas, un bocadillo y dos geles… Todo a los bolsillos del maillot de manga larga que me pondría en la bici, soy muy friolero… Me restriego el aceite, cojo la bolsa de plástico y me pongo el neopreno, la suerte está echada. Dos gorros, el otro día en la Llana se me heló la cocorota y no quería pasar frío. Mi nene me espera en la playa, tira del neopreno me deja ok. En ese momento me abraza, me da ánimos y desconecto de todo, me meto en mi mundo…¡Y no eran precisamente los de Yupi!. Por megafonía nos llevan de un lado para otro, a la izquierda, al lado de la cinta… Voy sonámbulo donde me indican… He decidido no calentar. Si trago agua, me da frío, tengo un mal comienzo, podría ser catastrófico para la prueba… Espero. Se acerca un compañero que estuvo junto a mí en la salida de Fuente Alamo. ¡Qué cara de susto llevas!, me comenta, ¿dan hoy bocatas en la segunda boya como el otro día?, bromea. Una mueca, que pretendía ser simpática, es lo único que me sale, el hombre se pira para otro lado. Salen las chicas, observo por donde van y como toman la primera boya. Nos dan la salida. Espero que todo el mundo esté en el agua para acercarme a ella. Como no soy el único con “problemas” en esa situación nos encontramos ocho o diez competidores… Me retraigo aún más… Espero que se vayan. El agua me cubre por el pecho y es el momento de lanzarme a nadar o de volver a la playa. Me lanzo. La primera sensación es positiva, el agua está más caliente de lo que esperaba y el neopreno cada vez se ajusta mejor y me mantiene calentito, a buena temperatura. Braceo como puedo y paso unas algas, me estoy poniendo nervioso, pero enseguida recuerdo las palabras de Pepo y me dispongo a disfrutar. Alfonso, mi santa, mis hijos, todo el mundo me decía lo mismo y tuvo que venir el valenciano para que les hiciera caso. Me niego a que la situación pueda conmigo. Mal nado y me pongo un objetivo fácil, asequible. Llegar a la primera boya, allí me plantearé otra cosa. Vi que las chicas se había ido a la derecha y me fui demasiado, me estaba dirigiendo a la de regreso a una que estaba a unos 50 mts. de esa. Corrijo el rumbo. Varias veces me encuentro nadando hacia la costa en vez de hacia Argelia, sigo rectificando. Inexplicablemente llegué a la boya y no tuve la sensación de pánico de otras veces. Me puse un nuevo objetivo, ir a la segunda, la alcanzo con cierta dificultad y me pongo un último reto llegar a la tercera que era la más alejada de tierra. Llegué ahora un poco mejor y comencé el regreso, las siguientes boyas las voy cogiendo sin parar, orientándome como había entrenado en la piscina, ya no hago metros inútiles. Esto está empezando a cambiar… Me adelantan como obuses las chicas, no me molestan, al contrario me sirven de muestra para el rumbo y de ritmo para el nado… Llego a tierra, otro trauma, ¿me quedo aquí, voy a volver a pasar lo de antes?. Un grupo de cinco o seis nadadores entran al agua a dar su segunda vuelta, no me llevan más de treinta metros, pero soy el último. Mi espíritu de competidor despierta, ya no me acuerdo de las olas, ni del mar, ni de nada, sólo quiero cogerlos y pasarlos. Poco a poco les voy recortando. Me oriento de cine y estoy nadando bastante mejor, casi como lo haría en la piscina, paso a uno, paso a otro, choco con un tercero. Le pregunto ¿Tu crees que habrá suficiente espacio en el mar para los dos?. Se disculpa, le digo “¡si no pasa nada!”, es porque somos unos tarugos, mira que trompicarnos con el espacio que hay aquí. El chico quiere seguirme pero no puede. Soy una “sirena” desbocada, estoy de regreso y nado como había soñado tantas veces mientras preparaba la carrera. ¡Coño que ahora estoy disfrutando y no tengo ningunas ganas de salir del agua!. Llego a tierra, mi crío me grita, mis amigos me vitorean, oigo un ¡Vamos Garban!. Me pongo en pie y levanto las manos en señal de victoria, ¡soy el ganador de la prueba!. Mi nene me confirma que hay varios nadadores detrás. ¡qué alegría!. Llego a boxes e intento disfrutar del momento, sin prisa me cambio. Algunos de los que venían detrás me adelantan, no hay problema, ahora viene lo fácil, lo favorable, lo que domino. Una hora quince marca mi crono cuando me acuerdo de pararlo. En mis mejores sueños habría firmado una hora y media. El mar, Neptuno, me ayudó mucho. Era un plato, era un mediteráneo que me habían “creado” para mí.
Me subo a la bici y la primera gran cagada, un milímetro más y me caigo y atropello a un turista. En la cuesta no acierto a meter la cala y la calle que tiene una anchura de 30 mts,. como mínimo, se me hace pequeña. Salgo y las primeras impresiones son decepcionantes. El viento es fuerte de cara y no termino de ir redondo. No quiero quitar el plato grande pero voy a una paupérrima velocidad de 24 km./h. Me mantengo en mis trece. Voy solo, nadie delante y nadie detrás. Creo que me he perdido, pronto me sacan de mi error. Me pasan los primeros con sus máquinas del espacio y ese ruido tan peculiar que hacen las ruedas buenas cuando van deprisa. “Pá mí que algunos no respetaban mucho lo del drafting”, pero esa es su guerra, ellos sabrán… A lo lejos veo un ciclista voy a por él. Cuando me acerco descubro que no lleva dorsal, es un deportista de paseo, lo paso y me resigno. Encuentro a un par o tres de los que me habían adelantado en boxes los paso. Esto está cambiando. Llego a Elche y me avisan que está el avituallamiento y que por ese trozo de carretera se vuela. Efectivamente la cosa cambia radicalmente. En el avituallamiento no acierto a coger el isotónico y lo tiro, a la segunda acierto y después pillo agua. Tengo tres bidones, una botella de agua y dos portabidones, ¿qué hago?. Me paro tiro un bidón de los míos y meto el fresco, el agua al maillot y sigo. En la bici me fue imposible hacerlo, me iba a caer. La suerte a veces es juguetona, me pasa la primera clasificada, va como un tiro, le comento que es una lástima que no pudiera ponerme a su rueda, sonrie y sigue, la dejo. Pienso, puedo ponerme en su estela y no ir a su rueda, aprieto. Cuando creo que estaba a unos diez metros, no quería ser el tramposo el día, me mantengo. ¡Qué alivio!. Llegamos a una velocidad supersónica al final de la primera vuelta, los buenos a casa, los malos al campo a pastorear, me equivoco y me voy tras los buenos. En un momento de lucidez me doy cuenta, esta no es mi ruta, pienso.¡Menos mal que no había hecho más de trescientos metros. Regreso a la rotonda y pregunto a los voluntarios, cojo el camino correcto. Tengo que volver a pasar a un par de corredores que ya había adelantado antes, me preguntan, ¿qué te ha pasado?, ¡qué soy un cebollo!, contesto. Ya voy viendo a más corredores y voy cogiéndolos, no debo de estar haciendo una mala bici, no la mejor, pero no mala del todo. En el polígono industrial paso a otros dos… Se me hace duro el callejeo por Elche, pero es cuando mejor estoy rodando. En una rotonda está mi nenico, me anima, me dice que voy genial, que tire… Regreso después pasar por unas grandes avenidas. Entro en boxes y paro el crono de la bici un buen tiempo, 80 km. 2:35:00. Las voces de mis amigos y de mi nene me atruenan en la cabeza. Sabía que ya nada podría detenerme. En la bici una caída, un pinchazo, te pueden dejar fuera, pero a pie, esa es mi “especialidad”, estaba seguro que sería finisher. Me tomo mi tiempo para cambiarme, no quería nervios, podría correr tan rápido como me propusiera. Ocho o diez corredores estaban cambiándose y todos salieron delante, bromeo con los voluntarios, les pregunto por las cervezas, me dicen que me apure, que todos se me han escapado. ¡No os preocupéis, llegare a meta antes que ellos!. Por fin me lanzo a correr, agua y un poco de isotónico. El comienzo es durillo, camino de tierra con mucho calor. Me cruzo con Manolo Cortizo, lo saludo. Me cruzo con Stani y con Román, me llevan exactamente diez kilómetros. Me alegro por ellos, yo pronto los llevaré. Me pasa Txema como un avión, está fuerte el cabroncete, me saca al menos quince kilómetros. Me paro a orinar, tengo que correr cómodo. Me pasan varios que yo antes había pasado, sin problema, ya los cogeré… Se termina la tontería, voy cogiendo progresivamente a muchos corredores. Me paro a beber en los puestos, me rehago y sigo. Los chicos del síndrome de Down me dan agua, les doy las gracias y ellos con una dulzura extraordinaria me contestan con un “¡de nada!”. Finalizo la primera vuelta y me llevo la desagradable sorpresa de que no se entra directo sino que hay que dar una amplia vuelta por el campus. Comienzo la segunda, saludo de nuevo a mi amigo Manolo López, con él comenzó la aventura de Roth, pero las circunstancias le obligaron a dejarlo, su crío y Santi, su mujer me animan. Han ido hasta Elche, sólo y exclusivamente a animarme. “¡Diez kilómetros, me quedan, Manolo!, le digo al paso. La segunda vuelta es más triste, ya no queda casi gente y voy cogiendo corredores. Un chico del Correcaminos le da un poco de vidilla a la prueba pues nos vamos adelantando mutuamente. Yo le paso y el me adelanta en los avituallamientos. Estoy por decirle algo, pero en esos momentos, la cabeza no tiene oxígeno y temo decir algo que no entienda como broma y le moleste… No le digo nada cuando en la “puta cuesta de la muerte” me adelanta, andando más deprisa que yo… Sube al puente y comienza a correr. “¡Es tontería, te voy a pasar de nuevo!”, pienso. Lo paso, el hombre ha apretado y me cuesta casi todo el puente del mileno el pillarlo. Lo hago. Al llegar a la Universidad, mi hijo pequeño Pablete, que venía de hacer de Juez del triatlón de Cartagena, me anima, Alfonso, mi entrenador me grita, Luisa, me graba en vídeo. Todos gritan y celebran mi llegada. Llego a meta y me abrazo a mi crío el mayor primero y luego al pequeño. Me abrazo a Alfonso, Manolo y a alguno más. Pregunto por Stani, ha terminado, pero ahora está pasando una pequeña crisis tumbado en la hierva, no me acerco a él. No se porqué no lo hice, en esos momentos no estás muy lúcido, sólo quería dos cosas beber algo fresco y recoger mi camiseta de finisher. Stani se recupera y volvemos a casa. Ahora si soy finisher, ahora si he nadado, este día sí fui feliz siendo triatleta…
Pero sigo sin haber visto la “luz blanca”…

Triatlón de Elche: 3000 – 80 – 20 5:51:36

10 Comments:

At 3:09 p. m., Blogger Pedro Mª Campoy said...

Enhorabuena Paco¡¡ a ver si nos pones unas foticos de la gesta. ¿Tienes noticias de la "China"?

Un Abrazo

 
At 3:48 p. m., Anonymous Anónimo said...

Aquí Pabloball, enhorabuena, ahora sí Paco, monstruo, claro que sí y todo es subir y sentirte más cómodo, poco a poco, un abrazo, no sabes lo que me alegro.

 
At 3:55 p. m., Anonymous Anónimo said...

ZORIONAK! FELICIDADES!Tal y como he puesto el otro post, ya había visto que tu y Stani sois finishers, lo próximo ser IMvencibles! La narración es para un telefilme de domingo por la tarde!jeh! jeh!

 
At 4:00 p. m., Blogger stani said...

Pequeña crisis? casi me quedo en el sitio, sino fuera porque Roth me espera de allí no salgo, jajaj. esto está hecho....

 
At 4:46 p. m., Blogger Andreseitor said...

Muy bien!. Así da gusto, disfruntando de todo!.

 
At 8:46 a. m., Anonymous Anónimo said...

Garbancito, he leido tus inquietudes al nado en aguas abiertas en nuestro foro (aguaverde) y en el del atleta. Esto es solo para animarte en cuanto a lo que vas a encontrar en Roth. Allí, aunque el canal es muy ancho, no tendrás una sensación de "agua abierta" como en el mar o en lago. Como habrás visto es un recorrido de ida y vuelta y siempre ves la orilla a tiro de piedra (de hecho en uno de los sentidos cuando vas contracorriente, es mejor ir próximo a la orilla y hasta yo aproveché una línea que veía en el fondo para ir medio recto). Por cierto, viendo en el resumen de abril la cantidad que estás nadando no debieras tener ningún problema. Sigue entrenando así con ganas y te irá todo fenomenal en Roth. Animo.
Toño-aguaverde

 
At 10:07 a. m., Anonymous Anónimo said...

¡Qué máquina, tío!
Qué envidia me da ver las batallas que ganas a base de güebos.
Bueno, ya sois finishers, que esto ya cuenta. Además, de 3k a 3,8k no hay mucha diferencia (los 180k y la maratón no es más que un "enfriamiento activo" para ti, así que ya tienes muchas papeletas a tu favor -sobre todo en la flaca china-).
Oye, he leido tu crónica sobre Fuente Alamo. Muchas gracias, amigo. No sé si lo habríamos pasado muy bien, o bien te habría convencido para que te vinieras conmigo a FA vía Cartagena ¡como así hice con una mala leche de la hostia!
Admiro tu caracter y los logros y satisfacciones que te está aportando (más allá de lo IMposible, casi ná), pero yo, que soy una chica bastante débil, he decidido dedicar otro año a mejorar, y así competir con más confianza y curar la pajamentalitis.
Enhora buena y un fuerte abrazo,
Ramón Doval
p.d.: Por favor, pide al club mi dirección y mándame una foto dedicada ¡MOSTRO!.

 
At 12:52 p. m., Blogger magopepo said...

Enhorabuena Paco. Nuca tuve ninguna duda y, en cuanto tú dejaste de tenerlas, ya ves qué fácil puede resultar todo. Es tan sencillo como creerselo uno, no dudar y tirar adelante, a disfrutar del camino. No de la llegada, no, del camino. Eso, que vale para diferenciar entre entrenos y carrera, vale igual para la propia carrera, llegar a cada boya es ya, en si mismo, un disfrute, más aun, cada brazada, cada metro, lo es.

Un abrazo, campeón. Me descubro ante ti.

 
At 6:13 p. m., Blogger keLermAn said...

Graban eres un crack! Enhorabuena por tu tri en FuenteAlamo!

Saludos!

 
At 9:04 p. m., Blogger capitanbajoca said...

Menos mal que terminaste la carrerita de Elche, pues si con el dinero que me costo el cubierto de la comunión y te comiste unos putos espaguetis, encima vas y no terminas, es que te hincho a ostias.

Un abrazo Chillao (aaaaaaaajjjjjjj)

 

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