Y Probé a ser IMvencible

Triatlon.

lunes, junio 25, 2007

La modernidad de lo moderno. O como contar una aventura on-line
Estamos ahora mismo en el avión de Ryanair que nos lleva a Franfurk-Hanh.
Como era de esperar vamos de resbalón en resbalón. Quedamos a la una del medio día en la Terminal del aeropuerto. Tras los primeros preguntaos y como no llegaba el Capitán Bajoca que a última hora había tenido un imprevisto, nos comunican que en vez de abrir el embarque cuatro horas antes, como claramente explicaba su web, sólo lo abren dos. Así que hasta las tres menos cuarto o tres en punto no abrirían. Nos retiramos del mostrador con más baúles que la Piquer y sin poder irnos de allí pues no había donde dejar todos nuestros enseres. Decidimos entrar en el buffet del pequeño aeropuerto y damos cumplida cuenta de una ración de macarrones y arroz con leche. Por cierto, nada baratos. Hasta el gorro de la espera nos dirigimos hacia la zona de facturación. Comenzamos a jugar con nuestras maletas en las cintas transportadoras y a comprobar el peso que llevábamos. Manolo iba muy "sobrao" y poco podía hacer para evitar tener que pagar. Román saca la bandera de su pueblo de su maleta, que gentilmente le ha prestado el Sr. Alcalde (Benferri) y la cambia a una de las mochilas de mano que llevábamos para el menester. Es el punto de comentar que como en todo el pueblo la única bandera del municipio que había era la que estaba en el mástil de la Casa Consistorial, la han arriado y se la han dado al "nenico". El problema es que desde ayer los lugareños no hacen más que preguntar que ilustre miembro del censo ha sido el que ha fallecido, que no es que hayan bajado la bandera a media asta, sino que directamente la han quitado. Tras dar el cante, cientos de teutones que esperaban que abrieran los mostradores nos miraban con cara de partirnos la idem, pues intuían, tal y como se estaban desarrollando los acontecimientos, nos íbamos a poner los primeros en la cola.
Una gentil doncella aparece tras el mostrador y nos disponemos a sacar nuestras tarjetas de embarque. Tras darle un montón de papeles que nos habíamos bajado de Internet y que no servían absolutamente para nada, le presentamos los correctos. Manolo se va a pagar el exceso de equipaje y el resto seguimos dando la nota queriendo meter las enormes maletas de las bicis por la cinta del equipaje normal. La primera bici en pasar el control es la de Manolo que va en una maleta Cannodale. No pasa de ninguna de las maneras por el arco. En fluido inglés le intentamos transmitir a dos "expertos" guiris que es un material caro y muy valioso. Solo aciertan a decir Ok y acto seguido se cargan la cinta transportadora. La vigilante de seguridad pilla un cabreo de tres pares de cojones y empieza a pagarlo con nuestras bicis. Entramos las maletas de Román y mía a mano y aparece el Capitán Bajoca. Hay que decir que es el único con estudios y mundología. Negocia con la irascible guardia de seguridad el abrir nosotros las maletas y pasar del arco. Accedió en el acto y esperamos la presencia de la Guardia Civil. Sólo una pareja de beneméritos para chiquicientos vuelos y el guripa no aparece por la zona de equipajes. Un buen rato después llega el menda. Manolo abre su bicicleta y le pregunta el Civil sobre el destino. Comentamos muy ufanos que somos triatletas y que vamos al Ironman de Roth. Resulta que el hombre conoce nuestro deporte y espeta: ¡"Si tenemos los dos mejores triatletas del mundo"!. ¡No hace falta que os revise el material!" y en ese momento se acaba el cacheo de todos los equipajes.
Ya sin lastre nos hemos ido a tomar un café y a hacernos unas "afoticos" que inmortalicen el comienzo de nuestra odisea. Como no podía ser menos he metido de nuevo la pata. En la mochila de mano llevaba el neopreno y el bote del aceite para ponérmelo. De nuevo el Civil ha venido y me ha dejado pasar con ella, ¡La importancia de ser triatleta!
El avión es bonico y muy apañao, se va cómodo y desde la ventanilla se ve el mundo como si fuera el Google. El proceso de embarque ha sido un poco "transporte de ganao". Resulta que esto es como los autobuses urbanos el primero que llega es el primero que pilla. El azafato nos ha explicado todo el tema de la supervivencia en caso de accidente y nos hemos descojonado un huevo de él. Al terminar se ha acercado a nosotros y nos ha dicho en perfecto castellano: ¡No os riáis más de mí y ser coleguillas!. Nos hemos quedado planchados, pero el tío se ha enrollado. Cuando comencé a escribir estábamos por las Baleares, ya hemos girado a la izquierda y hemos vuelto al continente. El paisaje ha cambiado. Vemos montañas nevadas, qué nadie se ponga a cantar. La impresión desde el avión es que no se mueve o lo hace muy lentamente. ¡Qué diferente a la última vez que subí a uno que era a hélice!.
Sólo queda, casi ná, lo más difícil para nosotros. Llegar a Alemania. ¡Cómo coño seremos capaces de llegar a nuestro hotel, si en castellano nos hemos equivocado cuarenta veces!. Otro problema va a ser meter todo lo que llevamos en la Turan. No va a caber ni de coña. Luego os cuento.
Os adjuntamos fotos de la salida en San Javier…
La llegada ha sido apoteósica En el país del "no posible" estas dos palabras han sido las más escuchadas desde nuestra arribada. El coche, alquilado desde noviembre, no cumplía ninguna de nuestras expectativas. Tras dos horas de intensas gestiones para solucionar un cambio de vehículo lo único que hemos podido conseguir ha sido un Opel Corsa. El Toyota Corola Versus, cinco segundos después de ser decepcionado por nosotros, se ha sido aparcado en "comedio" de un magnífico paso de cebra. Treinta segundos más tarde, un tío con un mono azul y un peto verde, una cara de Corso que te cagas y ahumado como el tizón, nos ha puesto una multa que no ha sido capaz de levantar ni nuestros lamentos ni nuestras súplicas. La idea final ha sido un coche pequeño donde vamos "el grueso de la expedición" que devolveremos mañana en Nuremberg y el Toyota lleno de "bercicletas" y maletas.
Encontrar la Pizzería Venecia ha sido más difícil que Marco encontrara a su madre. Una vez en el sitio está bastante decente pero el pueblo en conjunto es aunque pintoresco, bastante venido a menos. La comida abundante, buena y aún no sabemos si cara. El principal problema es el idioma pero hasta el momento el personal se esfuerza por entendernos. Dos polacas vistosísimas se han sentado junto a nuestra mesa, pero nosotros somos "pofesionales" y no vamos a perder el tiempo con "medios días" habiendo días enteros. Hemos pedido de postre unos helados pero seguramente no los pondrán hasta el amancer.. Aprovecho que acabo de encontrar una wi-fi gratis y no vaya a perder la conexión. Mañana seguiremos, aunque no creo que seamos capaces de llegar a Nuremberg.
Al final la conexión no pudo ser. La señal no era lo suficientemente buena para realizar la subida del texto. Seguimos.
Una habitación de hotel por amplia que sea nunca será suficiente para cinco camas. Con una situación similar a la del camarote de los hermanos Marx, nos hemos metido todos, con nuestros baúles y las tres bicicletas. A estas horas de la madrugada, las seis A.M. del jueves el ambiente es más denso y cálido que en el Apolo XIII. Cuando nos quisimos acostar vino otro gran dilema. ¿Era pósible que la sábana de abajo fuera tan rugosa?. ¿Qué era esa especie de saco de dormir con una colcha dentro?. Dos líneas teóricas se desarrollaron. Una propugnaba que el saco era una colcha nórdica y que efectivamente lo rugoso que había sobre el colchón era una sábana que distaba de ser suave tanto como nosotros estábamos distantes de nuestras casas. La segunda línea de pensamiento exponía que había que sacar la colcha del "saco", meterse dentro de él y echarse encima la especie de manta. En su favor argumentaban que si te acostabas sobre esa sábana, pura lija del nº 5 esta mañana nos levantaríamos como si nos hubiéramos realizado un tratamiento de esfoliación, es decir, pelaos como un tomate, con todas las escamas levantadas. A las seis nos hemos despertado y Román, el chico con las ideas más progresistas ha salido en calzoncillos a hacer dos comprobaciones. La primera ha sido una gran desilusión. Las polacas, más güenas que la mojama, ya habían partido con rumbo desconocido, con lo que se ha truncado lo que podía haber sido una tórrida historia de amor. La segunda comprobación ha sido que las tres bicicletas seguían en el hall del hotel donde al final tuvimos que bajarlas pues había tan poco espacio en la habitación que por faltar, faltaba hasta aire para respirar. Mientras escribo estas líneas, mis cuatro intrépidos aventureros se hacen los dormidos, pero están hasta los güevos de estar en este Shoren n el que a las once de la noche no había ni dios en la calle y como diversión más importante está el recordar los tiempos lustrosos en el que había en el lugar una base americana y los voluntariosos yankis daban vida al lugar y llenaban el antiguo negocio de Toni, así se llama el dueño del hotel, un italiano un poco redicho, que consistía en calmar la lívido del cuartel con 150 muchachas de compañía. Los yankis "go home" y las putas hicieron lo mismo..
A nuestras santas, novias, hijos e hijas, decidles que como en casa no se está en ningún sitio y que si sigue haciendo este frío se va a meter al río a nadar "Rita La Cantaora", así que volveremos a casa enseguida, pues las echamos mucho de menos. Así que preparar cena esta noche pá tos, que igual aparecemos por allí antes de lo que os pensais.
P.D.: A mi santa en particular, empieza a hacer los preguntaos para saber como quitarnos la multa dichosa de encima, igual estos descerebraos hasta quieren cobrarla. ¿Mira que si no nos dejan abandonar el país hasta que la paguemos?. ¡Qué pensamientos tengo!, ná más que pensarlo me dan sudores fríos. Seguiremos buscando el dichoso wi-fi.
Hasta luego, me voy al excusado, a las seis y veinticinco me está dando un apretón, a estos los mato de ésta.
¡Alemania…!, se nos ha caído otro mito
Cuando a Toni le ha salido del mismísimo mingo nos ha dado la cuenta y nos ha explicado en perfecto italo-alemán por donde salir del pueblo dirección Nuremberg. Este es el momento de manifestar, pues así nos lo ha confesado Román, que el mes que gentilmente le pagó su papaíto en Irlanda fue un timo. El chiquillo se lo pasó en un puti-club de la carretera Alicante Valencia pasándoselo de puta madre, pero inglés ná de ná. Si el Capitán Bajoca no viene con nosotros aún estaríamos esperando el coche en el aeropuerto de Hanh. El Román ni habla inglés ni entiende una mierda. ¡He dicho!.
Salimos tarde pues se fue dilatando todo el proceso y Román, en el que aún confiábamos en ese momento, tomó las riendas del comboy. En el primer cruce, tras doscientos metros de trayecto, nos fuimos al lado contrario y nos adentramos en la bonica campiña centro alemana. Quince kilómetros después desistimos de seguir por allí. Nos detuvimos en una gasolinera, compramos un mapa y atendimos a las instrucciones de la gentil chica para volver al camino. Ya sabemos porque en Alemania se puede ir a la velocidad que quieras por las autopistas. Aquí son más listos, no prohiben nada. Aquí hay otro "Gallardón" que estratégicamente hace obras de tal manera que cada equis kilómetros haya un atasco. Esto es igual que la A7, estamos siempre paraos. Otra cosa. Mientras que en nuestra España, George Dann nos machaca con su nuevo Hit, "Me cago en tó", canción del verano, aquí es otoño y de los de pelá. Nos está cayendo una mano de agua pá aburrirnos. En mi vida había visto tantos árboles. Con los atascos y que nuestro Corsa no anda un carajo hemos tenido que parar en la autopista a comer. Por primera vez en mi vida he tenido que pagar por mear, 50 céntimos. Al primer alemán que vea orinando en una pared en España, le voy a meter una mano de hostias que se va a acordar de toda su familia. No ha estado mal. Dos euros largos costaba cada 100 grs de spaguetis. Me he echado lo suficiente y me han cobrado medio kilo, así que once euros una mierda de plato de ná. Como hemos podido hemos llegado a Furh. El hotel está bien pero la cama es de matrimonio y no se puede separar. Como estamos hasta el moño de dar explicaciones que nadie entiende hemos decidido que mi Pacorro y yo durmamos juntos como buena familia que somos.
El montaje de las bicicletas ha transcurrido sin novedad y nos hemos ido a devolver el Corsa. Hemos dado más vueltas que un tio vivo para poder entrar a la estación de tren de Nuremberg donde estaba el alquiler. Tras una discusión con el empleado del Capitán Bajoca, el chico ha accedido a llevarlo el personalmente al garaje pues llevábamos dos horas dando vueltas. En ese momento nos hemos enterado los del Corsa que el Toyota lleva navegador pero que está en Alemán. Le hemos hecho al chico cambiar el idioma a español y una chica muy amable ha salido del aparato para alegrarnos la vida definitivamente. Esto ya ha cambiado. Hemos puesto Roth en el bichejo y ¡oh decepción!, han aparecido más de treinta, ¿cuál es el nuestro? Tras una intensa búsqueda por parte de Pacorro, ha salido el nene hábil para esto, hemos localizado el correcto y en un plis-plas hemos llegado.
Aterrizamos en otro mundo Hemos cogido nuestras bolsas Dorsales, mochila y una pulsera naranja como la de los hoteles de todo pagado. Por primera vez nos hemos juntado con el grupo de Stani. ¡Qué montaje, cuanta gente!. Hemos quedado el sábado a las once y media en la carpa de la charla. Volver a Furh ha sido de nuevo una odisea. No hemos sido capaces de encontrar el nombre en el aparato y nos hemos perdido de nuevo. Nos ha costado encontrar el hotel. Está lleno de españoles que también vienen al triatlón. Todos altos delgados y seguros de sí mismos, lo contrario que nosotros. Al segundo intento cenamos en un italiano. No ha sido caro. Ahora voy a preparar todas las bolsas para mañana.
Me dejo un montón de cosas en el tintero, poco a poco las iré contando.
Hasta la próxima, querido diario.
El sábado, el día en el que realmente se sabe si los que van contigo que quieren.
Cuando regresemos a casa hablaremos de los pros y contras de este triatlón. Hay muchísimas cosas buenas y algunas malas. Una de ellas es que los acompañantes son imprescindibles y necesitas que ellos hagan un ironman contigo, sino el fracaso es seguro. Muchos desplazamientos, mucho stres por dejar cosas distantes unas de otras y encima con la barrera del idioma. Por otra parte además de por su majestuosidad y gran organización, las ganas de satisfacer al visitante en general son norma en esta prueba, lo que no quita para que sean severos e inflexibles en gran número de detalles pero creo que eso redunda en beneficio del participante. El sábado dormimos mejor, pero había que madrugar. A las ocho salimos a correr por un gran parque, no un jardín, sino un parque con kilómetros de senderos señalizados para correr por ellos o pasear en bicicleta. Treinta minutos era la idea para después recoger las cosas e irnos a Roth para empezar con lo que realmente era importante. Los cinco magníficos, Pacorro, Capitán Bajoca, Manolo, Román y yo salimos con nuestras mejores galas dispuestos a mostrar al mundo alemán de la vistosidad y majestuosidad de nuestros cuerpos. Ya a tan temprana hora habían correteando algunas ninfas. A lo lejos todos los cuerpos son iguales, así que pasamos los treinta minutos persiguiendo señoras mayores a las que al observarlas de cerca adelantábamos apresuradamente. Pacorro acuciado por imperativos mayores fue el primero en irse. A los pocos minutos el resto, excepto el Capitán Bajoca, dimos por concluido el entrenamiento. La persecución de lindas ninfas nos había dejado lejos de la puerta por la que habíamos accedido al parque. Salimos por otra y teníamos que ir hacia la derecha. Tomamos, siguiendo nuestra costumbre para el lado contrario. Veinte minutos después no habíamos visto un alma viviente, en este lugar donde nunca nadie pasea por la calle. Dimos vueltas y más vueltas y sólo conseguíamos alejarnos cada vez más de nuestro destino. Por fín una chica apareció al final de la calle, nos abalanzamos hacia ella para suplicar que nos indicara. Un rato de explicaciones y se para y nos pregunta, ¿de verdad que os habéis perdido de vuestro hotel?, nuestra respuesta fue "Sí" y la chica se descojonó en nuestra cara.
Cuando regresamos al hotel, el Capitán Bajoca estaba hasta la cocorota de esperarnos y otro más que se rió de nuestra torpeza.
En Roth asistimos a la reunión técnica donde nos recordaron todo lo que ya sabíamos. Fue muy importante las indicaciones para moverse durante la carrera para los acompañantes. Después de la charla nos dispusimos a probar las bicicletas. Pacorro fue con Txema, que había roto la patilla del cambio al sentarse sobre la maleta para cerrarla y Román, Manolo y yo montamos las bicis para probarlas. El tiempo se cerró en un momento y nos cayó agua como para no contarlo. Las rachas de viento fueron impresionantes y estuvieron a punto de tirarme un par de veces. Cuando llegamos al coche estábamos empapados hasta los huesos, sin saber sin nuestras monturas estaban bien y ya se nos hacía tarde para ir a la T1 a dejar las bicis. La nena del navegador nos llevó bastante cerca del aparcamiento. En ese momento nos dimos cuenta de la grandiosidad de la carrera. Aparcamientos enormes vigilados por guardias. Policía y voluntarios por todos lados. Me acojoné. Aún no habíamos visto el canal pero un enorme puente lo cruzaba y nos hacía intuir lo enorme de la obra de ingeniería. La T1 era grandísima y había un servicio exquisito. Decenas de Urinarios. Varias grandes carpas, torres de megafonía, gradas de prensa, servicio de inflado de ruedas… Desde que mi crío tenía 12 años he estado siguiendo decenas de pruebas en España, ninguna de las que yo conozco es comparable a ésta. Dejamos las bicis, con gran sentimiento, el caso y ambas las cubrimos con un gran saco de plástico amarillo. Todo un lujo. Los participantes comenzaban a llegar y la espera para entrar era cada vez mayor. Tuvimos suerte, nosotros entramos enseguida. Estudiamos el lugar de la salida y el de llegada, vimos el canal. Era un paraíso para nadar. Tuve por primera vez certeza que si todo iba con normalidad saldría del agua con bien. El día cada vez estaba peor, llovía más y hacía más viento. Yo, como el rey de España, no había enviado a luchar mis naves contra los elementos. Un italiano estupendo y a buen precio sobre las cinco de la tarde fue el colofón al tour por Roth. El sábado por la tarde fue como debe de ser el de los toreros en vísperas de torear a los Vitorinos. Revisamos las bolsas de la bici en donde metimos equitación para lluvia, calor, sol, para todo esperando que el tiempo nos fuera una amante fiel y no nos castigara en exceso. Hasta la nariz de estar en la habitación sobre las nueve de la tarde nos fuimos a un italiano a seguir comiendo espaguetis.
Amaneció el domingo. En este momento es donde debo decir que los alemanes son la leche, tenían previsto hasta el tiempo. A las tres y media sonó el despertador. Lo primero fue mirar por la ventana, hacía un tiempo de puta madre. Rezando para que no cambiara nos fuimos a desayunar. Comimos por que no nos quedaba más remedio. El estómago apretao, apretao, los nervios me comían y ya habíamos dejado de hablar. Llenos de bolsas salimos hacia la "meca"… Un años de ilusiones, sacrificios y dudas…
Comenzaba a clarear cuando llegamos a la salida. El triatlón de Roth es realmente el triatlón de un conjuntos de pequeños pueblos que se vuelcan en la prueba. El Capitán Bajoca y Pacorro hacen de Grupies nuestros. Entramos en la T1 y en ese momento comienza la cuenta atrás. Somos de los primeros. Poca gente pulula por allí pero las bicis cubiertas por las bolsas amarillas nos cuentan más de tres mil historias. Las destapamos revisamos a conciencia, dejamos nuestros sacos de la bici en su posición y ya no tenemos nada que hacer. Fotos, charla con los malagueños que hemos conocido en el hotel. Decidimos sentarnos, son las cinco y media, aún faltan dos horas para la salida. El día ha comenzado con todo su esplendor y el sol sale, no hay nubes, no hay viento. Lo dicho estos alemanes son la hostia, es el día perfecto para un plan perfecto. Estudiamos la salida, estudiamos la llegada, repasamos la recogida de la bolsa. Hemos dado la vuelta ya más de mil veces, el reloj no corre. Tampoco quería que llegara nunca a las siete y treinta minutos. Nos vamos a pintarnos el dorsal en los brazos. Allí ocurre una de las anécdotas más graciosas de la jornada, dejaré que el protagonista la cuente, si no lo hace yo mismo la haré pública. Decidimos sentarnos ante la atenta mirada de nuestros fan más fieles. Al cabo de un rato resulta que nos habíamos sentado justo en la dirección donde se formaba la germánica cola del water. Cuando nos dimos cuenta que estorbábamos tuvimos que apartarnos. El crono corría aunque quisiera. Van a salir los profesionales, aún nos queda una hora y diez minutos, pero no podemos ser tan crueles como dejar a nuestros incondicionales después de los perros días que llevan esperando que les demos las zapatillas. Decidimos ponernos el neopreno al igual que los miles de triatletas que ya lo habían hecho. Hago llegar mi ropa en una bolsa tras la valla al Capitán Bajoca y a mi hijo y les libero de su obligación, hasta que salga del agua. Que se vayan a ver a los buenos. El día es magnífico para cumplir una ilusión. Con el neopreno por la cintura y el torso de fornido triatleta nos dispusimos a esperar el momento. Cualquier comentario es bueno, así que Stani , que ha dado muestras de ser un crack de humor, se inventa una historia de infidelidad que nos está narrando en ese momento el locutor de ambiente, pues su tono es sombrío y encima no lo entendemos. Nos partimos a reír de todas las cosas, que según Stani, la pécora de su mujer le había hecho pasar al spiker. Más tarde el tema deriva sobre la capacidad de los triatletas de la última salida, la del gorro blanco. La teoría era que todos los que salíamos en la misma era porque cobrábamos una pequeña paga del estado. El triatleta que está delante de nosotros comienza a reírse. Era un amigo de Enero que había llegado con él. Charlamos sobre su estado físico y nosotros hacemos como que sabemos su vida y milagros, cuando la verdad es que habíamos conocido de su existencia, hablando genéricamente, el día anterior. Por cierto, nos hicimos una foto con él y es un chico muy amable y muy simpático. Nos deseó suerte y nosotros le contestamos, como somos de Murcia, "Suerte para el que no sabe". Comienzan las salidas, una marea de gorros se tiran a calentar. He tocado el agua con un dedo, está caliente, eso me da nuevas esperanzas de llegar a buen término. Como somos unos perullos vemos gorros azules entrar en la cámara de llamadas. Le decimos a Román que entre que ya van a salir su grupo. Eran sólo las siete. El color de los gorros se repetían cada cierto tiempo. Entra se tira al agua a calentar y en un alarde de inteligencia le pregunta en inglés a un güiri su dorsal, como yo le he dicho que van de 300 en trescientos se da cuenta que está en un error y se sale del agua. Nos vino muy bien para saber que el agua estaba caliente y que en la orilla había un escalón donde poder quedarse de pié sin tener que nadar. A mí eso me dio mucha confianza pues creí que podría haberme agotado antes de salir braceando en espera de la salida. Luego me dí cuenta que eso era imposible, te metes en el agua y pegan el tiro. Estos alemanes son de una puntualidad sin igual.
Llegó el momento, un carrusel de salidas y era la hora, me temblaban las piernas y pensaba en mi familia, en todos aquellos que me habían apoyado. Cuanta responsabilidad me estaba tirando encima. Tenía que pasar y pasó. Nos citaron a la cámara de llamadas. Nos abrazamos y nos deseamos suerte, no sabíamos si volveríamos a vernos hasta que finalizara el día. Muerto de miedo entro en el agua. Es agradable, está tibia. El personal se va hacia el centro donde se nada menos metros. Los que no sabemos nadar pero conocemos la física nos vamos a la orilla donde se nada más rápido y se hace menos fuerza. En ese lugar somos pocos. Pega el tiro y me sumerjo en el agua. ¡Coño, no se ve una mierda!. Nado pegado a la orilla, nadie me estorba, tengo la sensación de estar nadando solo en un paraíso. Verdes árboles en la orilla, dulce sensación de bienestar. Todo está hecho, ha comenzado el día más largo de mi vida, espero que también sea uno de los más felices…..
¡Hasta mi regreso a casa, querido diario!.
P.D.: Para no desesperar al personal decir que cumplí ampliamente mis expectativas, que fue un gran día, por supuesto hay días más personales, más íntimos que están en los primeros lugares del escalafón, eso lo sabe mi santa y lo se yo. Fue un gran día. 12:11:53…. ¡Y eso que estuve antes de entrar a meta haciéndome fotos con mi hermano y mi hijo, que sino igual hubiera echo tres minutos menos!.
Cuando llegue a casa hablaremos de la carrera, pero fue algo fantástico una prueba que cualquier triatleta debe de hacer en un momento de su vida.
¡Ojo, eso no quiere decir que yo tenga el carnet de triatleta!. ¡Dios me libre!
En el ciber cafe en aleman no puedo insertar las fotos, os las prometo cuando llegue a casa

9 Comments:

At 8:27 p. m., Blogger Juanma said...

1º lo más importante: la multa tranquilo que no llega... será por multas en el extranjero..jejej

2º qué cabrón, ya me estaba metiendo en la historia.

 
At 8:34 a. m., Blogger Andreseitor said...

Se me saltan los lagrimones: no se si de emoción o por el descojone al leer tu historia!!! jajaja que grande que eres (metafóricamente hablando :P)

 
At 11:41 a. m., Blogger Macario said...

Enhorabuena!!!

 
At 7:59 a. m., Anonymous Anónimo said...

simplemente ZORIONAK!

 
At 11:54 a. m., Blogger XARLI said...

Acho, ¿después de hacer un IRONMAN todavía te quedan fuerzas para darle a la tecla así, a lo bestia?
Pues yo me lo leeré cuando pueda, que casi estoy más cansao que vosotros, jodíos hombres de hierro.
¡AH, SE ME OLVIDABA: ENHORABUENA!! Como bien dice Andreseitor, eres un tío grande... (¡qué cabroncete el andreseitor con sus metáforas, eh!)

 
At 11:39 p. m., Blogger Sergio said...

jajaja cuanto me alegro...Enhorabuena!!!espero ansioso la cronica de la carrera por que en 12 horas muchas cosas te pueden haber pasado...yo me voy con la bicicleta tb a los paises bajos, a ver los problemas que nos ponen en el aeropuerto! bueno nada mas
ENHORABUENA!!!

 
At 8:32 a. m., Blogger stani said...

Acho, yo ya estoy por aquí, cuando llegues llamamé que tengo los quintos que se me salen de la nevera......

 
At 4:52 p. m., Blogger Zubi said...

Grande!!!
Me alegro que todo fuera perfecto, y por favor no tardes mucho en contar la segunda parte, estoy enganchado.

Además me has recordado mis viviencias del año pasado con la familia Aguaverdiana.

Felicidades, Zubi.

 
At 9:22 a. m., Anonymous Anónimo said...

NOS CONOCIMOS EN EL HOTEL DE FURZ Y COMO QUEDAMOS TE HE BUSCADO EN EL BLOG Y YA ESTOY LEYENDO VUESTRAS AVENTURAS,
ENHORABUENA CAMPEONES!!!

 

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