¡Pues ni estaban tan fuertes, ni el gimnasio es gran cosa!
Ayer fue mi primer día de Gimnasio. Tenía que hacer una tabla “pá” ponerme cachas, en plan “bomberos de Bilbao”. La jodía de mi “santa” se quedó mirando atentamente cuando salieron en el telediario. Desde luego no saben admirar el producto del país. Yo estoy casi igual que ellos. Tengo el mismo pelo en la cabeza que ellos en el pecho. ¡Algún parecido razonable tenía que establecer!.
Siempre con mi habitual costumbre de preguntar antes de actuar, me informé sobre que debía de hacer para poder utilizar la instalación. Una toalla, dejar el dni para que me dieran el pincho “pá sujetar las pesas de las máquinas” y ná más hacía falta. A las cinco de la tarde, hora taurina por antonomasia, me dispuse a hacer el paseillo en dirección al gimnasio. A esa hora sólo estábamos en él “los esmirriaos”. Quien más músculos tenía de las personas que se hallaban en la estancia era la señora de la limpieza, que estaba a esa hora realizando sus labores propias. Desilusionado por no encontrar otros seres enfermos de vigoresia como yo, pasé de quitarme la camiseta y no enseñé mis albóndigas al respetable. Ni los usuarios eran armarios, ni las instalaciones tan estupendas como me presuponía tras las vidrieras. Material escaso y en no muy buen estado de conservación, pero suficiente para que pudiera realizar mi entreno. A media sesión llegaron tres “Maris”. Criticaron en voz alta, igual que yo había hecho interiormente, la cutrez de las instalaciones en relación con su peso y se pusieron las bicis estáticas frente a la novela que a esa hora pasaban por la tele, en la Cinco. Hablaban de sus niñas, de sus maridos, de los profesores de las primeras y de las amigas que se habían quedado en la piscina viendo como sus retoños aprendían a nadar. Excepto sus vástagos todos eran merecedores de reproches por la su mala actitud frente a las susodichas y por ver maldad en todas sus acciones y pregones. Me alegré de no ser motivo de sus conversaciones, pero supongo que cuando me fui algún latinajo me caería por ser un viejo exhibicionista.
Tras los ejercicios de pesas me fui a correr durante veinte minutos. Recorrí el anillo de circunvalación del campus, esta vez en el sentido contrario al de ayer. Me crucé con un par de “Marujillas” que hacían deportes, seguro que por prescripción facultativa, lo cierto es que lo necesitaban.
Tras ducharme a casita. Esperé que fueran las diez menos cuarto y con un poco de grima, cogí la bolsa de deporte y me fui a la piscina de Espinardo. Esta vez Raúl, que así se llama se “profe” de natación si que me puso tarea. Comencé con 400 mts. de calentamiento y luego estuvimos haciendo técnica. Lo primero fueron los pies, cosa que me dio ocasión de estrenar las aletas que mi “santa” me regaló por mi santo. Después seguimos con punto muerto y algunas cosas más. Al final unos 1400 mts. salieron o quizás alguno más, se me perdió la cuenta. Esta vez me fui de la piscina con todo. Cada vez que he ido me he olvidado las gafas, la toalla y lo último fue el carnet de entrada.
Hoy tengo que hacer piscina. Iré a las cinco a la Universidad. El sábado haré los 120 km. en bici. No se hacia donde iré. Supongo que para Elche y Crevillente. El domingo 80 con la peña de Algezares.
¡Hasta el lunes, querido diario!.
Ayer fue mi primer día de Gimnasio. Tenía que hacer una tabla “pá” ponerme cachas, en plan “bomberos de Bilbao”. La jodía de mi “santa” se quedó mirando atentamente cuando salieron en el telediario. Desde luego no saben admirar el producto del país. Yo estoy casi igual que ellos. Tengo el mismo pelo en la cabeza que ellos en el pecho. ¡Algún parecido razonable tenía que establecer!.
Siempre con mi habitual costumbre de preguntar antes de actuar, me informé sobre que debía de hacer para poder utilizar la instalación. Una toalla, dejar el dni para que me dieran el pincho “pá sujetar las pesas de las máquinas” y ná más hacía falta. A las cinco de la tarde, hora taurina por antonomasia, me dispuse a hacer el paseillo en dirección al gimnasio. A esa hora sólo estábamos en él “los esmirriaos”. Quien más músculos tenía de las personas que se hallaban en la estancia era la señora de la limpieza, que estaba a esa hora realizando sus labores propias. Desilusionado por no encontrar otros seres enfermos de vigoresia como yo, pasé de quitarme la camiseta y no enseñé mis albóndigas al respetable. Ni los usuarios eran armarios, ni las instalaciones tan estupendas como me presuponía tras las vidrieras. Material escaso y en no muy buen estado de conservación, pero suficiente para que pudiera realizar mi entreno. A media sesión llegaron tres “Maris”. Criticaron en voz alta, igual que yo había hecho interiormente, la cutrez de las instalaciones en relación con su peso y se pusieron las bicis estáticas frente a la novela que a esa hora pasaban por la tele, en la Cinco. Hablaban de sus niñas, de sus maridos, de los profesores de las primeras y de las amigas que se habían quedado en la piscina viendo como sus retoños aprendían a nadar. Excepto sus vástagos todos eran merecedores de reproches por la su mala actitud frente a las susodichas y por ver maldad en todas sus acciones y pregones. Me alegré de no ser motivo de sus conversaciones, pero supongo que cuando me fui algún latinajo me caería por ser un viejo exhibicionista.
Tras los ejercicios de pesas me fui a correr durante veinte minutos. Recorrí el anillo de circunvalación del campus, esta vez en el sentido contrario al de ayer. Me crucé con un par de “Marujillas” que hacían deportes, seguro que por prescripción facultativa, lo cierto es que lo necesitaban.
Tras ducharme a casita. Esperé que fueran las diez menos cuarto y con un poco de grima, cogí la bolsa de deporte y me fui a la piscina de Espinardo. Esta vez Raúl, que así se llama se “profe” de natación si que me puso tarea. Comencé con 400 mts. de calentamiento y luego estuvimos haciendo técnica. Lo primero fueron los pies, cosa que me dio ocasión de estrenar las aletas que mi “santa” me regaló por mi santo. Después seguimos con punto muerto y algunas cosas más. Al final unos 1400 mts. salieron o quizás alguno más, se me perdió la cuenta. Esta vez me fui de la piscina con todo. Cada vez que he ido me he olvidado las gafas, la toalla y lo último fue el carnet de entrada.
Hoy tengo que hacer piscina. Iré a las cinco a la Universidad. El sábado haré los 120 km. en bici. No se hacia donde iré. Supongo que para Elche y Crevillente. El domingo 80 con la peña de Algezares.
¡Hasta el lunes, querido diario!.
3 Comments:
Vas como una moto, voy a tener que esperar un poco más de tiempo para poder entrenar contigo, espero que sea antes de Roth. un saludo.
Coño Paco, a este ritmo de tragos por minuto en la piscina, nos vas a dejar más secos todavía de lo que estamos. Es que no has visto el lema "AGUA PARA TODOS". Venga pues no seas egoista y deja un poquito para los demás.
Saludos.
Querido Garbancito, estás hecho un monstruo. Y tienes más cojones que todo el cuerpo de Bomberos.
Firmado Rambo.
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