¡Ya hemos alquilado el coche!. ¡Ya tengo una maleta!
El martes amaneció como siempre, después de que anocheciera el lunes. Es lo malo y a la vez lo bueno de esto de preparar una prueba como esta. Al principio todo es nuevo, todo es diferente, más tarde se vuelve monótono como los amores mal queridos, no los dejas pero tampoco te llenan el alma.
Ahora martes y jueves he subido el volumen del entrenamiento de natación, lo de entrenamiento es por ponerle un nombre que suene a algo positivo. Más bien es el tirarme al algua y contar una pared, dos paredes, tres paredes, así hasta que llego a ochenta paredes, total dos mil metros seguros y 2.300 probables pues mi imaginación me juega terribles pasadas. Sueño con llegar a la meta de Roth y hacer un tiempo estratosférico o llegar y tener fuerzas para irme a tomar cervezas… Este segundo pensamiento es quizás el que más me motiva. Sabré si he ido suficientemente preparado si cuando finalice me quedan fuerzas, que ganas seguro que sí, para irme a beber cervezas con mis amigos y a cenar como un señor… Entre sueño y sueño pierdo la cuenta y de nuevo a elucubrar por donde iba… Creo que eran veinticinco paretas, bueno para que no haya dudas diré que veintitrés y seguiremos desde ahí… Cuando salgo del agua entre la falta de concentración y demás me he bebido 1500 litros de agua y he tirado los azulejos azules que delimitan donde poner los pies en la salida de espaldas en la pared, de tanto darle con la calva. Los lunes, miércoles y viernes hago toda la rutina que puedo de la que me pone el plan, pero es que necesitaría toda la mañana para terminarla y normalmente cuando voy por los 2.700 mts. me tengo que ir a trabajar.
Tengo otro hermano, distinto del Capitán Bajoca… Este va a nadar por las mañanas a la misma piscina que yo. Cuando coincidimos en algún sitio me pregunta… ¿te has fijado en la rubia del bañador rosa… y la chica del bikini negro…?. ¡Qué desastre, ni para eso me dan las fuerzas en el agua!. Mi devenir en la piscina es una vida triste de un triste escribiente… ¡Ni me fijo en ná, ni ná me llama la atención!. Sólo el llegar a ochenta paretas me reconforta y me devuelve la alegría de vivir…
El martes tocaban cuatro series de tres mil. Stani, el Capitán Bajoca y yo nos dispusimos a comenzar a hacerlas. Tiré la primera y la segunda y las clavamos en 12:30. La tercera, por aquello del destino, se me puso un poco cuesta arriba y en los últimos mil doscientos metros tiró “El Bajoca”. Los del lugar, tenemos una peña de “mirones” importante en la pista, dicen que llevaba la cara trasmutada. La poca confianza de mi hermano hizo que supusiera que no iba a poder recuperar los cinco segundos que llevaba de pérdida en los metros que me quedaban. Al final salió un par de segundos más rápida… La cuarta la clavé hasta que faltaba un ochocientos. En el último doscientos anterior, lo cronometro cada doscientos metros, había perdido un mísero segundo. Al hacerme notar “la pérdida” Stani, le contesto que “ya daba igual para lo que faltaba” y “El Bajoca” creyendo que era la última vuelta, faltaban dos, se pegón un sprint que lo dejó sin fuerzas ni para arrancar el coche. Fue muy divertido cuando seguimos corriendo y el se quedó parado y tuvo que volver a arrancar. Entendió mal mi comentario de que “ya daba igual”. Yo me refería a que siendo la última serie y lo que quedaba pues que lo recuperaríamos en el sprint final y el entendió que ya llegábamos a meta… Total que acabamos en 12:19 y muertos de risa, cuando pudimos dar el habla…
El miércoles tuve que arreglar la valla de la casa que el viento había tirado el otro día y salí tarde a correr. Una hora por Los Cuadros. Hacía un tiempo fantástico para trotar. Noté el cansancio, las piernas no respondían como habitualmente. No me había recuperado tan fácilmente como semanas atrás lo hacía. El jueves dos horas también por Los Cuadros. No vi a nadie por aquellos lares. Se hace un poco duro el correr cuando vas cansado. La semana anterior no descansé el viernes, lo hice el jueves y tantos días seguidos dándole caña al cuerpo se nota. Si no fuera un obseso… del entrenamiento, que de lo demás me estoy quitando… debería haber descansado. Gracias a dios la tarde del viernes fue de “libertad”, vigilada, pero de libertad. Creí que mi santa se arrancaría y me llevaría de cena y tal pero no fue así… “La China”, está haciendo mucho daño al “microclima” de la casa y no está la fiesta para muchas alegrías… Bajé a Murcia a dejar las túnicas del Domingo de Resurrección a mis compañeros de paso… Este año mis zagalicos saldrán en “primera división” y no pueden estar en todos los frentes, hay que reservarse para las grandes ocasiones…
El sábado “sólo” tenía que hacer setenta y cinco minutos de carrera a pie. Cuando el entrenamiento no es de más de dos horas ya me parece que pone “descanso” en el plan. Estoy perdiendo la capacidad de relativizar las cosas… Ya digo: “Dieciesiete kilómetros igual a descanso”. Los Cuadros estaban más animados que de costumbre. El clima favorece la aparición de ciclistas de ocasión y beteteros que sólo hacen seis meses del año su deporte preferido… Tras lidiar con ciclistas y perricos sin dueño cercano, porque dueño tienen los jodíos, pero están bien lejos de sus chuchos regresé a casa.
El domingo teníamos otra “muesca” para el revolver. Ciento ochenta kilómetros que me asustaban, ya no porque físicamente fuera un problema, que también, sino porque psicológicamente, cada vez me doy más cuenta, que es la verdadera dificultad. Por darle un aliciente a la etapa la diseñé de la siguiente manera. Iríamos directos a Elche. De esta manera sabríamos cuanta distancia hay exacta y cuanto tiempo aproximadamente podríamos ocupar para el próximo domingo. Este día iremos a Elx en bici, la dejaré en el coche de mi hermano y luego correremos la media maratón ilicitana. De allí iríamos a Arenales del Sol. De ese “barrio” sale el doble olímpico de Elche. Inspeccionaríamos el recorrido y veríamos la playa. A la vuelta volveríamos por el camino más largo, por Dolores, San Fulgencio, Algorfa, etc… Si nos faltara algún kilómetro lo haríamos por las cercanías de casa, calculé que seguramente serían unos quince.
A las ocho Stani, Román y yo, el trío de “alemanes” saldríamos en dirección Alicante por Orihuela. Puntuales como británicos partimos, encontrándonos en primer lugar con la subida al túnel de Orihuela. En el Román nos dejó subiendo y le reprochamos, en broma, claro, su actitud. Le dijimos: ¡Guarda las fuerzas para luego, chavalote!. Aquello fue premonitorio. El viento nos ayudaba grandemente pues se había quedado durmiendo esa mañana. Tiré prácticamente hasta Elche con un ritmo bastante por encima de los 32 kilómetros hora. Stani de vez en cuando se acercaba para decirme que si es que hoy era fiesta, que me relajara… Sabiendo que a la vuelta pudiera levantarse el vendaval que anunciaba la tele, les decía que todo lo que lleváramos era algo que después no había que hacer. El Crevillente nos encontramos con Jesús Carrillo, nuestro jefe de filas del C.C. Siyasa. Departimos unos pocos minutos con él sobre la carrera que iba a disputar y sobre nuestra intención de hacer ciento ochenta kilómetros sin llorar ni pedir ayuda a nuestras mujeres… Seguimos nuestra ruta. Al llegar a Elche, Román tomó el mando de las operaciones pues él estudia allí y nos indicó como llegar a la salida de la carrera en bici. De allí nos condujo a Arenales del Sol. ¡Qué playa más bonica!. ¡La mar como un plato!. Tras intentar llamar a un notario que tomara fe del tiempo que tardábamos en nadar 3000 mts. allí, seguro que el día de la prueba el mar no está tan bueno como el domingo y no conseguir que ninguno se aviniera a hacerlo a un precio módico comenzamos el regreso. Stani quiso probarse y el viento se levantó ligeramente entonces. Román sufría como un perro y al llegar a Elche decide coger la directa para casa pues iba muy justo y aún faltaba mucho por recorrer. Con la moral decaía por la pérdida de un compañero continuamos hacia Dolores. En un momento dado la Guardia Civil nos para… ¡No será por exceso de velocidad…!. Una carrera ciclista, de ciclistas de verdad, se aproximaba al pueblo. El guripa no se fía de nosotros y se quedó en la moto mirándonos hasta que nos bajamos de las bicis y sacamos “la merienda”, le pregunté: ¿Usted cree que esos ciclistas andan más que nosotros, señor agente?. Me miró con cara de poker y una vez convencido de que con la tripa llena no saldríamos a ningún sitio salío a buscar a otro a quien parar. De allí en adelante se nos pegaron dos “señores” de edad avanzada e indefinida que con un sobrepeso evidente no había forma de dejar de rueda, no porque nos faltaran fuerzas, sino porque aún nos quedaban setenta u ochenta kilómetros por recorrer y no era plan de tirarlas para quitarnos a esos dos “chupasangres”. Así que con una dignidad de auténticos reyes nos hicimos a un lado gritando para que lo oyesen claramente…. ¡Nos paramos a mear, nos paramos a mear!. Evidentemente en el siguiente pueblo ellos se daban la vuelta para no ser cazados, de nuevo, por nosotros. En la recta final de la etapa Stani tuvo que coger los mandos de las operaciones, pues yo aunque no iba pinchado, empezaba a notar los esfuerzos del día y no quería quedarme sin fuerzas para subir la jodía cuesta de tres kilómetros setecientos metros que hay para llegar a mi puñetera casa… En Zeneta tuvimos la conciencia que si tomábamos directos a casa nos faltarían quince kilómetros para cumplir las órdenes de nuestro señor entrenador. Paramos en la gasolinera, compramos agua y a Stani le dio un pequeño mareo. Como es de hierro y encima de Monteagudo no le dió la menor importancia y enseguida seguimos. Los siete kilómetros y medio más pestosos de mi vida. ¡Sí mi casica está ahí al lado!, ¿porqué nos alejamos?... Llorando volvimos sobre nuestros pasos y de nuevo “¡pa la casa!.
El problema de la etapa de 180 km. no son los kilómetros en sí, que también, no somos ningunos superhombres… El problema es psicológico, que pechá a aburrirse y eso que el viento nos respetó… Me dolían las piernas, pero más me dolían las muñecas de ir agarrado al manillar de mi bici. Ensoñiscado por el cansancio recordaba que las veces que más me dolían éstas eran cuando mi “maestro de los Maristas” en un alarde pedagógico jamás conocido nos castigaba haciéndonos escribir seis mil veces: ¡Cómo somos tontos de nacimiento, don Antonio nos ha puesto en funcionamiento!. Cada vez que lo recuerdo me doy cuenta que aún me siguen doliendo las muñecas de tanto escribir y más si son sandeces… Lo mejor fue la llegada a casa. “Una mano de quintos” me hizo olvidar tanta tontería y tanto padecimiento y mientras los disfrutaba pensaba… ¿Y si ahora tuviera que correr un maratón, lo haría?. Pero esta es una cuestión que ahora no toca contestar…
El lunes me fui a nadar. Día de San José, día del padre… La piscina para mi desgracia estaba abierta. ¡Qué bien se hubiera quedado mi conciencia si hubiera estado cerrada!. Me habría quedado en casa durmiendo… Como no tenía que ir a trabajar hice la rutina entera. Tres mil setecientos metros para cerca de dos horas… ¡Qué mal, por dios!. En el agua sólo estaba yo y junto a la pileta estaba la Srta. Rothenmeller que me vigilaba. No se si para salvarme la vida en caso necesario o si para ahogarme si llegara el momento. Pensaba yo… “¡Si no se puede ir hasta las tres!. ¿Porqué me mira con cara de tan mala leche?. Al final como todo en esta vida, acabé y ella sonrió. No se si por el alivio de que no hubiera tenido que hacerme el “boca a boca” o porque cuando salí se estaba tomando una caña y una tapa en el bar de las instalaciones y… ¡ya le apetecía, ya!…
Hoy martes ya he realizado la natación. Dos mil metros como todos los martes y jueves. Ahora iré a la pista a hacer un test de Cooper. Miraré cuanto corrí en el test anterior y haré unas decenas de metros más, no muchos, más que nada por no defraudar a mi entrenador, pero pocos, que después me pone las series muy rápidas y uno está muy mayor para caer en esas trampas…
Por el día del padre mis nenicos me han regaldo una maleta… Dicen que es para que pueda llevar todas las cosas a Roth, pero “pá mí” que tiene que haber un mensaje subliminal… La maleta es demasiado grande… En ella entran todas las cosas que tenga que llevar a Alemania más todas las cosas que son de mi propiedad, libros y muebles incluidos… ¿Querrán avisarme de algo?...
Hoy he comenzado una “pastoral” o como también le llamo “impartir doctrina”. El curso me va a quitar mucho tiempo para entrenar, veremos como me apaño. Por lo menos los alumnos de este grupo parecen que tienen ganas de aprender algo, eso lo hace más llevadero, pero los que no tenemos vocación de enseñantes, no la tenemos…
P.D.: Los alemanes han cumplido ya tenemos en nuestro poder las piezas que encargamos allí, creemos que en esta semana también llegará la parte “china” de nuestras monturas… Mientras hemos matriculado a las piezas que han llegado en la Escuela de Idiomas, más que nada para que no haya problemas de “adaptación” como le pasa a los futbolistas…
Ahora martes y jueves he subido el volumen del entrenamiento de natación, lo de entrenamiento es por ponerle un nombre que suene a algo positivo. Más bien es el tirarme al algua y contar una pared, dos paredes, tres paredes, así hasta que llego a ochenta paredes, total dos mil metros seguros y 2.300 probables pues mi imaginación me juega terribles pasadas. Sueño con llegar a la meta de Roth y hacer un tiempo estratosférico o llegar y tener fuerzas para irme a tomar cervezas… Este segundo pensamiento es quizás el que más me motiva. Sabré si he ido suficientemente preparado si cuando finalice me quedan fuerzas, que ganas seguro que sí, para irme a beber cervezas con mis amigos y a cenar como un señor… Entre sueño y sueño pierdo la cuenta y de nuevo a elucubrar por donde iba… Creo que eran veinticinco paretas, bueno para que no haya dudas diré que veintitrés y seguiremos desde ahí… Cuando salgo del agua entre la falta de concentración y demás me he bebido 1500 litros de agua y he tirado los azulejos azules que delimitan donde poner los pies en la salida de espaldas en la pared, de tanto darle con la calva. Los lunes, miércoles y viernes hago toda la rutina que puedo de la que me pone el plan, pero es que necesitaría toda la mañana para terminarla y normalmente cuando voy por los 2.700 mts. me tengo que ir a trabajar.
Tengo otro hermano, distinto del Capitán Bajoca… Este va a nadar por las mañanas a la misma piscina que yo. Cuando coincidimos en algún sitio me pregunta… ¿te has fijado en la rubia del bañador rosa… y la chica del bikini negro…?. ¡Qué desastre, ni para eso me dan las fuerzas en el agua!. Mi devenir en la piscina es una vida triste de un triste escribiente… ¡Ni me fijo en ná, ni ná me llama la atención!. Sólo el llegar a ochenta paretas me reconforta y me devuelve la alegría de vivir…
El martes tocaban cuatro series de tres mil. Stani, el Capitán Bajoca y yo nos dispusimos a comenzar a hacerlas. Tiré la primera y la segunda y las clavamos en 12:30. La tercera, por aquello del destino, se me puso un poco cuesta arriba y en los últimos mil doscientos metros tiró “El Bajoca”. Los del lugar, tenemos una peña de “mirones” importante en la pista, dicen que llevaba la cara trasmutada. La poca confianza de mi hermano hizo que supusiera que no iba a poder recuperar los cinco segundos que llevaba de pérdida en los metros que me quedaban. Al final salió un par de segundos más rápida… La cuarta la clavé hasta que faltaba un ochocientos. En el último doscientos anterior, lo cronometro cada doscientos metros, había perdido un mísero segundo. Al hacerme notar “la pérdida” Stani, le contesto que “ya daba igual para lo que faltaba” y “El Bajoca” creyendo que era la última vuelta, faltaban dos, se pegón un sprint que lo dejó sin fuerzas ni para arrancar el coche. Fue muy divertido cuando seguimos corriendo y el se quedó parado y tuvo que volver a arrancar. Entendió mal mi comentario de que “ya daba igual”. Yo me refería a que siendo la última serie y lo que quedaba pues que lo recuperaríamos en el sprint final y el entendió que ya llegábamos a meta… Total que acabamos en 12:19 y muertos de risa, cuando pudimos dar el habla…
El miércoles tuve que arreglar la valla de la casa que el viento había tirado el otro día y salí tarde a correr. Una hora por Los Cuadros. Hacía un tiempo fantástico para trotar. Noté el cansancio, las piernas no respondían como habitualmente. No me había recuperado tan fácilmente como semanas atrás lo hacía. El jueves dos horas también por Los Cuadros. No vi a nadie por aquellos lares. Se hace un poco duro el correr cuando vas cansado. La semana anterior no descansé el viernes, lo hice el jueves y tantos días seguidos dándole caña al cuerpo se nota. Si no fuera un obseso… del entrenamiento, que de lo demás me estoy quitando… debería haber descansado. Gracias a dios la tarde del viernes fue de “libertad”, vigilada, pero de libertad. Creí que mi santa se arrancaría y me llevaría de cena y tal pero no fue así… “La China”, está haciendo mucho daño al “microclima” de la casa y no está la fiesta para muchas alegrías… Bajé a Murcia a dejar las túnicas del Domingo de Resurrección a mis compañeros de paso… Este año mis zagalicos saldrán en “primera división” y no pueden estar en todos los frentes, hay que reservarse para las grandes ocasiones…
El sábado “sólo” tenía que hacer setenta y cinco minutos de carrera a pie. Cuando el entrenamiento no es de más de dos horas ya me parece que pone “descanso” en el plan. Estoy perdiendo la capacidad de relativizar las cosas… Ya digo: “Dieciesiete kilómetros igual a descanso”. Los Cuadros estaban más animados que de costumbre. El clima favorece la aparición de ciclistas de ocasión y beteteros que sólo hacen seis meses del año su deporte preferido… Tras lidiar con ciclistas y perricos sin dueño cercano, porque dueño tienen los jodíos, pero están bien lejos de sus chuchos regresé a casa.
El domingo teníamos otra “muesca” para el revolver. Ciento ochenta kilómetros que me asustaban, ya no porque físicamente fuera un problema, que también, sino porque psicológicamente, cada vez me doy más cuenta, que es la verdadera dificultad. Por darle un aliciente a la etapa la diseñé de la siguiente manera. Iríamos directos a Elche. De esta manera sabríamos cuanta distancia hay exacta y cuanto tiempo aproximadamente podríamos ocupar para el próximo domingo. Este día iremos a Elx en bici, la dejaré en el coche de mi hermano y luego correremos la media maratón ilicitana. De allí iríamos a Arenales del Sol. De ese “barrio” sale el doble olímpico de Elche. Inspeccionaríamos el recorrido y veríamos la playa. A la vuelta volveríamos por el camino más largo, por Dolores, San Fulgencio, Algorfa, etc… Si nos faltara algún kilómetro lo haríamos por las cercanías de casa, calculé que seguramente serían unos quince.
A las ocho Stani, Román y yo, el trío de “alemanes” saldríamos en dirección Alicante por Orihuela. Puntuales como británicos partimos, encontrándonos en primer lugar con la subida al túnel de Orihuela. En el Román nos dejó subiendo y le reprochamos, en broma, claro, su actitud. Le dijimos: ¡Guarda las fuerzas para luego, chavalote!. Aquello fue premonitorio. El viento nos ayudaba grandemente pues se había quedado durmiendo esa mañana. Tiré prácticamente hasta Elche con un ritmo bastante por encima de los 32 kilómetros hora. Stani de vez en cuando se acercaba para decirme que si es que hoy era fiesta, que me relajara… Sabiendo que a la vuelta pudiera levantarse el vendaval que anunciaba la tele, les decía que todo lo que lleváramos era algo que después no había que hacer. El Crevillente nos encontramos con Jesús Carrillo, nuestro jefe de filas del C.C. Siyasa. Departimos unos pocos minutos con él sobre la carrera que iba a disputar y sobre nuestra intención de hacer ciento ochenta kilómetros sin llorar ni pedir ayuda a nuestras mujeres… Seguimos nuestra ruta. Al llegar a Elche, Román tomó el mando de las operaciones pues él estudia allí y nos indicó como llegar a la salida de la carrera en bici. De allí nos condujo a Arenales del Sol. ¡Qué playa más bonica!. ¡La mar como un plato!. Tras intentar llamar a un notario que tomara fe del tiempo que tardábamos en nadar 3000 mts. allí, seguro que el día de la prueba el mar no está tan bueno como el domingo y no conseguir que ninguno se aviniera a hacerlo a un precio módico comenzamos el regreso. Stani quiso probarse y el viento se levantó ligeramente entonces. Román sufría como un perro y al llegar a Elche decide coger la directa para casa pues iba muy justo y aún faltaba mucho por recorrer. Con la moral decaía por la pérdida de un compañero continuamos hacia Dolores. En un momento dado la Guardia Civil nos para… ¡No será por exceso de velocidad…!. Una carrera ciclista, de ciclistas de verdad, se aproximaba al pueblo. El guripa no se fía de nosotros y se quedó en la moto mirándonos hasta que nos bajamos de las bicis y sacamos “la merienda”, le pregunté: ¿Usted cree que esos ciclistas andan más que nosotros, señor agente?. Me miró con cara de poker y una vez convencido de que con la tripa llena no saldríamos a ningún sitio salío a buscar a otro a quien parar. De allí en adelante se nos pegaron dos “señores” de edad avanzada e indefinida que con un sobrepeso evidente no había forma de dejar de rueda, no porque nos faltaran fuerzas, sino porque aún nos quedaban setenta u ochenta kilómetros por recorrer y no era plan de tirarlas para quitarnos a esos dos “chupasangres”. Así que con una dignidad de auténticos reyes nos hicimos a un lado gritando para que lo oyesen claramente…. ¡Nos paramos a mear, nos paramos a mear!. Evidentemente en el siguiente pueblo ellos se daban la vuelta para no ser cazados, de nuevo, por nosotros. En la recta final de la etapa Stani tuvo que coger los mandos de las operaciones, pues yo aunque no iba pinchado, empezaba a notar los esfuerzos del día y no quería quedarme sin fuerzas para subir la jodía cuesta de tres kilómetros setecientos metros que hay para llegar a mi puñetera casa… En Zeneta tuvimos la conciencia que si tomábamos directos a casa nos faltarían quince kilómetros para cumplir las órdenes de nuestro señor entrenador. Paramos en la gasolinera, compramos agua y a Stani le dio un pequeño mareo. Como es de hierro y encima de Monteagudo no le dió la menor importancia y enseguida seguimos. Los siete kilómetros y medio más pestosos de mi vida. ¡Sí mi casica está ahí al lado!, ¿porqué nos alejamos?... Llorando volvimos sobre nuestros pasos y de nuevo “¡pa la casa!.
El problema de la etapa de 180 km. no son los kilómetros en sí, que también, no somos ningunos superhombres… El problema es psicológico, que pechá a aburrirse y eso que el viento nos respetó… Me dolían las piernas, pero más me dolían las muñecas de ir agarrado al manillar de mi bici. Ensoñiscado por el cansancio recordaba que las veces que más me dolían éstas eran cuando mi “maestro de los Maristas” en un alarde pedagógico jamás conocido nos castigaba haciéndonos escribir seis mil veces: ¡Cómo somos tontos de nacimiento, don Antonio nos ha puesto en funcionamiento!. Cada vez que lo recuerdo me doy cuenta que aún me siguen doliendo las muñecas de tanto escribir y más si son sandeces… Lo mejor fue la llegada a casa. “Una mano de quintos” me hizo olvidar tanta tontería y tanto padecimiento y mientras los disfrutaba pensaba… ¿Y si ahora tuviera que correr un maratón, lo haría?. Pero esta es una cuestión que ahora no toca contestar…
El lunes me fui a nadar. Día de San José, día del padre… La piscina para mi desgracia estaba abierta. ¡Qué bien se hubiera quedado mi conciencia si hubiera estado cerrada!. Me habría quedado en casa durmiendo… Como no tenía que ir a trabajar hice la rutina entera. Tres mil setecientos metros para cerca de dos horas… ¡Qué mal, por dios!. En el agua sólo estaba yo y junto a la pileta estaba la Srta. Rothenmeller que me vigilaba. No se si para salvarme la vida en caso necesario o si para ahogarme si llegara el momento. Pensaba yo… “¡Si no se puede ir hasta las tres!. ¿Porqué me mira con cara de tan mala leche?. Al final como todo en esta vida, acabé y ella sonrió. No se si por el alivio de que no hubiera tenido que hacerme el “boca a boca” o porque cuando salí se estaba tomando una caña y una tapa en el bar de las instalaciones y… ¡ya le apetecía, ya!…
Hoy martes ya he realizado la natación. Dos mil metros como todos los martes y jueves. Ahora iré a la pista a hacer un test de Cooper. Miraré cuanto corrí en el test anterior y haré unas decenas de metros más, no muchos, más que nada por no defraudar a mi entrenador, pero pocos, que después me pone las series muy rápidas y uno está muy mayor para caer en esas trampas…
Por el día del padre mis nenicos me han regaldo una maleta… Dicen que es para que pueda llevar todas las cosas a Roth, pero “pá mí” que tiene que haber un mensaje subliminal… La maleta es demasiado grande… En ella entran todas las cosas que tenga que llevar a Alemania más todas las cosas que son de mi propiedad, libros y muebles incluidos… ¿Querrán avisarme de algo?...
Hoy he comenzado una “pastoral” o como también le llamo “impartir doctrina”. El curso me va a quitar mucho tiempo para entrenar, veremos como me apaño. Por lo menos los alumnos de este grupo parecen que tienen ganas de aprender algo, eso lo hace más llevadero, pero los que no tenemos vocación de enseñantes, no la tenemos…
P.D.: Los alemanes han cumplido ya tenemos en nuestro poder las piezas que encargamos allí, creemos que en esta semana también llegará la parte “china” de nuestras monturas… Mientras hemos matriculado a las piezas que han llegado en la Escuela de Idiomas, más que nada para que no haya problemas de “adaptación” como le pasa a los futbolistas…
8 Comments:
garban! mareo? dí la verdad, que casi me quedo en el sitio, si no llega a ser porque me haces el boca-boca, más esos masajes que sabiamente haces, no sé dónde estaría ahora,..jajjaaj.
Ya creía que nos habías abandonado! pero veo q fue por el día del padre. Localizado el blog de Stani ya conocía tu azaña de los 180kms.sois unos cracks!Coge un poco del espiritu de Stani y convencete que los vas a hacer de p.madre en Roth!PD: lo del trialton de Zarautz lo tendreis que dejar para el 2008, se habrió la inscripción el pasado día 19 y se completo en 45minutos!
giputxi, ya lo tenemos hablado, si alguno de los dos vuelve de Roth(que volveremos)que el objetivo 2008 será conocerte en Zarautz,antes de la salida del triatlón. un saludo.
giputxi, ya lo tenemos hablado, si alguno de los dos vuelve de Roth(que volveremos)que el objetivo 2008 será conocerte en Zarautz,antes de la salida del triatlón. un saludo.
antes de que me lo diga nadie abrir sin "h". No se como se colo esa h ... sera el bilinguismo, jeh jeh PD. despues de Roth el triatlon de Zarautz será un paseo para vosotros.
Enhorabuena por esos entrenos, Paco, ¡estais que os salís!
giputxi, no creas! pues lo mismo la cuarta prueba(cerveza como si no costara) la hacemos el día antes, que de eso ya te encargarías tú. no?jajajaj, por cierto pepo te apuntas para el 2008?
Garban y cía, ¡sois unas máquinas!
Ánimo, que lo lleváis muy bien.
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