Y Probé a ser IMvencible

Triatlon.

lunes, julio 02, 2007

LO PROMETIDO ES DEUDA
Dije que sería lo último, pero había "olvidado" una promesa. Cuando rotos por el cansancio y llenos de alegría y con una cuantas cervezas en el buche nos tiramos la noche de domingo 25 de junio en la cama del hotel miré a mi hermano "El Capitán Bajoca" y a mi zagalico "Pacorro" con cara de enorme cansancio y enorme felicidad... Llevados por el alcohol le pregunté al Capitán, ¿Te gustaría hacer la prueba?. El me respondió, me volvería loco hacer la maratón de un equipo de relevos... Le hice la misma pregunta a mi hijo, ¿te gustaría correr?. Me contestó, me gustaría hacer la bici del equipo de relevos del tito... En ese momento, les prometí que volveríamos, me ofrecí a hacer el primer relevo, la natación o a hacer de "Road Manager", mecánico, avituallador, portamaletas y todo aquello que fuera necesario para que ellos consiguieran su sueño... Me volvería loco de alegría que Pablete, mi pequeño, hiciera la natación, Pacorro la bici y el Capitán Bajoca la carrera a pie. Pero estaría dispuesto a ayudar a cualquier otra composición de equipo que hiciera feliz a ambos. Quiero darles las gracias y esta puede ser una bonita manera de devolverles todo lo que ellos me han dado en estos seis días que no han sido fáciles, en los que me han tenido como un marajá, en los que han aguantado mis impertinencias, malhumores y nervios, promovidos sobre todo por el miedo que tenía...
Que sepais que mi ofrecimiento sigue en pie, sólo teneis que disponer el como y el cuando. Ahí estaré yo para intentar daros parte de lo mucho que he recibido. Un beso

La experiencia de Roth.
Roth es una gran prueba. No puedo comparar con ninguna otra que se dispute en la misma distancia, pero la impresión que me dio fue muy positiva. Está muy bien organizada y el ambiente es impresionante. He asistido a varias pruebas y ésta ha alcanzado unos niveles de calidad muy altos.
Me traje a casa una impresión inmejorable, unas vivencias intensísimas, pero no creo que repita. Soy de los que no les gusta decir: “¡De esta agua no beberé, ni este cura no es mi padre!”, pues la experiencia me dice que las circunstancias cambian y que lo que hoy es inadmisible mañana es tolerable y al siguiente es perfectamente asumible… Lo duro de la prueba no es su disputa sino su preparación. Hay personas que puede que cuando más disfruten sea justo en la preparación, no fue mi caso. En algunos momentos la preparación fue tediosa, por larga… Esta es una distancia en la que no puedes ir con lo justo, debes de ir sobrado. Fui ampliamente preparado, sobradamente mentalizado, fuertemente motivado. La carrera en su totalidad es una ensalada de sensaciones que se magnifican por la intensidad del esfuerzo. Hoy una semana después me alegro de poder decir que estábamos en lo cierto, hicimos una planificación correcta y un entrenamiento adecuado. La prueba es que terminé corriendo más rápido al final que al principio de la maratón. Cuando finalizó la carrera mientras que unos se sentaban agotados, otros necesitaban ayuda para siquiera dar un paso, nosotros nos fuimos de cervezas hasta la madrugada y al día siguiente a las ocho de la mañana nos fuimos de turismo por Nuremberg, con ligerísimos problemas en las piernas y de nuevo acabamos de amanecida. Otros van tan justos que al llegar a meta se tienen que acostar con la ayuda de sus compañeros de viaje.
Roth es una carrera preciosa para los participantes pero infernal para los acompañantes. Las distancias son lo suficientemente grandes entre los puntos calientes que el que va a verte debe de estar tan bien preparado como tú al menos. También se ha de comentar que esto es algo para hacerlo en compañía ir sin nadie que te apoye en carrera y en los días previos es condenar al fracaso la aventura.
Debemos desmitificar la distancia. Yo salí de detrás hacia delante y se ve lo que realmente es la cola de la serpiente. Mucha gente anda muy pronto, no se si por falta de preparación o por tenerlo así planificado. La maratón parece, vista por la cola una romería, más que una carrera. Unos andan por convicción otros andan por la ilusión de terminar. Se repiten escenas duras de verdad. Triatletas dando alaridos por los intensos calambres que sufren, gente desmayada en la cuneta, otros vomitando como si fueran la “chica del exorcista”. Fundamentalmente creo que estos deportistas fueron presas de la mala suerte, de esa variable que no se puede prever, otros a mi entender un número considerable, se presentaron a la salida con un irreverente optimismo que les avocó al fracaso.
En cuanto a lo tan manido del drafting, yo no lo ví en exceso. Si acaso era más evidente en los grupos cabeceros, en los profesionales que en la parte trasera. Me adelantaron pross que yo creí que no respetaban la distancia. Pero no lo se, de todas formas esa no es mi carrera. No me adelantó ningún grupo de triatletas individuales. Donde era más evidente el drafting era en los ciclistas de los relevos. Ojo, que no digo que todos los relevistas fueran tramposos, digo que los únicos grupos que yo ví eran de relevistas, aunque tampoco fueron pocos. Los individuales respetaban casi al cien por cien en la carrera que yo disputé. En cuanto a los comentarios que se hace sobre no coger grupo, tengo que decir mi impresión. Me parece que no es lo mismo salir del agua en una hora que en hora y media, me explico. La bici es como una cinta transportadora. Te metes en una línea y se se mueve a 30 por hora, manteniendo la línea y la separación tu vas a esa velocidad, se produce un efecto embudo. Si tu sales después tu cinta sólo va a 28 y tienes que salirte de la línea y por tanto no te aprovechas ese efecto. En cuanto al circuito no tiene nada de llano. Es un constante sube y baja. Se puede ir rápido, pero no es un recorrido veloz, a mi corto entender. El secreto del circuito está en que se hace en el sentido más favorable, me explico. Tiene seis o siete subidas, explosivas, cortas pero que te elevan sobre el nivel medio bastantes metros, en quinientos metros subes el puertecillo, luego el descenso es largo y suave con lo que pierdes en esos 500 mts. de subida lo recuperas y mejoras en los dos o tres kilómetros de bajada a 60 por hora.
La carrera a pie es entretenida al 50 por ciento. Veinte kilómetros son por la orilla del canal que se hace llevadero por la cantidad de participantes que hay en el camino, muchos espectadores también eligen ese sitio para ver la prueba. Por el contrario hay que decir que hay demasiada gente que no tendría que estar ahí, bicicletas molestando, gente andando en busca de sus familiares o grupos de triatletas andarines que en vez de ir en fila se ponen a jugar al “atajar la calle que no pase nadie”… un juego que de pequeño hacía, eso molesta y en ocasiones puede perjudicar seriamente al triatleta que viene a buen ritmo y tiene que comenzar a hacer driblings y cambios de dirección que en algún momento pueden hacer resentir la musculatura. El otro cincuenta por ciento es por pueblecitos preciosos y bosques insoñables, por los que como yo, no vemos ni matas en la orilla del camino. La llegada a meta apoteósica y tras ella encuentras un mundo de atenciones…
La pregunta del millón es: ¿Volverías a correr en Roth?. La respuesta es impepinable, es SI, con mayúsculas. A la pregunta ¿Volverías a preparar Roth?, la respuesta hoy por hoy es no. Mi familia se merece que les dedique más tiempo y para disfrutar de esta carrera hay que llevarla preparada al dedillo y con eso problemas como tuve con el cambio podrían haber tirado por tierra ilusiones y trabajo, es demasiado esfuerzo para jugárselo a una sola carta…
Bueno, ahora números fríos…
Puesto en mi categoría M45 el 186 de 280 que finalizaron.
Puesto en la general de Natación el 1957 de 2021
Puesto en la general de bicicleta el 1745 de 2021
Puesto en la maratón el 619 de 2021

Pasos
Natación 1:36:40 El cien a 0:02:33
T1 0:09:00

Tiempo Carrera 0 KM - 37 Media
Km 37 3:00:02 1:14:22 29,85
Tiempo Carrera 37KM - 70 Media
Km 70 4:11:52 1:11:50 19,21
Tiempo Carrera 37 KM - 120 Media
km 120 5:56:37 1:44:45 28,63
Tiempo Carrera 120 KM - 153 Media
km 153 7:11:47 1:15:10 26,34
Tiempo Carrera 153KM - 180 Media
Km 180 1:45:40 15,33
Total bici 6:16:11
T2 0:13:00
Maraton
Tiempo Carrera 0 KM - 3,8 Minut/km
3,8 8:34:05 0:19:14 0:05:04
Tiempo Carrera 3,8 KM - 12,3 Minut/km
12,3 9:22:44 0:48:39 0:05:43
Tiempo Carrera 12,3 KM - 20,8 Minut/km
20,8 10:10:57 0:48:13 0:05:40
Tiempo Carrera 20,8 KM - 24,9 Minut/km
24,9 10:34:40 0:23:43 0:05:47
Tiempo Carrera 24,9 KM - 29,2 Minut/km
29,2 11:01:16 0:26:36 0:06:11
Tiempo Carrera 29,2 KM - 33,7 Minut/km
33,7 11:26:31 0:25:15 0:05:37
Tiempo Carrera 0 KM - 3,8 Minut/km
42,195 0:45:02 0:05:18
Total Pie 3:56:42
Tiempo Final 12:11:35


Esto, ahora si que se ha acabado, espero que hayais disfrutado y sufrido tanto como yo. Volveremos a encontrarnos y gracias de nuevo por vuestro interés y ánimos.
Un abrazo, besicos castos y de hombretón de vuestro compañero de viaje
Garbanzito
Paco Urbán
P.D.: Si se alguien quiere hacer alguna pregunta, estoy a su disposición. De ahora en adelante contestaré en los comentarios de esta última entrada. Esto es.. Esto es... Esto es todo amigoooossss

viernes, junio 29, 2007

Y comenzó el día más largo, el más duro, el más feliz y en el que sentí que realmente me quieren
Tras unos metros de adaptación al medio comienzo a nadar a un ritmo adecuado a mis posibilidades. La sensación de que avanzas me da seguridad. Pasan los árboles, pasan los espectadores te das cuenta que cada brazada es eficaz, cosa que el mar por falta de referencias no tienes. En un momento dado, sólo respiro por el lado derecho justo por donde está la orilla veo a mi hermano que me sigue cámara en ristre canal arriba, saco la mano y lo saludo, me alegró un montón, era uno de los momentos donde necesitaba el apoyo la confianza de los míos, saco la mano y lo saludo para confirmarle que sí, que era yo “el manta al que seguía”. La ida hacia el puente se me hizo hasta corta, lo cierto era que sólo eran 1400 mts. fui adelantando algunos gorros de la salida anterior, eso me dio aún más confianza y me ocupó la cabeza en pensar, como se puede ser tan poco objetivo en elegir la salida nadando tan mal… Iban a braza, espalda… Yo chano, chano avanzaba hacia el puente hasta que encontré la boya azul. Ya me había dado cuenta que cada doscientos metros había un punto de referencia blanco numerado y eso me daba referencia de cuanto me faltaba. Crucé los ochenta metros que tiene el canal de ancho para irme a la otra orilla y comenzar el regreso. Esta vez el puente no apareció tan pronto. Se empezaba a notar el tedio de nadar, no el cansancio, solo las ganas de finalizar este segmento. Se hizo largo pero el puente llegó. Lo sobrepasé y comencé el peor tramo, el buscar la boya para regresar de nuevo y poder salir. Por la mañana había visto poner las boya y creí que estaban justo pasado el puente. Me fui cruzando y cuando alcancé la mitad del canal y quería cruzar un piragüista se abalanzó sobre mí dando gritos y haciendo aspavientos. La soledad y el silencio que reinaba en mi interior se rompió en mil pedazos. Entendí rápidamente que estaba intentado que no me “colara” antes de llegar al final. Le pedí perdón en español y por lo visto me entendió. Ya más calmado el piragüista me indicó “¡La boya azul, debes llegar a la boya azul!”. La puta boya no se veía. La tapaban el resto de boyas que faltaban hasta ella. Ese fue el tramo más duro de la natación. Me había hecho a la idea de regresar y se me hizo interminable. Cuando alcancé el punto más alejado del recorrido me tiré de nuevo hacia la orilla. Allí algo mareado me fui pegando tanto a ella que en un momento dado le dí una patada a una piedra pues cubría medio metro escaso. Noté enseguida el escozor de un herida. ¡Me cago en la leche!. Como sea profunda igual no me deja correr. No sin esfuerzo alcanzo el final. Dos fornidos voluntarios me agarran de la mano y de un empujón me llevan a tierra firme. Subo las escaleras, levanto las manos en señal de victoria e intento dar un paso, vacilo, parece que fuera borracho, una sensación no desconocida por mí…jajajaja. Encaro la alfombra verde, llego a mi bolsa y como buen españolito competitivo hago un repaso general para ver si estaban las de mis compañeros y hacer una estimación de cuantas quedaban. Según la clasificación llegue´el 1957 de 2021 que finalizaron. En la carpa un señor ya mayor comenzó a ayudarme a quitarme el neopreno, sin su ayuda aún estaría tirando de él. Después una señora que sabía lo que llevaba entre manos cogió mi bolsa y la vació completamente en el suelo y comenzó a señalarme que quería y que no. Todo lo de lluvia o abrigo volvió a la bolsa. Los sanwiches se habían mojado y buscó papel para volverlos a liar y me hizo el atillo de bici con gran rapidez y eficiencia. En esto llegó mi amigo Manolo a la T1, comentamos como nos había ido y estuvimos unos breves instantes charlando, no tenía excesiva prisa en salir. Cuando creo que ya me he recuperado, nueve minutos después tomo las de villa diego, me despido de mi compañero y corro a por mi “chinita”. Al verme salir de la carpa mi hijo comienza a gritar y animarme, parecía estar loco, la gente lo miraba, sólo los que conocían mi historia sabían cuan importante era para nosotros llegar a coger la bicicleta. Un saludo, una confirmación de que todo había ido estupendamente y a montar en la bici. Los primeros kilómetros se me hacen difíciles, no consigo coger un ritmo, continuamente estoy subiendo y bajando piñones. Debo decir que quien diga que el circuito es llano miente. Es un circuito que aquí lo llamaríamos pestoso, sólo subir y bajar. Lo que ocurre es que estos alemanes son muy listos. Nos hacen subir por rampas durísimas pero muy cortas que luego descienden lentamente durante varios kilómetros lo que hacen que al final la media sea muy alta. En medio de un bosque, en lo alto de una cuesta me encuentro a los primeros españoles en la cuneta. Llevaban unas camisetas rojas y les comento lo lejos que se han puesto, me animan y me insuflan nuevos estímulos para pedalear. Voy cogiendo gente y pasándola. Desde que salí del agua sólo hago pasar participantes hasta llegar a meta, sólo soy sobrepasado por los relevos pero ni uno solo de los individuales logra alcanzarme. Las subidas llenas de gente, los pueblos con espectadores animosos que te gritan ¡Go, go, go! Te persiguen. En el pueblo donde esta la desviación para ir a meta, siguiendo a una moto me equivoco y me dirijo a ella. El spiker dice mi nombre y nacionalidad y comenta que tengo unas ganas locas por llegar a casa. Freno y una decena de personas se abalanzan sobre mí para ayudarme a dar la vuelta y coger el camino bueno. Les indico que no me toquen y doy las gracias lo mejor que puedo en mi inglés macarrónico. Sigo pasando gente, me alimento cada treinta kilómetros, primero los sanwichs, luego las barritas y al final lo geles. Cojo agua en cada avituallamiento. Cuando se acaba el Vitargo me proveo del isotónico de la organización pero está más malo que una mierda. Casi al final de la primera vuelta después de la subida la observatorio, hay otra ascensión como todas dura pero corta. Llego a lo alto y comienzo el descenso, voy bajando coronas y ¡Zas!, se sale la cadena y se engancha entre el tirante trasero de la bici y el piñón del 12. Le metí un zamarrazo que pudo haber roto la cadena, la suerte estuvo de mi parte pues también podía haberme caído a 66 por hora que iba en ese momento. Encuentro una pequeña explanada a la derecha y me tiro como puedo a ella. Dos policías se vienen hacia mí con la intención de darme ayuda. Les grito, que no, que gracias, que me dejen… Al principio no lo entienden, al final me dejan tranquilo y sólo miran. Cuesta sacar la cadena de donde se había metido. No puedo sacar la rueda pues la misma cadena aprieta contra el pasador y eso estaba duro de cojones. Con un trapo que me dan los guardias tiro del pasador y logro sacar la rueda. Lo arreglo y comienzo a maldecir mi mala suerte. Intuyo que cada vez que baje piñones el desviador trasero me escupirá la cadena y en un momento puedo romperla, sería el fin. Sigo el descenso con la moral tocada. Empiezo a cambiar y algún tornillo se debía haber aflojado comienzan a saltar los piñones, entran dos, baja uno, parecía un carrusell. Decido comer otro sanwich y llega, sin darme cuenta la subida a Soler… Es otro mundo, llevaba el pan hecho chicle en la boca y la cuesta puñetera me impedía comer y respirar, llego como puedo. Es emocionantísimo, te crees el ser más importante del planeta. Me encuentro a mi hijo y a mi hermano y en ese momento cometí el mayor error de mi vida. Lo estuve rumiando toda la carrera, me arrepentiré mientras viva… Les dije, ¡Llevo el cambio roto!. La cara les cambió, toda la alegría de verme llegar se transmutó en un segundo en tristeza, seriedad, incertidumbre… No tenía que haberles dicho nada, pero es que necesitaba compartir mi desesperación con alguien, pero no debía haber sido con ellos. Después me di cuenta que ahora estarían tres horas sufriendo, lloré muchos kilómetros por ello, esperando que volviera a pasar, con la incertidumbre de si me retiraría, si me pasaría algo… Efectivamente, les dí el día y fueron las tres horas más largas de su vida hasta que mi hijo me vió llegar de nuevo a lo lejos… Pero eso se contará en su momento. Mi preocupación en ese momento era recuperar mi puesto en carrera, debía volver a adelantar a todos aquellos que antes había pasado pero que cuando tuve la avería volvieron a sobrepasarme ellos. Cuarenta kilómetros después volvía adelantar al ciclista que llevaba delante en el momento que se me rompió el cambio. Antes se me había vuelto a salir la cadena y entonces me di cuenta del truco. No volvería a meter el 12 en toda la prueba pues en ese momento el desviador me la sacaba fuera. Cada nuevo kilómetro me hacía que un corona no entrara, primero fue el doce, luego el 25 y así sucesivamente, algo se estaba aflojando pero yo no sabía que era y tampoco sabía arreglarlo. De nuevo en Soler… Mi hijo se había ido a esperarme a otro punto pero yo que ya iba como un cohete pasé antes de lo previsto, estuvo esperándome y no llegaba, temían lo peor, mi abandono. Mi hermano que me conoce bien, le consolaba diciéndole que yo era un tipo leal, si abandonaba ellos serían los primeros en saberlo pues les llamaría inmediatamente y si no había llamado es que seguía en carrera. Mi crío descubrió mi maillot al comienzo de la subida y su ánimo se vino arriba igual que yo se lo había bajado tres horas antes… corrió tras mía toda la subida dándome ánimos y preguntando. Ya había espiado mis culpas y sabía que es lo que tenía que decir, le transmití tranquilidad. Nos os preocupeis, va roto pero todo va bien, terminaré y además no lo haré mal, los tranquilicé. Ya no quedaba nada para coger el desvio hacia meta. Fueron los cinco kilómetros más duros de mi vida. La subida al “Albaterolo” fue un juego de crios comparado con lo que sufrí en los cinco kilómetros de acceso a Roth. Las plantas de los pies me hervían. Qué dolor tan intenso, cuanto penar… La T2 se ve al fondo. No iría a más de 12 por hora. Dios es sabio y justo y me quitó el penar en cuanto me cogieron la bicicleta los voluntarios. Como pude me dirigí a la carpa. Al llegar dos gritos verduleros fueron los que se me escaparon cuando vi a Román que se iba a correr. Le digo que se ponga a correr y que sea positivo. Qué su madre espera mucho de él…jajajaja. Me siento, una voluntaria intenta ayudarme y le doy las gracias como puedo pero declino su ofrecimiento. Necesitaba tomarme un tiempo para masajear los pies y cambiarme con tranquilidad quería salir a correr sin prisas, pero seguro de que a partir de ese momento ya nunca más volvería a parar hasta meta. Una vez cambiado fui a los urinarios y de allí a los puestos de avituallamiento. ¿Todo listo?. ¡A correr!. Enseguida veo a Mariló, la novia de Stani y a su padre, pregunto por él y me dicen que no lo habían visto. Me preocupo un poco. A los pocos kilómetros me cruzo con Txema, va muy fresco, nos animamos. Espero encontrar pronto a Stani en sentido contrario. Pasan los kilómetros y no lo veo, empiezo a preocuparme ya más seriamente por mi amigo. Desde que comencé a correr no hago más que pasar triatletas y triatletas, se que voy bien y que este iba a ser mi día. Por fín sobre la presa del canal me cruzo con Stani, le veo bien, nos animamos, me tranquilizo sigo corriendo. Al regreso para llegar al km 21 el panorama comienza a ser bien diferente. Aquello parece el infierno, gente y más gente andando, vomitando, sonámbulos. El público magnífico animando y prestándote todas las atenciones del mundo. Avituallamientos abundantes y surtidos con voluntarios que se deshacen en atenciones por el participante, En el 21 está mi hermano, me anima, me hace unas fotos y me entrega la botella de vitargo que le había dejado por la madrugada. Comenzaba la parte más dura, esperando al hombre del mazo. El recorrido es precioso. Bosques y pueblecitos que se vuelcan con la carrera, en donde corean tu nombre y te animan sin cesar. Música de ambiente y gente por doquier. En el regreso hacia el km. 30 de nuevo me cruzo con Stani, tiene buena cara todo irá bien, le he recortado tiempo pero sé que no voy a cogerlo, tampoco es lo que yo deseo, se merece llegar antes que yo, pero no mucho…. Me cruzo con Román, en el cinco lo vi andando y le grité que esa no era la actitud, que debía correr hasta el treinta, era por decirle algo, para que no se viniera abajo. Yo iría por el 32 y Román por el 25 me pregunta donde se da la vuelta, le digo que ¡qué más da! Donde ellos digan, hay que llegar de todas formas. Le grito que va muy bien y que así es la actitud de los campeones. A Manolo no lo he visto en toda la carrera a pie, intuyo que como nos había comentado se retiraría al dejar la bici… Sigo pasando y pasando gente andando. A esas altura ya muy pocos corrían, si acaso un ligero trotecillo… De nuevo llego al nudo y esta vez me dirijo hacia la Meta. Comienzo a escuchar al spiker y se que estoy llegando, voy muy fresco, ni un solo dolor, nada que me molestara en toda la carrera. Ha sido un año durísimo pero hoy he encontrado mi recompensa y también la de los míos, la de todos aquellos a los que he sacrificado con mi ilusión, a los que he preocupado, a los que me han atendido, mi mujer, mis hijos, mi familia y mi entrenador que han hecho el Ironman conmigo. A la entrada del estadio están mi hijo y mi hermano. Me paro, me dicen que siga, que el reloj corre, les contesto que eso es secundario que quería estar con ellos unos minutos saboreando el triunfo la satisfacción de ser finisher. La certeza de que los métodos de entrenamiento eran los correctos, la satisfacción de corroborar que estábamos en el camino de lo cierto. Cojo la bandera de mi región, mi tierra que me ha dado la vida, el lugar donde soy feliz, me fotografío, me abrazo y beso a mis nenicos, Pacorro y al Capitán Bajoca. Con la bandera a mis espaldas me encamino hacia la meta. Henchido de gozo, lleno de júbilo. La cabeza arde de pensamientos para todos aquellos que han creido en mí y me han ayudado, sobre todo mi mujer y mis hijos, mi hermana, mis hermanos, mi entrenador, mis amigos. Acorto el paso, me da igual que el reloj corra, no quiero que se termine mi sueño, cuando pase el arco habré cerrado unos de los capítulos personales más satisfactorios de mi vida, no me queda más remedio que entrar y cerrar un libro hermoso, de esos que no quieres que acaben pero que estás deseoso de llegar al final para saber quien es el asesino… Tras la línea de meta está mi amigo Stani, lo conocí hace once meses pero parece que fueron once años, cuantas horas. Espero que esa amistad dure eternamente, tanto como nuestras almas. Me abrazo con, nos miramos, poco hay que decir, ambos lo sabemos, lo hemos hablado muchas y muchas veces. Le doy dos besos a Mariló que no se como se había metido en la línea de meta, los de Monteagudo lo consiguen todo, nos hacemos fotos y como estaba previsto, sin ninguna palabra más nos fuimos donde ambos sabíamos, al mostrador de las cervezas, tres cayeron en un santiamén…
¡Qué pena, no quería que terminara, he disfrutado y sufrido tanto que estaba enganchado a esto!
No he visto la luz blanca como algunos intentos de mitificar la prueba nos quieren hacer creer, pero si me he visto en mi interior y se que puedo hacer todo aquello que me proponga. Ahora soy un hombre de hierro y como tal me tengo que comportar.
En otros capítulos intentaré hacer un valoración personal de la prueba, de lo bueno y malo, pero esta historia se ha acabado, pocas entradas más quedan…
A todos aquellos que me han seguido, escrito, leído… a todos gracias y haceros partícipes de mi satisfacción y de mi triunfo. Un saludo a los simpáticos malagueños con los que convivimos en el hotel de Furh. Un abrazo y hasta siempre.
El sueño de ser finisher ha muerto, ¡Viva el sueño!
Os dejo unas coplas de una comparsa del carnaval de Cádiz que resumen un poco mi estado de ánimo:

No me des más de lo que me merezca
Si hace falta quitame
Pero no me quites nunca las ganitas de volver
Y volver a repetirte Princesita de mis sueños
Que siempre te querré, que siempre te querré


Y una composición del Archenero Vicente Mediana que resume lo que somos los murcianos, topónimo que con tanto orgullo llevo;
Cansera

¿Pa qué quiés que vaya? Pa ver cuatro espigas arroyás y pegás a la tierra; pa ver los sarmientos rüines y mustios y esnüas las cepas, sin un grano d'uva, ni tampoco siquiá sombra de ella... Pa ver el barranco,pa ver la laera,sin una matuja... ¡Pa ver que se embisten,de pelás, las peñas!...Anda tú, si quieres,que a mí no me quea ni un soplo d'aliento,ni una onza de fuerza,ni ganas de verme,ni de que me mienten, siquiá la cosecha...Anda tú, si quieres, que yo pué que nunca pise más la senda,ni pué que la pase, si no es que entre cuatro,ya muerto, me llevan...Anda tú, si quieres...No he d'ir, por mi gusto, si en crus me lo ruegas,por esa sendica por ande se fueron,pa no volver nunca, tantas cosas buenas...esperanzas, quereres, suöres...¡To se fue por ella!Por esa sendica se marchó aquel hijo que murió en la guerra...Por esa sendica se fué la alegría...¡Por esa sendica vinieron las penas!...No te canses, que no me remuevo;anda tú, si quieres, y éjame que duerma,¡a ver si es pa siempre!... ¡Si no me espertara!...¡Tengo una cansera!...

Vicente Medina

jueves, junio 28, 2007
















Mientras termino la crónica subo unas fotos





Mientras que intento terminar la crónica de estos magníficos seis días subo unas fotos que espero os hagan llegar la alegría y entusiasmo de este pequeño grupo de cinco finisher pues los cinco logramos nuestros objetivos...

lunes, junio 25, 2007

La modernidad de lo moderno. O como contar una aventura on-line
Estamos ahora mismo en el avión de Ryanair que nos lleva a Franfurk-Hanh.
Como era de esperar vamos de resbalón en resbalón. Quedamos a la una del medio día en la Terminal del aeropuerto. Tras los primeros preguntaos y como no llegaba el Capitán Bajoca que a última hora había tenido un imprevisto, nos comunican que en vez de abrir el embarque cuatro horas antes, como claramente explicaba su web, sólo lo abren dos. Así que hasta las tres menos cuarto o tres en punto no abrirían. Nos retiramos del mostrador con más baúles que la Piquer y sin poder irnos de allí pues no había donde dejar todos nuestros enseres. Decidimos entrar en el buffet del pequeño aeropuerto y damos cumplida cuenta de una ración de macarrones y arroz con leche. Por cierto, nada baratos. Hasta el gorro de la espera nos dirigimos hacia la zona de facturación. Comenzamos a jugar con nuestras maletas en las cintas transportadoras y a comprobar el peso que llevábamos. Manolo iba muy "sobrao" y poco podía hacer para evitar tener que pagar. Román saca la bandera de su pueblo de su maleta, que gentilmente le ha prestado el Sr. Alcalde (Benferri) y la cambia a una de las mochilas de mano que llevábamos para el menester. Es el punto de comentar que como en todo el pueblo la única bandera del municipio que había era la que estaba en el mástil de la Casa Consistorial, la han arriado y se la han dado al "nenico". El problema es que desde ayer los lugareños no hacen más que preguntar que ilustre miembro del censo ha sido el que ha fallecido, que no es que hayan bajado la bandera a media asta, sino que directamente la han quitado. Tras dar el cante, cientos de teutones que esperaban que abrieran los mostradores nos miraban con cara de partirnos la idem, pues intuían, tal y como se estaban desarrollando los acontecimientos, nos íbamos a poner los primeros en la cola.
Una gentil doncella aparece tras el mostrador y nos disponemos a sacar nuestras tarjetas de embarque. Tras darle un montón de papeles que nos habíamos bajado de Internet y que no servían absolutamente para nada, le presentamos los correctos. Manolo se va a pagar el exceso de equipaje y el resto seguimos dando la nota queriendo meter las enormes maletas de las bicis por la cinta del equipaje normal. La primera bici en pasar el control es la de Manolo que va en una maleta Cannodale. No pasa de ninguna de las maneras por el arco. En fluido inglés le intentamos transmitir a dos "expertos" guiris que es un material caro y muy valioso. Solo aciertan a decir Ok y acto seguido se cargan la cinta transportadora. La vigilante de seguridad pilla un cabreo de tres pares de cojones y empieza a pagarlo con nuestras bicis. Entramos las maletas de Román y mía a mano y aparece el Capitán Bajoca. Hay que decir que es el único con estudios y mundología. Negocia con la irascible guardia de seguridad el abrir nosotros las maletas y pasar del arco. Accedió en el acto y esperamos la presencia de la Guardia Civil. Sólo una pareja de beneméritos para chiquicientos vuelos y el guripa no aparece por la zona de equipajes. Un buen rato después llega el menda. Manolo abre su bicicleta y le pregunta el Civil sobre el destino. Comentamos muy ufanos que somos triatletas y que vamos al Ironman de Roth. Resulta que el hombre conoce nuestro deporte y espeta: ¡"Si tenemos los dos mejores triatletas del mundo"!. ¡No hace falta que os revise el material!" y en ese momento se acaba el cacheo de todos los equipajes.
Ya sin lastre nos hemos ido a tomar un café y a hacernos unas "afoticos" que inmortalicen el comienzo de nuestra odisea. Como no podía ser menos he metido de nuevo la pata. En la mochila de mano llevaba el neopreno y el bote del aceite para ponérmelo. De nuevo el Civil ha venido y me ha dejado pasar con ella, ¡La importancia de ser triatleta!
El avión es bonico y muy apañao, se va cómodo y desde la ventanilla se ve el mundo como si fuera el Google. El proceso de embarque ha sido un poco "transporte de ganao". Resulta que esto es como los autobuses urbanos el primero que llega es el primero que pilla. El azafato nos ha explicado todo el tema de la supervivencia en caso de accidente y nos hemos descojonado un huevo de él. Al terminar se ha acercado a nosotros y nos ha dicho en perfecto castellano: ¡No os riáis más de mí y ser coleguillas!. Nos hemos quedado planchados, pero el tío se ha enrollado. Cuando comencé a escribir estábamos por las Baleares, ya hemos girado a la izquierda y hemos vuelto al continente. El paisaje ha cambiado. Vemos montañas nevadas, qué nadie se ponga a cantar. La impresión desde el avión es que no se mueve o lo hace muy lentamente. ¡Qué diferente a la última vez que subí a uno que era a hélice!.
Sólo queda, casi ná, lo más difícil para nosotros. Llegar a Alemania. ¡Cómo coño seremos capaces de llegar a nuestro hotel, si en castellano nos hemos equivocado cuarenta veces!. Otro problema va a ser meter todo lo que llevamos en la Turan. No va a caber ni de coña. Luego os cuento.
Os adjuntamos fotos de la salida en San Javier…
La llegada ha sido apoteósica En el país del "no posible" estas dos palabras han sido las más escuchadas desde nuestra arribada. El coche, alquilado desde noviembre, no cumplía ninguna de nuestras expectativas. Tras dos horas de intensas gestiones para solucionar un cambio de vehículo lo único que hemos podido conseguir ha sido un Opel Corsa. El Toyota Corola Versus, cinco segundos después de ser decepcionado por nosotros, se ha sido aparcado en "comedio" de un magnífico paso de cebra. Treinta segundos más tarde, un tío con un mono azul y un peto verde, una cara de Corso que te cagas y ahumado como el tizón, nos ha puesto una multa que no ha sido capaz de levantar ni nuestros lamentos ni nuestras súplicas. La idea final ha sido un coche pequeño donde vamos "el grueso de la expedición" que devolveremos mañana en Nuremberg y el Toyota lleno de "bercicletas" y maletas.
Encontrar la Pizzería Venecia ha sido más difícil que Marco encontrara a su madre. Una vez en el sitio está bastante decente pero el pueblo en conjunto es aunque pintoresco, bastante venido a menos. La comida abundante, buena y aún no sabemos si cara. El principal problema es el idioma pero hasta el momento el personal se esfuerza por entendernos. Dos polacas vistosísimas se han sentado junto a nuestra mesa, pero nosotros somos "pofesionales" y no vamos a perder el tiempo con "medios días" habiendo días enteros. Hemos pedido de postre unos helados pero seguramente no los pondrán hasta el amancer.. Aprovecho que acabo de encontrar una wi-fi gratis y no vaya a perder la conexión. Mañana seguiremos, aunque no creo que seamos capaces de llegar a Nuremberg.
Al final la conexión no pudo ser. La señal no era lo suficientemente buena para realizar la subida del texto. Seguimos.
Una habitación de hotel por amplia que sea nunca será suficiente para cinco camas. Con una situación similar a la del camarote de los hermanos Marx, nos hemos metido todos, con nuestros baúles y las tres bicicletas. A estas horas de la madrugada, las seis A.M. del jueves el ambiente es más denso y cálido que en el Apolo XIII. Cuando nos quisimos acostar vino otro gran dilema. ¿Era pósible que la sábana de abajo fuera tan rugosa?. ¿Qué era esa especie de saco de dormir con una colcha dentro?. Dos líneas teóricas se desarrollaron. Una propugnaba que el saco era una colcha nórdica y que efectivamente lo rugoso que había sobre el colchón era una sábana que distaba de ser suave tanto como nosotros estábamos distantes de nuestras casas. La segunda línea de pensamiento exponía que había que sacar la colcha del "saco", meterse dentro de él y echarse encima la especie de manta. En su favor argumentaban que si te acostabas sobre esa sábana, pura lija del nº 5 esta mañana nos levantaríamos como si nos hubiéramos realizado un tratamiento de esfoliación, es decir, pelaos como un tomate, con todas las escamas levantadas. A las seis nos hemos despertado y Román, el chico con las ideas más progresistas ha salido en calzoncillos a hacer dos comprobaciones. La primera ha sido una gran desilusión. Las polacas, más güenas que la mojama, ya habían partido con rumbo desconocido, con lo que se ha truncado lo que podía haber sido una tórrida historia de amor. La segunda comprobación ha sido que las tres bicicletas seguían en el hall del hotel donde al final tuvimos que bajarlas pues había tan poco espacio en la habitación que por faltar, faltaba hasta aire para respirar. Mientras escribo estas líneas, mis cuatro intrépidos aventureros se hacen los dormidos, pero están hasta los güevos de estar en este Shoren n el que a las once de la noche no había ni dios en la calle y como diversión más importante está el recordar los tiempos lustrosos en el que había en el lugar una base americana y los voluntariosos yankis daban vida al lugar y llenaban el antiguo negocio de Toni, así se llama el dueño del hotel, un italiano un poco redicho, que consistía en calmar la lívido del cuartel con 150 muchachas de compañía. Los yankis "go home" y las putas hicieron lo mismo..
A nuestras santas, novias, hijos e hijas, decidles que como en casa no se está en ningún sitio y que si sigue haciendo este frío se va a meter al río a nadar "Rita La Cantaora", así que volveremos a casa enseguida, pues las echamos mucho de menos. Así que preparar cena esta noche pá tos, que igual aparecemos por allí antes de lo que os pensais.
P.D.: A mi santa en particular, empieza a hacer los preguntaos para saber como quitarnos la multa dichosa de encima, igual estos descerebraos hasta quieren cobrarla. ¿Mira que si no nos dejan abandonar el país hasta que la paguemos?. ¡Qué pensamientos tengo!, ná más que pensarlo me dan sudores fríos. Seguiremos buscando el dichoso wi-fi.
Hasta luego, me voy al excusado, a las seis y veinticinco me está dando un apretón, a estos los mato de ésta.
¡Alemania…!, se nos ha caído otro mito
Cuando a Toni le ha salido del mismísimo mingo nos ha dado la cuenta y nos ha explicado en perfecto italo-alemán por donde salir del pueblo dirección Nuremberg. Este es el momento de manifestar, pues así nos lo ha confesado Román, que el mes que gentilmente le pagó su papaíto en Irlanda fue un timo. El chiquillo se lo pasó en un puti-club de la carretera Alicante Valencia pasándoselo de puta madre, pero inglés ná de ná. Si el Capitán Bajoca no viene con nosotros aún estaríamos esperando el coche en el aeropuerto de Hanh. El Román ni habla inglés ni entiende una mierda. ¡He dicho!.
Salimos tarde pues se fue dilatando todo el proceso y Román, en el que aún confiábamos en ese momento, tomó las riendas del comboy. En el primer cruce, tras doscientos metros de trayecto, nos fuimos al lado contrario y nos adentramos en la bonica campiña centro alemana. Quince kilómetros después desistimos de seguir por allí. Nos detuvimos en una gasolinera, compramos un mapa y atendimos a las instrucciones de la gentil chica para volver al camino. Ya sabemos porque en Alemania se puede ir a la velocidad que quieras por las autopistas. Aquí son más listos, no prohiben nada. Aquí hay otro "Gallardón" que estratégicamente hace obras de tal manera que cada equis kilómetros haya un atasco. Esto es igual que la A7, estamos siempre paraos. Otra cosa. Mientras que en nuestra España, George Dann nos machaca con su nuevo Hit, "Me cago en tó", canción del verano, aquí es otoño y de los de pelá. Nos está cayendo una mano de agua pá aburrirnos. En mi vida había visto tantos árboles. Con los atascos y que nuestro Corsa no anda un carajo hemos tenido que parar en la autopista a comer. Por primera vez en mi vida he tenido que pagar por mear, 50 céntimos. Al primer alemán que vea orinando en una pared en España, le voy a meter una mano de hostias que se va a acordar de toda su familia. No ha estado mal. Dos euros largos costaba cada 100 grs de spaguetis. Me he echado lo suficiente y me han cobrado medio kilo, así que once euros una mierda de plato de ná. Como hemos podido hemos llegado a Furh. El hotel está bien pero la cama es de matrimonio y no se puede separar. Como estamos hasta el moño de dar explicaciones que nadie entiende hemos decidido que mi Pacorro y yo durmamos juntos como buena familia que somos.
El montaje de las bicicletas ha transcurrido sin novedad y nos hemos ido a devolver el Corsa. Hemos dado más vueltas que un tio vivo para poder entrar a la estación de tren de Nuremberg donde estaba el alquiler. Tras una discusión con el empleado del Capitán Bajoca, el chico ha accedido a llevarlo el personalmente al garaje pues llevábamos dos horas dando vueltas. En ese momento nos hemos enterado los del Corsa que el Toyota lleva navegador pero que está en Alemán. Le hemos hecho al chico cambiar el idioma a español y una chica muy amable ha salido del aparato para alegrarnos la vida definitivamente. Esto ya ha cambiado. Hemos puesto Roth en el bichejo y ¡oh decepción!, han aparecido más de treinta, ¿cuál es el nuestro? Tras una intensa búsqueda por parte de Pacorro, ha salido el nene hábil para esto, hemos localizado el correcto y en un plis-plas hemos llegado.
Aterrizamos en otro mundo Hemos cogido nuestras bolsas Dorsales, mochila y una pulsera naranja como la de los hoteles de todo pagado. Por primera vez nos hemos juntado con el grupo de Stani. ¡Qué montaje, cuanta gente!. Hemos quedado el sábado a las once y media en la carpa de la charla. Volver a Furh ha sido de nuevo una odisea. No hemos sido capaces de encontrar el nombre en el aparato y nos hemos perdido de nuevo. Nos ha costado encontrar el hotel. Está lleno de españoles que también vienen al triatlón. Todos altos delgados y seguros de sí mismos, lo contrario que nosotros. Al segundo intento cenamos en un italiano. No ha sido caro. Ahora voy a preparar todas las bolsas para mañana.
Me dejo un montón de cosas en el tintero, poco a poco las iré contando.
Hasta la próxima, querido diario.
El sábado, el día en el que realmente se sabe si los que van contigo que quieren.
Cuando regresemos a casa hablaremos de los pros y contras de este triatlón. Hay muchísimas cosas buenas y algunas malas. Una de ellas es que los acompañantes son imprescindibles y necesitas que ellos hagan un ironman contigo, sino el fracaso es seguro. Muchos desplazamientos, mucho stres por dejar cosas distantes unas de otras y encima con la barrera del idioma. Por otra parte además de por su majestuosidad y gran organización, las ganas de satisfacer al visitante en general son norma en esta prueba, lo que no quita para que sean severos e inflexibles en gran número de detalles pero creo que eso redunda en beneficio del participante. El sábado dormimos mejor, pero había que madrugar. A las ocho salimos a correr por un gran parque, no un jardín, sino un parque con kilómetros de senderos señalizados para correr por ellos o pasear en bicicleta. Treinta minutos era la idea para después recoger las cosas e irnos a Roth para empezar con lo que realmente era importante. Los cinco magníficos, Pacorro, Capitán Bajoca, Manolo, Román y yo salimos con nuestras mejores galas dispuestos a mostrar al mundo alemán de la vistosidad y majestuosidad de nuestros cuerpos. Ya a tan temprana hora habían correteando algunas ninfas. A lo lejos todos los cuerpos son iguales, así que pasamos los treinta minutos persiguiendo señoras mayores a las que al observarlas de cerca adelantábamos apresuradamente. Pacorro acuciado por imperativos mayores fue el primero en irse. A los pocos minutos el resto, excepto el Capitán Bajoca, dimos por concluido el entrenamiento. La persecución de lindas ninfas nos había dejado lejos de la puerta por la que habíamos accedido al parque. Salimos por otra y teníamos que ir hacia la derecha. Tomamos, siguiendo nuestra costumbre para el lado contrario. Veinte minutos después no habíamos visto un alma viviente, en este lugar donde nunca nadie pasea por la calle. Dimos vueltas y más vueltas y sólo conseguíamos alejarnos cada vez más de nuestro destino. Por fín una chica apareció al final de la calle, nos abalanzamos hacia ella para suplicar que nos indicara. Un rato de explicaciones y se para y nos pregunta, ¿de verdad que os habéis perdido de vuestro hotel?, nuestra respuesta fue "Sí" y la chica se descojonó en nuestra cara.
Cuando regresamos al hotel, el Capitán Bajoca estaba hasta la cocorota de esperarnos y otro más que se rió de nuestra torpeza.
En Roth asistimos a la reunión técnica donde nos recordaron todo lo que ya sabíamos. Fue muy importante las indicaciones para moverse durante la carrera para los acompañantes. Después de la charla nos dispusimos a probar las bicicletas. Pacorro fue con Txema, que había roto la patilla del cambio al sentarse sobre la maleta para cerrarla y Román, Manolo y yo montamos las bicis para probarlas. El tiempo se cerró en un momento y nos cayó agua como para no contarlo. Las rachas de viento fueron impresionantes y estuvieron a punto de tirarme un par de veces. Cuando llegamos al coche estábamos empapados hasta los huesos, sin saber sin nuestras monturas estaban bien y ya se nos hacía tarde para ir a la T1 a dejar las bicis. La nena del navegador nos llevó bastante cerca del aparcamiento. En ese momento nos dimos cuenta de la grandiosidad de la carrera. Aparcamientos enormes vigilados por guardias. Policía y voluntarios por todos lados. Me acojoné. Aún no habíamos visto el canal pero un enorme puente lo cruzaba y nos hacía intuir lo enorme de la obra de ingeniería. La T1 era grandísima y había un servicio exquisito. Decenas de Urinarios. Varias grandes carpas, torres de megafonía, gradas de prensa, servicio de inflado de ruedas… Desde que mi crío tenía 12 años he estado siguiendo decenas de pruebas en España, ninguna de las que yo conozco es comparable a ésta. Dejamos las bicis, con gran sentimiento, el caso y ambas las cubrimos con un gran saco de plástico amarillo. Todo un lujo. Los participantes comenzaban a llegar y la espera para entrar era cada vez mayor. Tuvimos suerte, nosotros entramos enseguida. Estudiamos el lugar de la salida y el de llegada, vimos el canal. Era un paraíso para nadar. Tuve por primera vez certeza que si todo iba con normalidad saldría del agua con bien. El día cada vez estaba peor, llovía más y hacía más viento. Yo, como el rey de España, no había enviado a luchar mis naves contra los elementos. Un italiano estupendo y a buen precio sobre las cinco de la tarde fue el colofón al tour por Roth. El sábado por la tarde fue como debe de ser el de los toreros en vísperas de torear a los Vitorinos. Revisamos las bolsas de la bici en donde metimos equitación para lluvia, calor, sol, para todo esperando que el tiempo nos fuera una amante fiel y no nos castigara en exceso. Hasta la nariz de estar en la habitación sobre las nueve de la tarde nos fuimos a un italiano a seguir comiendo espaguetis.
Amaneció el domingo. En este momento es donde debo decir que los alemanes son la leche, tenían previsto hasta el tiempo. A las tres y media sonó el despertador. Lo primero fue mirar por la ventana, hacía un tiempo de puta madre. Rezando para que no cambiara nos fuimos a desayunar. Comimos por que no nos quedaba más remedio. El estómago apretao, apretao, los nervios me comían y ya habíamos dejado de hablar. Llenos de bolsas salimos hacia la "meca"… Un años de ilusiones, sacrificios y dudas…
Comenzaba a clarear cuando llegamos a la salida. El triatlón de Roth es realmente el triatlón de un conjuntos de pequeños pueblos que se vuelcan en la prueba. El Capitán Bajoca y Pacorro hacen de Grupies nuestros. Entramos en la T1 y en ese momento comienza la cuenta atrás. Somos de los primeros. Poca gente pulula por allí pero las bicis cubiertas por las bolsas amarillas nos cuentan más de tres mil historias. Las destapamos revisamos a conciencia, dejamos nuestros sacos de la bici en su posición y ya no tenemos nada que hacer. Fotos, charla con los malagueños que hemos conocido en el hotel. Decidimos sentarnos, son las cinco y media, aún faltan dos horas para la salida. El día ha comenzado con todo su esplendor y el sol sale, no hay nubes, no hay viento. Lo dicho estos alemanes son la hostia, es el día perfecto para un plan perfecto. Estudiamos la salida, estudiamos la llegada, repasamos la recogida de la bolsa. Hemos dado la vuelta ya más de mil veces, el reloj no corre. Tampoco quería que llegara nunca a las siete y treinta minutos. Nos vamos a pintarnos el dorsal en los brazos. Allí ocurre una de las anécdotas más graciosas de la jornada, dejaré que el protagonista la cuente, si no lo hace yo mismo la haré pública. Decidimos sentarnos ante la atenta mirada de nuestros fan más fieles. Al cabo de un rato resulta que nos habíamos sentado justo en la dirección donde se formaba la germánica cola del water. Cuando nos dimos cuenta que estorbábamos tuvimos que apartarnos. El crono corría aunque quisiera. Van a salir los profesionales, aún nos queda una hora y diez minutos, pero no podemos ser tan crueles como dejar a nuestros incondicionales después de los perros días que llevan esperando que les demos las zapatillas. Decidimos ponernos el neopreno al igual que los miles de triatletas que ya lo habían hecho. Hago llegar mi ropa en una bolsa tras la valla al Capitán Bajoca y a mi hijo y les libero de su obligación, hasta que salga del agua. Que se vayan a ver a los buenos. El día es magnífico para cumplir una ilusión. Con el neopreno por la cintura y el torso de fornido triatleta nos dispusimos a esperar el momento. Cualquier comentario es bueno, así que Stani , que ha dado muestras de ser un crack de humor, se inventa una historia de infidelidad que nos está narrando en ese momento el locutor de ambiente, pues su tono es sombrío y encima no lo entendemos. Nos partimos a reír de todas las cosas, que según Stani, la pécora de su mujer le había hecho pasar al spiker. Más tarde el tema deriva sobre la capacidad de los triatletas de la última salida, la del gorro blanco. La teoría era que todos los que salíamos en la misma era porque cobrábamos una pequeña paga del estado. El triatleta que está delante de nosotros comienza a reírse. Era un amigo de Enero que había llegado con él. Charlamos sobre su estado físico y nosotros hacemos como que sabemos su vida y milagros, cuando la verdad es que habíamos conocido de su existencia, hablando genéricamente, el día anterior. Por cierto, nos hicimos una foto con él y es un chico muy amable y muy simpático. Nos deseó suerte y nosotros le contestamos, como somos de Murcia, "Suerte para el que no sabe". Comienzan las salidas, una marea de gorros se tiran a calentar. He tocado el agua con un dedo, está caliente, eso me da nuevas esperanzas de llegar a buen término. Como somos unos perullos vemos gorros azules entrar en la cámara de llamadas. Le decimos a Román que entre que ya van a salir su grupo. Eran sólo las siete. El color de los gorros se repetían cada cierto tiempo. Entra se tira al agua a calentar y en un alarde de inteligencia le pregunta en inglés a un güiri su dorsal, como yo le he dicho que van de 300 en trescientos se da cuenta que está en un error y se sale del agua. Nos vino muy bien para saber que el agua estaba caliente y que en la orilla había un escalón donde poder quedarse de pié sin tener que nadar. A mí eso me dio mucha confianza pues creí que podría haberme agotado antes de salir braceando en espera de la salida. Luego me dí cuenta que eso era imposible, te metes en el agua y pegan el tiro. Estos alemanes son de una puntualidad sin igual.
Llegó el momento, un carrusel de salidas y era la hora, me temblaban las piernas y pensaba en mi familia, en todos aquellos que me habían apoyado. Cuanta responsabilidad me estaba tirando encima. Tenía que pasar y pasó. Nos citaron a la cámara de llamadas. Nos abrazamos y nos deseamos suerte, no sabíamos si volveríamos a vernos hasta que finalizara el día. Muerto de miedo entro en el agua. Es agradable, está tibia. El personal se va hacia el centro donde se nada menos metros. Los que no sabemos nadar pero conocemos la física nos vamos a la orilla donde se nada más rápido y se hace menos fuerza. En ese lugar somos pocos. Pega el tiro y me sumerjo en el agua. ¡Coño, no se ve una mierda!. Nado pegado a la orilla, nadie me estorba, tengo la sensación de estar nadando solo en un paraíso. Verdes árboles en la orilla, dulce sensación de bienestar. Todo está hecho, ha comenzado el día más largo de mi vida, espero que también sea uno de los más felices…..
¡Hasta mi regreso a casa, querido diario!.
P.D.: Para no desesperar al personal decir que cumplí ampliamente mis expectativas, que fue un gran día, por supuesto hay días más personales, más íntimos que están en los primeros lugares del escalafón, eso lo sabe mi santa y lo se yo. Fue un gran día. 12:11:53…. ¡Y eso que estuve antes de entrar a meta haciéndome fotos con mi hermano y mi hijo, que sino igual hubiera echo tres minutos menos!.
Cuando llegue a casa hablaremos de la carrera, pero fue algo fantástico una prueba que cualquier triatleta debe de hacer en un momento de su vida.
¡Ojo, eso no quiere decir que yo tenga el carnet de triatleta!. ¡Dios me libre!
En el ciber cafe en aleman no puedo insertar las fotos, os las prometo cuando llegue a casa

jueves, junio 21, 2007

Las maletas en el coche.
Pues con un pie en la escalerilla del avión os escribo estas líneas. Al final con la lluvia casi segura el equipaje ha engordado considerablemente. Casi los quince kilos que permite por persona la compañía aérea es lo que pesa mi maleta. La de la bici 25 kg. veremos si no tengo que sacar algo.
Los nervios de última hora porque no falte nada y casi me dejo el casco en casa.
Desde aquí repetir hasta la saciedad gracias a todos los que con vuestra lectura y a los que con su lectura y escritura me habeis animado, ayudado y comprendido. La alegría de cruzar la meta será de todos y si se fracasa será única y exclusivamente por mi culpa, pero eso no lo contemplo, seguro que todo va a salir bien...
Seguimos en contacto...

miércoles, junio 20, 2007



¡Cadía estamos más lejos…!.
Esto que podría ser una contradicción, pues cada día está más cerca la “celebración” de la prueba es una verdad absoluta. Hoy me he puesto a repasar todos los papeles de las reservas del hotel y tal… Las hice en el mes de noviembre. Entonces no sabía, ahora tampoco lo tengo muy claro, donde estaba Roth, Nuremberg ni ná de ná… Del resultado de mi desconocimiento fue el ir a parar al aeropuerto de Franfurk-Hanh a tres horas de nuestro destino. De esa equivocación saqué dos cosas positivas, ¡qué remedio, hay que verle algo bueno a cada una de mis meteduras de pata!. Una era que podrían acercarnos al aeropuerto nuestras santas con lo que nos ahorrábamos dejar una semana el coche en el parking del aeropuerto de Alicante, Valencia o Madrid, además del viaje. Otra es que la probabilidad de que se nos perdieran las “bercicletas” como dicen en la “güerta” eran mínimas pues es un vuelo directo y allí se aparca el avión. En la misma tacada busqué alojamiento en Nuremberg y empecé con hoteles “conocidos” encontré un NH a un precio razonable creyendo que estaba en el mismo Nuremberg. Hoy repasando y buscando en el Google me he dado cuenta que estamos en una especie de barrio de Nuremberg, a seis kilómetros seiscientos metros del centro, donde Stani tiene su hermoso hotel por dos euros mas que nosotros. ¡Otra metedura de pata!. Fúrth, se llama el dichoso sitio. En vista de lo visto he decidido dejar de investigar pues me estaba poniendo de una mala leche increíble. ¿Es qué no habré hecho nada bien?. La maleta de la bici no cierra y tengo más equipaje que “La Piquer”. Cuando me vean entrar en el hotel pensarán que voy a quedarme para siempre con ellos.
Ayer rodamos un rato por los alrededores de la Universidad. Vimos chalets increíbles en un lugar que yo creí que sería un páramo pues nunca me había adentrado por aquellas zonas. Las casas son chulas pero el vivir allí tiene que ser duro, ni un árbol. Un secarral como el desierto de Sahara, donde la mata más extendida y más alta es el esparto. Las persianas de las ventanas estaban literalmente arrugadas por la acción del sol. La siesta deberán hacerla dentro del frigorífico…
Al final nos hicimos unas fotos con los compañeros de entreno y con nuestro entrenador Alfonso. El hombre ha hecho todo lo posible por hacernos unos idem de provecho, no se si nosotros habremos aprovechado sus enseñanzas pero espero dejarlo en buen lugar.
Aquí os dejo unas foticos de la “cuadra” todos triatletas.
Estoy recibiendo llamadas de mis amigos. Le agradezco el detalle. En ellas todos me expresan su confianza y me llenan de ánimos. Espero corresponder con el 120 por ciento de su amistad…
Mañana me voy pero antes pasaré por aquí para dar a conocer las últimas novedades…
¡Hasta mañana, querido diario!

martes, junio 19, 2007

¡Los que somos cortitos, somos cortitos!.
Ayer fuimos a Cieza. En la tienda de nuestro jefe de equipo, medalla de bronce en el europeo de duatlón el domingo en su grupo de edad, ¡felicidades!. Pues llegamos y estuvimos un buen rato de charleta y arreglando el mundo. Cogimos las maletas y cuando las ví me caí de espaldas. La maleta debería llamarse "armario de bicicletas". Es grande como un ropero y si me cojo al asa el que va colgado de la maleta soy yo en vez de ir tirando de ella. La metí en el coche y tuve que avatir los asientos de atrás para poder cerrar el portón trasero. Total que si subo la maleta al coche mi zagal y mi santa se tienen que ir al aeropuerto en un taxi. Los polos serigrafiados han llegado. Al final el logotipo que nos había diseñado Luisa no se lo hemos podido poner. Encarecían enormemente el producto y a estas alturas vamos justicos de perras todo el mundo. Mi nenico ha desarmado la bici para meterla en la maleta y se ha dado cuenta que llevaba clavados tres cristales grandes en la cubierta. Tengo que comprar unas nuevas, total llevaban 500 km. Me jode que al final saldré sin probarlas. Con lo metódico que soy yo para mis cosas y como siempre, la ley de Murphy se cumple a rajatabla. En cuanto deje de escribir me pondré manos a la obra de confirmar el vuelo. La web de Ryanair está en un ingles perfecto, sin faltas de ortografía ni ná y no hay quien la entienda, así que veré si tengo suerte y no anulo el billete en vez de confirmarlo... Ya os diré algo....
Hasta luego.
P.D.: Gracias a todos por vuestros ánimos. Seguro que todo sale bien...