Y Probé a ser IMvencible

Triatlon.

lunes, abril 23, 2007










¿Y qué quieres que te cuente, querido diario?.
Para que esto quede tan liado como lo estoy yo ahora mismo relataré lo sucedido esta semana a saltos. Comenzaremos por el sábado.
El día comienza muy temprano. Tengo un constipado más de dos meses, seguro que a la vejez es alergia, estoy tomando unas pastillas que me ha recetado el médico de familia. No es que sea tan rico que mi familia tenga un médico, es como ahora con la modernidad y el progreso se llama al médico de cabecera de toda la vida, ese de la seguridad social que cuando eras pequeño siempre te regalaba un palito que antes te metía en la boca. Dice que es rinitis, o algo parecido es su nombre. El caso es que se me “atranca” la nariz y no puedo respirar. Por la noche es agobiante, la boca se seca de tanto respirar por ella… En mi juventud me hice un “yonki” del Utabón y demás gotas para la nariz y ahora no quiero caer en el mismo error. Llevo muchos días sin descansar apenas. El sábado, aprovechando que no podía dormir, a las tres de la mañana estaba decidiendo que neopreno ponerme. El Aquaman, va como un guante, pero dice mi hijo que me está algo grande. El Ironman me va bien pero me aprieta en los hombros… Sobre las cinco de la mañana decido utilizar el segundo, prefiero cansarme físicamente que helarme porque me entre agua y encima llevar el neopreno cargado como una mochila. A la postre, será la única decisión buena que tomé ese día. El neopreno funcionó perfectamente A las seis y media me levanto, desayuno y sobre las siete y media salgo dirección a Santa Pola. En el cruce está Stani con Mariló. Tras los transportes necesarios, preparamos las cosas para comenzar la prueba. Lo primero que vemos son unos “pepinos” en los boxes “pá quedarnos paralizaos”. Nuestros lustrosos hierros no pegaban nada de nada en aquel sitio, estaban fuera de lugar. Tantos años con mis zagalicos, me dan la seguridad de que, al menos, esto lo estaría haciendo bien. La bolsa de plástico para meter las paticas y bracicos. Aceite para niños Jhonson para el cuerpo y que no me roce el neopreno. Nos explican el recorrido. La primera boya está a unos doscientos metros, llegar a ella va por cuenta de cada uno. Después tres más cada quinientos metros. Me asaltan las primeras dudas. ¿Las orejas se llevan por dentro o por fuera del gorrito?. Entramos al agua, se me hielan los tobillos. Es el momento de recordar que yo a la playa a lo único que había ido en mi vida es a tomarme unas cervecicas en los chiringos de la orilla. Un pis y casi llego a la boya. Nado un poco. Todos los nervios del mundo que no había tenido hasta entonces aparecieron en un momento. Grito que le digan a mi santa por si no regreso a la orilla que ¡la quiero! Y que les digan a mis hijos que cuiden de ella Suena el silbato y mis compañeros salen en estampida. Me preparo y empiezo a nadar. Creo que el neopreno me va a ahogar, el pecho está comprimido y no puedo respirar, pego un gran trago de agua. Me entra un “ataque de nervios” como sólo había visto a algunas personas en momentos de muchísima tensión. Creo que me voy a ahogar. Nado y paro cada unos cuantos segundos. Creo que no avanzo hasta la boya. Me paro me oriento, no veo ninguna boya… Esto no es para mí. Creo firmemente que me voy a ahogar, nado hacia la orilla e intento ganarla. Estos momentos que se narran en tres líneas pasaron para mí como largas horas de angustia. La tranquilidad que me da el saber que ya no iba a sufrir más, hace que el pánico se vaya atenuando… Cuando me incorporo, cerca de la orilla y comienzo a salir, pienso, si me salgo ahora nunca más volveré a meterme en el agua. Desde la orilla me seguían con unos prismáticos, se hacían apuestas, esto lo supe luego, unos decía que abandonaba, Alfonso decía que no, que estaba pensando… Lo cierto es que salía con la firme voluntad de no volver nunca más a nadar… De pronto pensé en mi Santa, ¿cómo le digo que no voy a Alemania?, ya tengo todo pagado, ¿cómo le digo que ya no necesito la bici?, porque nunca llegaré a tiempo de cogerla en Alemania… Aterrado por la visión del momento que tendría que pasar, miré el mar, volví a pensar en mi santa y decidí que prefería el mar, así que me di media vuelta y de nuevo regresé a la tarea de nadar… Al principio estuve un rato nadando dirección al horizonte y regreso a la playa, pasaron unos minutos, pensé que eso sería suficiente entrenamiento de “adaptación al medio”, eso sería todo lo que haría esa mañana. Gané confianza y decidí que esto no podría quedar de esa manera, me dirigí hacia donde intuía que estaría la siguiente boya… Nadé largo rato, ya la cosa había cambiado radicalmente. No quería alejarme de la costa, así que como la costa estaba en curva me iba desviando progresivamente del lugar donde creía que estaba la siguiente señal. No veía ninguna. Llego a un espigón donde había varios pescadores con sus cañas. En un alarde de inteligencia me acerco y pregunto: -“¿Han visto pasar por aquí a un grupo de nadadores?”. El tío que estaba más cerca que contestó gentilmente: -¡Me cago en tós tus muertos!. ¡Vete de aquí que nos estás espantando la pesquera!. Con gran gallardía le contesto, -“No crea que le espanto ninguna, yo llevo un buen rato por aquí y aún no he visto ni un pez…” Salgo escopeteado del lugar… Creía firmemente que la boya aún estaba delante de mí en dirección a la casa con un pino que nos habían dado los organizadores como referencia… Sigo nadando como Colón, buscando la India, por un lugar por donde no estaba... A todo esto al nadar y llevar la mano hasta la cadera salía una espumita blanca de ese sitio, pensé. “¡Copón, llevo un anzuelo con el sedal enganchado en el neopreno!. De nuevo los nervios me estaban jugando una mala pasada, sólo eran las burbujas que provocaban mis manos al nadar. Al fondo veo una boya, supongo que esa sería, me dirijo hacia ella, ¡Joder, que mal me oriento!, me he desviado un montón…. Vuelvo a ir hacia ella, ¿es que no voy a ser capaz de acertar con la dirección correcta?, estoy como cuando uno quiere enebrar una aguja, paso rozando el ojal pero no atino… Persiguiendo la dichosa boya llego casi a la orilla, junto a la casa con el pino. Quería firmemente dar la vuelta en la última boya, no quería regresar fracasado, necesitaba la certeza de que era capaz de nadar tres mil metros y a esa altura de la película no me iba a permitir tener que mentir cuando me preguntaran donde dí la vuelta. Me daba igual todo, solo quería dar la vuelta en la última boya. Ganas me dan de salir y llamar a la puerta para que los vecinos de la casa pudieran, posteriormente, certificar mi estancia allí. A todo esto se levanta la boya y resulta que estoy no se cuanto tiempo persiguiendo a un buzo… Una vez que he llegado hasta “la pareta”, pues estaba justo en la orilla, como en la piscina, sólo queda regresar. Piano, piano tomo la dirección al club náutico. Ahora es más fácil el club es grande y se que sólo tengo que orientarme de vez en cuando. Cuando llevo un buen rato, veo una boya, luego otra, luego otra, luego una cuarta y se que he llegado. Esto lo resumo muy rápido. Ya el mar para mí no tenía secretos, sólo mis pensamientos interrumpían mis brazadas, de las que supongo no daría ni una buena… Llegaría aunque me costara la vida en el intento… Me sorprendió que físicamente estaba muy entero, más que duro físicamente fue muy duro psicológicamente, la adaptación al mar es difícil y siniestra para los que no estamos acostumbrados. Al levantarme junto a la orilla, aparecieron las siluetas de Alfonso y algún chico más de Santa Pola que estaban barajando la posibilidad de llamar a la Guardia Civil y a la Cruz Roja. Fui devuelto a la orilla como la ballena devolvió a Jonás. Me cuentan que me buscaron con una moto por toda la orilla de la playa. Preguntaron a los pescadores si habían visto pasar a un tío nadando y ellos le respondieron que pasé hacía tanto rato que seguramente ya estaría a la altura de Guardamar… De regreso ya me tenían controlado desde bastante tiempo atrás y ya estaban más tranquilos… Un compañero, me comentó que lo había acojonado pues antes de la salida dije que le dijeran a mi santa ¡Qué la quería con locura! Y que encargaran a mis hijos que cuidaran de ella… El hombre se lo tomó literal… Ya con las bromas comenté que mi intención era batir el record del mundo de apnea, había respirado una vez a la entrada y de nuevo a la salida… También comenté que como no puedo veranear en la playa me había tomado mi tiempo para disfrutar de ésta todo lo posible… Salí del agua dos horas veinte minutos después de haber dado la salida. Hoy en el google he medido las referencias y sin contar las idas y venidas, en línea recta nadé aproximadamente cuatro mil seiscientos metros… ¿Y qué queréis que os cuente?. ¡Todo un espectáculo!.
Ahora tenía que hacer 80 km. en bici… Alfonso, con mucha mano izquierda, me dice que haga un ratico y que luego vuelva, que busque de regreso al grupo… Herido en mi amor propio me empecino en hacer los 80 km. ¡qué ellos vayan donde quieran, qué yo ya volveré!. Cojo la bici y me lanzo a la carretera… El viento en contra pronto va enfriando mi cólera… Comienzo a razonar por primera vez en toda la mañana… Ya les he dado el almuerzo, ¿les voy a joder también la comida?. Llego a Crevillente, el cuentakilómetros marca veinticinco. Recupero la cordura, me vuelvo. Con cincuenta kilómetros, ya vale y así no tienen que esperarme. Seguro que me tomaron mal el tiempo de la bici, la hice bastante más rápido de lo que me marcan los apuntes finales de mi entrenador… Hago la segundo transición y me voy a correr, siete kilómetros y unos pocos metros, voy totalmente desmotivado. Me paso la indicación donde tengo que dar la vuelta y regresar… Los compañeros que van tras de mí me gritan: -“¡Garban, regresa!”. –“¡Coño, dejadme, qué voy a mear!”, contesto… Ya nadie se fiaba de mí…
Llego de nuevo a meta, hago un buen tiempo teniendo en cuenta que no llevaba ninguna motivación y la parada técnica… Al llegar, “¡levanto mi malla, por mí y por todos mis compañeros!. Al final no les doy la comida, he llegado a tiempo, aún quedan los que tienen que correr la media maratón…
Me ducho y me marcho a lo que mejor se me da, el alterne. En un bar cercano nos damos una mano de quintos, cosa que anima a cualquiera.
La comida estuvo muy bien. Frente a mí estuvo Mónica Pellejero, muy simpática. La tuvimos un poco cohibida pues con lo rabaleros que somos, la chica estaría pensando, ¡dios!, ¡dónde me he metido!. A un lado estaban Toni y frente a él su hermana Pilar y su marido, los compañeros que coincidimos camino de la media maratón de Elche. En el menú iban incluidos unos pececillos fritos que me negué a catar. Seguro que si eran tan frescos como decía el proveedor algunos me habrían hecho por la mañana compañía en el agua y uno a sus amigos no se los come, por buenos que estén.
Felicité con gran elocuencia al diseñador y marcador del circuito en bici, pues llegué hasta donde quise sin problema alguno. Estaba perfectamente señalizado. Me quejé airadamente al “diseñador” del segmento de natación. Las boyas tamaño lentejas que había puesto eran imposibles de avistar por un miope como yo… Además, doy fe, que la última tenía vida propia, se iba al lugar que le apetecía. Fue un día muy bien organizado y en el que unos disfrutaron más que otros, pero la verdad es que hubo algún que otro momento en que pensé que no llegaría a la comida, ni a ninguna otra más…
Le expliqué a mi santa lo acontecido, me sentó en su regazo como hacía con sus nenicos, cuando se dejaban porque eran pequeños y me acarició el hocico y me pasó la mano por el lomo, así arrullándome y susurrándome al oído, “¡no te preocupes mi nenico!, lo conseguirás muy pronto… me dormí como los niños, esperando que los problemas se solucionen solos…
El domingo no tenía intención de salir a hacer los 100 km. con tres puertos que me marcaba el plan. ¿Para qué quiero montar en bicicleta si se que no saldré antes de las dos horas diez minutos que marca el reglamento en Roth?. No quería dejar tirado a Stani, así que sin muchas ganas aparecí a la hora convenida. El día estaba encapotado, pero tantos días están igual y al final no llueve, no llevaba el chubasquero, Stani, sí. El plan era subir el Cabezo de la Plata y luego llegar hasta Abanilla y subir El Partior. Ibamos bien. El día anterior pasó más factura a Stani, pues el si disputó la bici que a mí que lo único que hice fue terminar como pude. De todas formas el huertano de la leche se me iba un poco en las rampas más duras, pero no mucho. En el asfalto marca cuatro kilómetros para el puerto de montaña y se cumple “la ley”. Si ha de llover este par de desgraciaos estarán en la carretera. Nos llovió la del pulpo, “Agua para todos”, sobre todo para nosotros dos. Dudamos entre coronar o regresar en ese mismo momento. Como ya estábamos calados decidimos continuar. El puerto es duro, no es espectacular, pero si es duro. A la vuelta con el freno apretado al máximo no había forma de frenar la bici. Helados de frío y jugándonos el físico en el descenso, decidimos regresar a casa, no merecía la pena arriesgarnos a un accidente. Tampoco merecía la pena coger un resfriado y estar enfermo una semana si nos íbamos en busca del segundo puerto del día. Por si acaso nos hubiera hecho falta una “señal divina”, Stani pinchó y cuando cambió la cámara se volvió a pinchar, sólo me quedaba un repuesto a mí y era señal inequívoca de que si no puede ser, no puede ser y todo lo demás es imposible. Llamó a su padre para que fuera a recogerlo, estábamos a unos diez kilómetros de casa. Lo dejo esperando y yo me voy camino de casa. Sesenta kilómetros y un solo puerto. Helado, desmotivado, hecho un vendo… Tenía todo el domingo para pensar y decidir que iba a hacer en el futuro.
Esta mañana me he levantado sin haber decidido nada. Las noches son muy oscuras y se toman decisiones más pasionales que racionales… Me fui a nadar, ni he contado los metros que he hecho. Cincuenta minutos, estaba de dios que tampoco pudiera hacer lo que tenía que hacer, cuando todo va mal, la cosa no puede más que empeorar… Al principio estaba muy torpe, me he pegado unos tragos, he perdido la brazada, me he golpeado varias veces contra la corchera… Poco a poco he ido cogiendo ritmo y confianza. Decido que puedo tener una oportunidad en Alemania, si el canal no es muy ancho y no tengo mucho sitio por donde perderme… Supongo que por torpe que sea la pareta lateral no debe estar muy lejos y sólo podré desviarme hasta allí…¡digo…!.
Lo lamento por el espectáculo que voy a dar en Fuente Alamo, que se pasará pues sólo son 750 mts. pero a los organizadores de Elche, no les arriendo las ganancias. Les voy a dar el día, si es que consigo dar las dos vueltas al triángulo. La hipotenusa de 700 mts. son muchos metros para perderme, espero que haya alguna boyica cada ciertos metros, que me anime a alcanzar la otra…
El martes pasado tenía que hacer farlek. Elegí la orilla del río. Una hora y cuarto. Una hora 3´/3´ con el Capitán Bajoca, antes ya había hecho yo quince minutos. Luego un rodaje de quince minutos. Desde el otro día con las series no tengo buenas sensaciones, me pareció que no iba tan fácil como antes. No se creo que el cambio de estación no sólo me afecta físicamente sino también anímicamente. Diecinueve kilómetros salieron, dieciséis de farlek y tres de rodaje. Por la mañana una hora de natación, dos mil trescientos metros, el martes me parecieron estupendos, hoy ya se que son una mierdecica, pero entonces me animaron mucho.
El miércoles media hora de natación, mi trabajo me está absorbiendo y cuando hay que currar, pues se curra, mil metros. Luego una clase de spinning de una hora y cuarto. Estuvo bien, no es precisamente el mismo ejercicio que en la bici pero algo de transferencia debe de haber.
El jueves dos mil ciento cincuenta metros en una hora de natación. A toro pasado diré que estaba muy contento con los resultados pero ahora ya no puedo estar tan seguro. Lo cierto es que la piscina es una cosa y el mar es otra. No es lo mismo hacer 100 veces 25 metros que hacer mil quinientos metros de seguido y regresar. El control del tiempo y el espacio no es el mismo, no existe una transferencia espacial aunque si la haya física.
A las cinco por Los Cuadros veinticinco kilómetros en dos horas. No estuvo mal, no encuentro la zancada que tenía antes o al menos esas sensaciones percibía en cuanto a mi forma de correr. Voy algo más forzado y el sábado lo pude comprobar, no iba mal pero no iba fácil.
El viernes por la mañana dos mil metros en una hora y me fui a esperar el momento de hacer el “B” clandestino de Santa Pola…
Ahora mismo pienso que aún tengo una oportunidad de ser finisher, aunque se seguro que lo de Fuente Alamo y sobre todo Elche va a ser muy humillante para mí, dudo que sobre todo el segundo pueda salir del agua habiendo finalizado los tres mil metros, igual me tengo que volver antes, pero creo que a nivel físico puedo tener un punto de chance en Alemania. Un canal es más parecido a una piscina que el mar, salado, con olas y con mucho miedo por mi parte…
Este sábado Fuente Alamo. ¡Sabes que no me conoce gente!. Se que algunos se alegrarán de mi fracaso, me jode darles esa alegría, pero los hombres nos vestimos por los pies, ante los malos momentos también hay dar la cara, a los que me aprecian que sepan que aunque pierda estos dos partidos que vienen me dejaré la vida en ganar el último…
Entristecido al ver que tanto trabajo no ha dado el resultado esperado y no porque estuviera mal planificado sino porque el nivel de comienzo era excesivamente bajo para lo alto que se quería llegar, querido diario, seguiré contándote mis penas… Y espero que también algunas alegrías…
Lo de la natación fue de chiste aunque para mí fuera una putada, pero mira que no encontrar las boyas… Y es que no tenía el dominio espacial de 1.500 mts. en el mar… A los pescadores que les espanté la pesquera, pedirle disculpas y a todos los que se preocuparon por mí darles las gracias…
Hasta el lunes, querido diario.

10 Comments:

At 7:55 p. m., Blogger XARLI said...

Amigo Garban... tranquilo y ánimo. Seguro que superas la primera prueba en Roth sin mayores problemas. Estos temores e inseguridades son como la típica ansiedad tan propia de las féminas -espero que no me lean muchas porque puede peligrar mi integridad física-, sean de la raza que sean y cuenten con los años que cuenten. Siempre habrá honrosas excepciones, pero chico... eso demuestra que estás dotado de la sensibilidad propia también de ese peculiar género que tantos problemas y alegrías nos da (je-je). ¡Ah, y no te imagines a mí diciéndote esto moviendo así los brazos como Boris Izaguirre, que yo no me depilo.
Por si te sirve de algo, yo, que cuando me quito las gafas veo menos que Rompetechos con una capucha negra, hice una travesía de 2 Kms. a mar abierto y no tuvieron que ir a rescatarme los vigilantes de la playa (si hubiera habido vigilantas lo mismo me pierdo a casico hecho).
Lo dicho, camarada, ¡ánimo y a deslumbrar a los germanos! (si te quedan dudas mete en el equipaje una linterna y con eso no fallas, je-je).

 
At 10:03 p. m., Blogger stani said...

Me cago en la puta de oros! el problema no está en los pies ni en las manos, sino en lo que tienes dentro de ese cabezón...Recuerda que eres el último legionario... olé.

 
At 7:58 a. m., Anonymous Anónimo said...

El problema son las orejas, y SIEMPRE POR DENTRO DEL GORRO!!! se lo dices a Stani que tb las lleva fuera. Para el segmento de natación lo mejor es pillar un grupo de tu ritmo y ni pensar, tu le sigues al de delante y si va mal, pues todos perdidos, pero mentalmente vas de lo mas tranquilo! saludos y ánimo

 
At 8:35 a. m., Blogger Andreseitor said...

Ánimo Garban, y seguro que en Fte Alamo te sale todo bien. Lástima que no pueda ir a verte!!!.

 
At 6:03 p. m., Blogger stani said...

giputxi! por qué lo de las orejas por dentro, yo la verdad que voy más cómodo así, y en cuanto al grupo, eramos muy pocos, unos 30 por lo que en un momento me quedé sólo,lo que sí es cierto que garban es igual de guapo con las orejas dentro y fuera, jajaja.

 
At 1:09 a. m., Anonymous Anónimo said...

Hola, soy Mónica Pellejero, muchas gracias por hacerme pasar una comida con tantas risas, jeje. La verdad es que a pesar un día duro, lo pasé fenomenal y aunque no os conozco demasiado, o nada, me hicisteis sentir como en casa... Solo darte animos para tus futuras experiencias natatorias y creeme, que dos horas y pico metidos en el neopreno y en el agua fría, no lo aguanta todo el mundo!!! Ala, nos vemos en Fuente Álamo !!

 
At 11:39 p. m., Blogger stani said...

Hola Monica, soy stani, eso de nadar tan rápido no puede ser bueno para el cuerpo verdad? jajajaj. por cierto tengo una foto tuya saliendo del agua, ojo! con neopreno, si quieres que te la envíe, deja por aquí tú correo. un saludo.

 
At 11:41 p. m., Blogger stani said...

Por cierto, hoy garban ha dado un cambio radical a su entrenamiento sobre el agua. En los 20 minutos del desayuno,se va al mar a nadar 1 hora 30´joder y le da tiempo, este hombre es un lince, jajja.

 
At 12:00 a. m., Anonymous Anónimo said...

"Lo que no te mata te hace mas fuerte".
Pensar de esta manera me ayuda y espero que a ti tambien.
Para las personas que se alegran de tus fracasos...solo pueden estar movidas por la envidia que les das, te has marcado un objetivo y cada vez estas mas cerca de conseguirlo.
Hay que ser muy fuerte sicologicamente para aguantar los entrenamientos de larga distacia,y tu lo estas demostrando.
MUCHO ANIMO Y ADELANTE!!!!!!!

 
At 9:00 a. m., Blogger pabloball said...

Paquico eres un monstruo, últimamente solo te leo a ti y a Pepo, envidia os tengo jué, si las circunstancias me dejan (que no em dejarán) cambio de casa, limpieza y traslado, quiero ir a Fuente Alamo a veros y animaros y a recoger el pozal de baba que se me va a caer cuando os vea correr.

Un abrazo, cabrones.

 

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