Y Probé a ser IMvencible

Triatlon.

lunes, abril 30, 2007



Los milagros no existen, pero estoy dispuesto a sacar lo positivo de la experiencia.
Voy a intentar ver todo con más calma, de forma positiva, con confianza, con tranquilidad, disfrutando de la experiencia… Esta es la conclusión del fin de semana, el Triatlón de Fuente Alamo y la filosofía de mi amigo Pepo me han dado un nuevo impulso, otro punto de vista…
Sabía que iba a ser difícil, pero no tanto… Son las doce de la mañana del sábado. Pepo y familia llegan a casa. Preparamos los pocos detalles que quedaban por hacer. Comemos, estoy de los nervios. Sirvo unos platos de espaguetis que no se los comería ni un regimiento de legionarios… Intento tranquilizarme… Stani llama y nos disponemos a irnos a Fuente Alamo. Los nervios siguen aflorando… Una cola en la autopista nos tiene parados… Llamo al crío que está de juez en la prueba. ¡Qué no llegamos a la T1, a la hora de cierre!. ¡No te preocupes papa, esto es España, todo va con bastante retraso…!. La cola desaparece…¿Qué coño ha provocado el atasco?. Cogemos el dorsal. Saludo a Ginés (el jefe máximo de la organización) le prevengo: " ¡Ponme un tío de la Cruz Roja haciéndome un marcaje a lo “Ovejero”, como me ahogue te la cargas… !"¡Ya me ha advertido tu mujer!, me contesta. No te preocupes, hoy no vas a ahogarte… Recojo el dorsal, el 188. Protesto. "¡Perdón, pero debe de haber un error, me ha puesto con la salida de G.G.E.E. y yo cobro por venir, así que tienes que arreglaro!. La primera impresión de la chica es de nervios, ¡un nuevo problema", debió pensar. Levanta la cabeza y me reconoce, "¡Garban, anda y que te den por dónde amargan los pepinos!. ¡Jolín, con la ilusión que me hacía que Raña me diese un par de cocotazos en la salida. En la puerta de la secretaría, el Juez General, Otalora y Antonio, el delegado técnico se iban para la T2. ¡Cuantos viajes juntos!. Les recuerdo que iré a la cola, que no se vayan de la playa hasta que no salga. El juez general me dice, "No te preocupes he puesto a tu hijo en la barca de juez de natación, ya se cuidará él de que no te ahogues. ¡Pobre Pablete, por culpa de su padre se va a calar!. Nos vamos a la T2. Un montón de conocidos, gente a la que he animado en cada una de las cientos de carreras a las que he ido… Me saludan, Marta, Mabel, Oscar, Angel, Rodri, Ana Cristina y un montón más de gente. Todos saben de mi delicada situación en la "mar serena", me animan, me dicen que el mar está tranquilo, por lo visto todo estaba tranquilo menos yo. Por primera vez en el día me noto algo más relajado. Dejo las zapatillas en la cesta, me oriento para luego dejar la bici… Me doy cuenta que me he olvidado la gorra para correr… Espero que no se me olvide nunca más. Las voluntarias preguntan si necesitamos algo, les digo que sí, que sin darme cuenta he cogido la bici de otro "una paupérrima BH", qué la mía era una de carbono bien cara que por favor me la busquen. No cuela. Subimos la bici de Stani a la baca del coche y nos vamos a Mazarrón. Les prevengo. Mirar el camino por aquí volveremos… Me llama Pepo al móvil, va detrás de mí… “¡Muchacho!, ¿pero has visto que cuesta tiene el puerto este?. ¿Porqué te crees que te he preguntado que desarrollo llevabas?. ¿Es que no sabías lo del puerto?. Le pregunto. ¡Pues no!, me contesta él. Empieza a pensar que la cosa cada minuto se complica un poco más.
Llegamos a Mazarrón, aparcamos y vamos a meter la bici a boxes. Mi crío me “identifica” y me dice: ¡Papa, no puedes meter todo en boxes!, sólo bici y casco. ¡Tó pa fuera, otra vez!. Empiezo a ir de un lado para otro… sin nada que hacer. Me marco y voy a entrar a boxes, esta vez es la juez María la que me dice: “Garban ¿y el gorro?. Otra vez al coche a buscar el dichoso gorrito… Un café. Aún no había tenido valor para ir a ver donde estaban las boyas… Me acerco a la playa… La primera impresión es pensar que no están muy lejos, tiro de memoria y llego a la conclusión de que no es que estén más cerca, es que este año han puesto unas boyas gigantes, están lejos de cojones… De nuevo pienso, ¿qué coño hago yo aquí?, con lo bien que se me dan a mí los maratones y las medias. De nuevo se me descompone el cuerpo…Comienza la sesión fotográfica. Meto barriga, me pongo de puntillas, ambas estrategias son muy buenas para parecer más delgado y algo más alto. Sin embargo la calva desvela mi verdadero estado de forma. Vuelvo a entrar a boxes… Se que algunas veces, "sin darse cuenta", algún compañero le pega una patada a tus cosas y te las manda a tomar por culo para poner las suyas… Un compañero del Tri-oraculo está protestando, ¡Me han puesto tierra en las zapatillas!. Le digo que eso habrá sido algún élite que temerá por su puesto en la clasificación general... A mi alrededor sólo hay amigos, pero nunca se sabe si puede haber habido algún accidente. Todo está en orden…Cojo el material de nadar…Ultimas bromas antes de callar para toda la tarde. Comunico a quien quiera escucharme que los mil euros de premio tienen dueño y que no se esfuercen pues estoy que me salgo... Quien me conoce se ríe, otros me miran con cara de pensar, ¿quién será este alucinao?. Ya no hablo, ya no busco compañía, prefiero estar solo, no concentrado sino acojonado… La bolsa de plástico y el aceite Jhonson hace que el neopreno entre bien. Alfonso, que me ve pálido, se acerca a ayudarme. Mi santa me mira con carita de pena… Paso por delante de una chica que lleva un cartel pegado a la espalda que reza: “Fin de carrera masculina”. Me presento: ¡Hola!, me llamo Garbanzito y vamos a ir hasta Fuente Alamo juntos. ¡No, si yo voy en moto, cerrando la prueba!, me contesta. ¡Pues eso!, le digo, yo seré el último. Se descojonan los cuatro moteros que estaban con ella. Mi zagalico el mayor, se acerca, me dice que no piense, que nade, que no pasará nada, me anima, Gloria también me da ánimos. Me alejo… aún no quiero entrar en el agua, espero que falte algo menos de tiempo, no quiero tragar agua y que antes de comenzar ya tenga el pánico en el cuerpo… Salen las chicas… Es el momento, me tiro al agua, pienso en positivo, parece que esto va mejor que otros días… Caliento poco, pero tampoco necesito más, no hay nada que calentar… Sale la élite, se me reseca la boca, miro las boyas… ¡Dios que lejos estan!!!. Pienso, que soy capaz de hacerlo que todos los días me hago tres mil metros, ¿qué son 750?...Entramos a la cámara de llamadas. Informo a los novatos que en la segunda boya hay un puesto de avituallamiento, bocadillos de bacalao con jarabe de fresa “pá refrescar”, el personal de la parte de atrás, donde el único que tiene tensión soy yo, se ríe de la ocurrencia…En la útlima fila de la salida de un tri siempre estamos gente muy curiosa... Dan la salida… Me retengo, no tengo prisa, buscaré zonas libres… Nado unos metros, me oriento, sigo nadando, toco las piernas de un competidor, me entra pánico… Me paro, intento nadar croll pero es imposible ponerme horizontal, no puedo. Intento braza, pero es igual, estoy paralizado, sin ideas… Nado como los perricos… voy avanzando. Delante de mí un competidor llama a la barca, se sube a ella. Se marcha la barca… Me quiero morir, si se van ahora y a mí me da por ahogarme ¿quién me va a salvar la vida?. Al momento oigo una voz a mi espalda. “¿Está usted bien?, ¿quiere subirse a la moto?. Tanto me debió de cambiar la cara que por fin mi "angel de la guarda" se decidió a hablarme. Ginés había cumplido su palabra, tenía una moto de la Cruz Roja a mi espalda. Como soy un cebollo, lo primero que hago es discutir con el chiquillo. Le contesto "¡Qué no me llames de usted, qué me hace viejo!… El chico se disculpa, ¿Te subes?, me pregunta de nuevo. “No, no me subo. No, no estoy bien, le digo con una mala leche de tres pares de cojones, ¡qué susto me había dao el jodío, por un momento creí que me hablaba dios, cómo no lo veía!, pero no te vayas muy lejos… “No te preocupes”, me contesta… Cada cierto tiempo se alejaban de mí para que no oyera la conversación que mantenían con tierra. Más o menos le venían a decir que me agarraran por los pelos y me sacaran del agua. El chico les decía, que vinieran ellos a sacarme si tenían “güevos” que el viejo del capullo tenía muy mala leche y que le parecía que debajo del gorro tenía pocos pelos. Inexplicablemente para lo poco que hacía por llegar a la boya, esta llegó a mí, en vez de yo a ella. Creía que al nadar paralelo a la costa y no chocar contra las olas podría volver a nadar croll. La gigantesca boya lo que hizo fue acojonarme aún más… Tenía cuatro metros de alta, como mínimo, ¿Cuánta agua habrá debajo?... No hay manera de ponerme a nadar… sigo como un perrico… La segunda boya, igual que la primera por una fuerza divina llega hasta mí, te juro, querido diario, que yo no había hecho nada por llegar a ella. El chico de la Cruz Roja me habla, me dice que falta menos… Por detrás llega otra barca. Mi hijo pequeño estaba de juez del agua y vino tras de mí a animarme, me dice: ¡Papa, yo me tiraría a nadar contigo, pero entonces tendría que descalificarte!, ¡Pues no lo hagas! Contesto. De nuevo mi nenico y el chico de la Cruz Roja, me preguntan: ¿Estás bien?. ¡No!, les contesto. ¿Te sacamos del agua?. ¡Ni os arrimeis!, pero no iros muy lejos… me voy acercando a la costa, intento de nuevo ponerme horizontal, nado un poco, sigo como un perrico, nado otro poco, una y otra vez intentaba hacer pie y dejar de sufrir, no había manera… Quería nadar croll, pues ya intuía que desde la orilla podrían distinguir como me iba acercando y no quería que todo el mundo se diera cuenta que era un manta. El porte y el orgullo no se pierden nunca. ¡Por fin, llego a donde puedo andar!. En meta me esperan los jueces, ¡cuantas tardes juntos en tantas pruebas!, me animan, pero a mí sólo se me escapan unas pocas de lágrimas, no por llegar a tierra, sino porque todo lo que he sufrido en estos diez meses no ha servido de nada. Esta forma de ser tengo que desterrarla, no puedo seguir castigándome por lo que no consigo sino alegrarme por lo que logro y había logrado terminar la natación, veintiséis minutos y veintiocho segundos después de que hubieran dado la salida… Me parece un tiempo extraordinario para lo poco que he hecho por llegar a la orilla. En boxes no quedan bicicletas. En la transición hay un V3M, que se estaba tomando su tiempo para irse y un compañero de equipo que decía que no seguía sufriendo más. Intento convencerlo de que lo peor ya ha pasado, le ofrezco llevarlo a mi rueda. Si hubiera dicho que sí, me habría puesto al ritmo que él hubiera querido, yo ya había fracasado y me hubiera gustado ayudarle… Se niega, me tengo que ir… Antes veo a Mar y a los zagalicos de Pepo, me animan, por su cara adivino que Pepo ha salido bastante mejor que yo del trance… Me pongo un objetivo, cazar a mi amigo… Distingo dos puntos en la ruta, uno comenzando el puerto y el otro a media subida. Aprieto los dientes, rezo porque el primero en pasar fuera Pepo, así conseguiría relajarme. Como no podía ser de otra forma, no era Pepo… El chico iba muy atrancado le digo que suba piñones, dice que como no se suba al cielo a morirse no le queda más para subir que el puerto. Sigo en pos del siguiente, a media subida lo alcanzo. Me dice, “Te estoy viendo desde hace rato y estaba intentando que no me cogieras, pero vas como una moto”… Sabía que eso era incierto, pero se lo agradezco. El hombre llevaba todo el desarrollo metido y le faltaba carretera, no era una compañía adecuada para el llano… Alcanzo la cima y oteo el horizonte en busca de algún corredor, hay uno. Nada más llegar al final del descenso lo alcanzo y el Guardia Civil se viene conmigo… Como viejo que soy, me digo, espero que este guardia sea novatillo y me deje meterme tras la moto… ¡Una leche!, la primera vez que se despista y me meto a su rebufo culebrea y me saca con un pequeño acelerón de la parte de atrás de su moto, ese libro ya se lo había leído el guardia… Se vuelve a dormir en los laureles y de nuevo me meto tras él. Esta vez frena, se pone a mi altura, me mira a la cara, no hizo falta decir ni una palabra, lo entendí perfectamente, no me iba da dejar hacer trampas, lo cierto es que a la postre me alegré, después me hubiese pesado… La larga recta de varios kilómetros de entrada al pueblo, en donde tantas veces había seguido en moto a Raña, Llovet, Ana Burgos, Hall y ver como volaban, me deja adivinar al fondo una sirena de policía. Meto el doce y me acoplo todo lo que soy capaz en la bici, cincuenta y siete por hora en una recta que está en suave bajada… ¡A este lo pillo…!. Conforme me voy acercando distingo los colores del mono de competición, los deseados grises y naranjas de la S.D. Correcaminos, ¡ese si es mi Pepo!. Llega la redonda de entrada a T2, se que no voy a poder pillar, menos de cincuenta metros, marcan el segundo fracaso de la tarde…Le grito: ¡Me cago en la leche, Pepo!. ¿Y tú decías que no andabas en bici?, ¡Me has sacado la hiel para poder cogerte!. Los cincuenta metros de ventaja son suficientes para que mi amigo salga antes que yo a correr… ¡Si no lo pillo ahora me retiro de este empleo!, pienso… Me costó quinientos metros más el alcanzarle. Apreté para que ni se le ocurriese seguirme, si se pega a mí seguro que no me lo quito de encima ni con agua caliente… Intento mantener el ritmo pero es imposible. La natación me había dejado sin moral y la bicicleta me había dejado sin fuerzas, me bajé de ella demasiado tostado… Acabé, saludando y siendo saludado por muchos amigos que me estaban esperando. Llegué a meta y no pude más que romper a llorar, no de alegría sino de impotencia, ¿porqué no me puedo dejar de sentir pánico en el mar?. Mi santa y mi hermano me intentan tranquilizar pero es inútil se que Elche será casi un imposible y me jode enormemente. Poco a poco recupero la calma e intento disfrutar de lo que he conseguido, malamente pero conseguido. Lo pienso mejor y me voy a tomar una cerveza. Se me pasa la congoja al recibir los ánimos y el cariño de mi familia y de mis amigos… Otra vez será. Regresamos a casa, de donde nunca debíamos haber salido…
La semana ya la he contado el las entradas anteriores, querido diario, mañana el resumen del mes… ¿Y el domingo Elche?, ya veremos….
Hasta la próxima, querido diario…





6 Comments:

At 4:09 p. m., Blogger Andreseitor said...

Ostras Garban!!! Pero si has ido y has acabado, cosa que otros (yo mismo por ejemplo) "entoavía" tenemos guevos para hacerlo.
Si te sirve de consuelo, dos años llevo desde que decidí aprender a nadar y siguo con los mismos tiempos que en el primer triatlon que hice :(
Salu2!

 
At 7:30 p. m., Anonymous Anónimo said...

Paco no te obsesiones con el mar. Nada y punto. Nada como lo haces en la piscina, sin pensar que te va a pasar algo, nada como sabes, relájate y no pienses en nada más. No anticipes tu miedo. Que te puede pasar? Que te bloquees y no puedas seguir nadando? Pues te subes a una barca y punto, eso sería lo peor que te puede pasar, así que déjate de miedos y échale cojones a la cosa que eso lo tienes chupao. Venga tío que has sufrido mucho todo el año, como para ahora dejarte llevar por esos miedos. Tú puedes y lo sabes. Venga saludos y ya hablamos.
Fran.

 
At 10:32 a. m., Blogger capitanbajoca said...

Ya lo dije yo y algún iluminado del cielo, "lo mas triste de ir al cementerio es no poder salir" pero tu mientras vas y vienes te entretienes, asín que no hay de que preocuparse, ya se dice y es una gran verdad "De cada 10 personas que ven la tele, la mitad son 5" Les Luthiers.
Un abrazo.

 
At 7:36 a. m., Anonymous Anónimo said...

muy bien!me alegro de poder volverte a leer!eso significa que sobreviviste! tranquilo en Roth le ganas a Estani fijo!jeh!jeh!

 
At 2:19 p. m., Blogger stani said...

giputxi! mientras yo también llegue a la meta te puedo asegurar que me alegraré un guevo, le tengo tanto miendo a la maratón que sólo tengo pensamiento para ella, jajaj
Capitan, no hagas esos comentarios que me dejas pensando dos días,jajaj

 
At 2:45 a. m., Blogger Kevin "lotioplanxa" said...

lo siento...

lo siento por haberme reído tanto leyendo tu crónica de Fuente-Álamo sabiendo lo mal que lo debiste pasar, pero es que me lo has dejado...
Nadar en el mar no es fácil, aprende a convivir con las dificultades, y con paciencia las irás superando. No subiéndote a la moto es un ejemplo de una batalla ganada

 

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