Y Probé a ser IMvencible

Triatlon.

jueves, agosto 31, 2006

¡Se acabó el plan del Fairy! (El milagro antigrasa)

Pues ya es 31 de Agosto. Toca recapitular y comenzar nuevo ciclo. Ya a partir de mañana haré caso a todo lo que me ponga mi entrenador con vistas a Roth. Primero será un plan de acondicionamiento general y luego ….

Veamos los números puros y duros…En bicicleta he realizado en Mayo 350 Km. 537 en Junio, 853 en Julio y 800 en Agosto. A pie desde que me propuse perder peso 202 km. en Mayo, 159 en Junio, 120 en Julio y 212 en Agosto. En natación se contabilizan 18 horas. De momento no creo que tenga valor el número de metros realizado pero en el test de treinta minutos logré recorrer 950 mts… En cuanto al objetivo propuesto pues creo que ha sido un rotundo fracaso después de más de 187 horas de trabajo, este último mes 64 pues he perdido la insignificante cifra de tres kilos, siendo generoso… Rondando los 69 estoy… Pero es que soy un animal social… No hay fiesta, sarao, boda, bautizo o reunión a la que no tenga que ir y claro… ¿Qué hago yo en semejante trance, si no tengo amigos?. Beber y comer para entretenerme…

Hoy 15 kilómetros a patica por “mi” Coto de los Cuadros y una hora de natación.

Mañana ya finalizamos el curso y tendré que buscarme la vida con la piscina y con la/el entrenador…

Hoy he visto el vídeo de mi test de natación. Es sencillamente patético. Cuánta verdad hay en las sabias palabras que dicen que todos tenemos una idea de nosotros mismos bastante más optimista que la realidad…

Me vi en las primeras imágenes y pensé: “¿Quién es ese vejestorio que se ve en el agua?. ¿Habrá grabado mi zagalito un documental para un cursillo de natación adaptada a la recuperación de personas mayores?. Un calvo, con un poco de pelo del todo canoso. Un tío de 200 años y 200 kilos se movía como un yunque en un bote de margarina… Lo cierto es que yo sabía que me estaba ajando... pero ¿tanto?.... Ahora me doy cuenta porqué aunque me mueva con agilidad “felina”, de un gato que está en su octava vida, pero de un gato. Aunque me atuse el pelo, aunque me apriete el tanga, aunque me pasee desnudo por la arena… No me mira ni una sola tía en la playa… Yo sabía que nadaba mal. La srta. Rothenmeller, a quien dios guarde muchos años, se ha encargado de comentármelo. También creía que en estos días había mejorado sensiblemente. ¡Y un cuerno!. Mi cabeza sale del agua como un dragón sale de su cueva para lanzar llamaradas. Mis brazos sin tensión golpean el agua como si un pizzero tratara de quitar los grumos a la masa. Mis pies… ¡qué decir de mis pies!. Mis pies pertenecen a otro cuerpo, lo que ocurre es que por alguna extraña circunstancia se unieron al mio. Los pies siguen en el fondo de la piscina, las patas, más abiertas que las de una meretriz trabajándose a una brigada de legionarios, hacen movimientos sin sentido y por supuesto totalmente ineficaces para el nadar…. ¡Dios mío, que desastre!. Por lo menos me queda la satisfacción de que he logrado nadar casi un kilómetro sin ahogarme y que en Agosto jamás corrí un kilómetro a cuatro el minuto…

En fin, querido diario, que para unos mínimos de éxito, el mayor número de los gracasos….

Mañana, gracias a mi querido entrenador, sólo natación. El sábado 80 en bici y el domingo 100. El domingo de nuevo la peña se pone en marcha. ¡Ya estaba un poco harto de salir solo!. Hasta mañana, querido diario.

miércoles, agosto 30, 2006

¡Papá para ya!... (dicho con hartazgo)

El lunes te dejé, querido diario, sin saber aún que iba a correr, si el recorrido corto de algo más de ocho kilómetros o el mediano de 12 o el largo de 15. Como soy un cabezón me hice el más largo. Terminé cascadillo pues el domingo me torré bien torrao volviendo de Sierra Espuña.

Los martes toca carrera a pie y natación. Ambas se desarrollaron sin problemas. Mi hijico, el mayor, me sorprendió levantándose temprano y viniendo conmigo a correr. Cuando llegamos al cruce en el que se alargaba mi recorrido el siguió recto para hacer algo más de ocho km. Seguí por Coto Cuadros hasta la carretera de Fortuna y regresé. A esas horas de la mañana, el lugar ya tranquilo y bonito a cualquier hora del día era como una cápsula insonorizada, llena de ruidos que no se oyen, como son el viento, los pájaricos, las chicharras… Por la tarde me fui a nadar. La señorita Rothenmeller se está portando conmigo de fábula. El curso terminó el viernes pasado, pero ella se ha ofrecido a seguir con las clases esta semana hasta que cierren la piscina. Estaba yo solo para toda la calle y no se que es peor, que esté toda llena de gente o que las “sita” (diminutivo de señorita) esté pendiente sólo de mí. Me propuso hacer el test de los treinta minutos. Se me cambió la cara. Aduje falta de preparación psicológica y alguna que otra excusa que no excusaba nada y me libré de hacerlo, no sin antes dar mi palabra de que hoy miércoles lo haría. En una hora estuvimos haciendo técnica y alguna que otra serie, muy suaves pues mi técnica y mi preparación no son aún las las de un icue...

Por la noche recibí una llamada que ya esperaba desde hace tiempo. Alfonso me invitó a salir con ellos en la bici al día siguiente.

Miércoles de apoteosis.

Mi amigo Alfonso, aparte de muchas más facetas, cualidades, habilidades, etc. fue ciclista, de los que hacían vueltas por etapas y “tó”, no de los de ahora que se apuntan a una marcha cicloturista y ya se colocan el carnet de “pofesionales del pedal”. Uno no se puede sentir realmente ciclista y dejar el pelotón de los globeros hasta que una peña, ciclista individual u entidad con prestigio te haya invitado a salir con ellos. Ese es el momento en el que te aceptan. Salir con Alfonso, aparte de un placer, me convertía en uno más de ellos… y eso me agrada sobremanera. Este hombre tenía una única misión dentro del pelotón y en favor de su equipo. Tirar como un poseso hasta que los primeros espadas tomaban el mando de las operaciones en los puntos críticos de cada etapa era el único motivo de su presencia en carrera…. Esto debe, al igual que el “sacerdocio” configurar carácter, que llaman los del clero… Uno aunque luego se salga, si fue cura, como ese sacramento es de los que “imprimen carácter”, será cura de por vida. Si eres un ciclista de los de tirar, como imprime carácter, serás así por los años, aunque tu forma física este algo lejos de la de aquella época.

A las nueve de la mañana me presento en su casa ataviado con el traje regional de corredor de bicicleta y mucho entusiasmo. Me dice que vamos a salir con sus crías… Dos grandes zagalitas de carácter y de corazón, así como deportistas y triatletas… Un grupo más de ciclistas se venían también. Enseguida aparecen las nenicas… Nos comunican que los otros no vienen… Como soy así de optimista pienso para mí: “¡Claro, se han enterado que vengo yo y como puedo desprestigiarlos han tirado para otro lado!”. Enseguida nos ponemos en marcha…. Salimos y como soy un tímido y además no quiero dar la nota me pongo a la cola de grupo de cuatro que formamos. Delante Alfonso, detrás la pequeña Luisa, tras ella Gema y al final mi menda lerenda…

A los pocos kilómetros Gema se vuelve pues su entrenamiento eran 20 km. en bici más una hora de carrera a pie. Está preparando el Campeonato de España de Triatlón * que se celebra en Pulpí en el mes de septiembre.Seguimos ya el definitivo grupo de tres. Alfonso va siempre en cabeza y comienza a poner ese ritmo que no se refleja en los altos números del tacómetro pero que no te deja escaquearte de dar una pedalada… A la salida de Abanilla nos encontramos con una cuesta que me pilla despistado. Cuando voy a cambiar de plato ya me he quedado cortado. Luisa no deja la rueda de su padre y yo pienso: “¡Joder, a qué soy yo el que doy la nota quedándome descolgado!”. Con esa fuerza que sólo se puede sacar de ti cuando es más fuerte el miedo a hacer el ridículo que la potencia que tienes en las piernas, aprieto dientes e intento cogerlos, reduzco la distancia, pero si no me esperan todavía estoy dando pedales por Macisvenda…. Con el primer revolcón del morlaco, decido como los toreros de larga trayectoria pero número alto en el escalafón, taparme tras el olivo y esperar que el toro se acune en tablas… No aparezco ni un segundo más cerca de la cabeza del trío…

A la vuelta, este hombre que por lo visto ni sufre ni padece, creyó haber escuchado la voz de su director que desde otro capítulo de su vida le ordenaba tirar del pelotón hasta hacerlo trizas… Y ¡zas!, sin encomendarse ni a dios ni al diablo, sin mediar palabra y sin un gesto que lo delatara subió el ritmo hasta que la cadena gruñía de la tensión que el nenico le estaba poniendo. Al principio pensé que sería momentáneo, que pronto pararía de tirar el condenao. ¡Pues no!. Los kilómetros pasaban y sólo de vez en cuando, un cruce se apiadaba de nosotros y reducía por unos segundos la cadencia de pedaleo. A mí las piernas comenzaron a gruñírme. Al ratico ya ladraban y en pocos minutos más se lanzaron a morderme… ¡Pues si la zagalica sigue tras el padre sin quejarse, yo que estoy diciendo que entreno esto y lo otro no voy a ser el que pida clemencia!. Alfonso tragaba kilómetros como si fuera lo único que tenía que hacer en todo el día. Luisica seguía amorrá a la rueda de su papi y yo ya estaba pensando en dar el grito de alarma, pues pensaba que no podía dar un golpe de pedal más. De nuevo apreté dientes. Ya de tanto apretar los llevaba clavados a la altura del homoplato… ¡No sería yo el que me rindiera primero, si la cría aguantaba yo aguantaría o moríría…!. Cuando ya pensaba que morir era demasiado y que el final de la etapa no iba a llegar nunca escuche las palabras salvadoras. Luisica, con hastío, no con cansacio, sino con el tono del que piensa: “¿Este hombre es que sólo piensa en dar pedales? Dijo: “¡Papaaaaa, para yaaaaa!. Querido diario, fue escuchar esas palabras y me pareció oír el verso más dulce jamás recitado. Las lágrimas de la emoción asaltaron mis mejillas y la felicidad del que sabe que por los pelos va a salir con la dignidad intacta del trance me colmaron…

Llegamos de nuevo a casa de Alfonso… No pude menos que decir la verdad…. “¡Luisa, pensaba que te podría ganar en Molina, pero sabiendo lo que nadas y viendo lo que vas en bici, va a ser que no voy a poder contigo tampoco!”. Luisica no tiene más de 15 años… Me voy a quedar el último, pero lo haré con dignidad torera…

Esta tarde no me ha quedado más remedio que hacer el test de los treinta minutos… Estoy muy contento. Tras 17 horas de entrenamiento, teniendo en cuenta que no sabía nadar y que nunca había nadado más de 5 metros seguidos he acabado en 950 mts. Para los que se dedican a nadar, seguro que será una menudez, pero para mí es algo muy importante. Estoy que no quepo en mi de gozo…Lo cierto es que cuando empecé a nadar le dije a una bañista de las que me hacen corro mientras entreno esperando, casi con seguridad, que me ahogue. No os preocupeis, en cinco minutos me paro…¡Pues no!, treinta minutos seguidos, sin parar ni una miaja…. ¡Ah! Existe película de vídeo para los incrédulos…

Hoy me puedo ir a la cama contento, querido diario… Mañana, correr 15 kilómetros y nadar, ya te lo contaré… Ahora mismo me caigo de sueño…¡Hasta mañana!...

*Nota del Autor: Sobre este Campeonato de España que organiza la FETRI, con tanto trabajo por parte del organizador y deportistas. Más los clasificatorios, más las inscripciones, más toda la parafernalia que se montan, algún día diré algo, pues no creo que me lo pueda quedar en la "hormigonera" (en el estómago) por mucho tiempo... Y por supuesto, de las personas que organizan y dirigen federaciones nacionales y regionales...

lunes, agosto 28, 2006

Y otro viernes glorioso.
El jueves por la tarde me volví a ir a la piscina. Una hora de técnica y de sufrimiento. Tengo los dedos de los pies llagados de los calcetines mojados que me pongo con las aletas. Cuando voy con ellas, vuelo, en cuanto me las quito de nuevo se ve van los pies al fondo de la piscina. No se que voy a hacer cuando tenga que contar los metros que hago. Pierdo las cuentas cada dos por tres pero metros hago un carro….
El viernes toca descanso…
¡Pues va a ser qué no!. Los viernes es el día en el que descanso. Ahora como tengo que nadar por mandato divino, pues sólo me voy a la piscina. Este viernes he cambiado un poco el plan. El sábado me tengo que ir a la playa, ¡por fas o nefás!. Casi llegaba al fin el verano y me libraba, pero no ha podido ser. Total, que el sábado fue de descanso total, si es que en la playa se puede descansar algo….Por ello el viernes me fui a las siete menos cuarto de la tarde a mi clase de natación, me machaqué como fue legionario que soy y después sin solución de continuidad tomamos rumbo a Librilla. Allí como colofón a las fiestas organizaron un 10.000 que según el Polar de mi amigo Manolo estaba escaso solamente en una docena de metros… Llegamos y enseguida nos dispusimos a buscar al personal que al amor de la cerveza nos comprometimos el miércoles en Las Torres. ¡Cómo no podía ser de otra forma, alguno se dio de baja sin avisar!. Allí nos encontramos un buen grupo de amigos. El tema era correr el diez mil y luego, cómo no, irnos a cenar… Yo no podría entender el deporte con lo que en el rugby llaman “El Tercer Tiempo”. Si tras una reunión social, deportiva… no hay unas buenas viandas y unos buenos vinos es como si no hubiéramos ido a ningún sitio…
La costumbre me viene de pequeño. Ya en mi etapa más juvenil, cuando volvía a casa en vacaciones, jugábamos unos partidos de fútbol de esos de rompe y rasga… La disputa se realizaba en el “Campo del Barraquer”. Ahora la modernidad se imaginará un polideportivo municipal o algo parecido. El grandilocuentemente llamado Campo del Barraquer no era sino una tahulla de huerta que toda mi vida la he conocido en barbecho hasta que, como casi toda la huerta, el dueño cambió la tahulla de limoneros por una tahulla de chaletes… El “estadio” se encontraba en el lateral del que en el COU sería mi instituto “El Marqués de Floridablanca”. Junto al campo del Barraquer, se hallaba un casón de huerta que albergaba una taberna que cedía el nombre al campo, “La Taberna del Barraquer”. Cuando hicieron el instituto Floridablanca los alumnos rezaban para que lloviera. Los gestores de lo público de entonces hicieron el instituto más grande de Murcia en medio de la huerta y se accedía a él mediante un carril destrozado por el paso de los camiones que hicieron la obra, no hubo perras hasta tres o cuatro años más tarde para hacer una calle con asfalto. El caso es que cuando llovía se ponía aquello de barro hasta “las ansas” y el director tenía que suspender las clases pues era imposible llegar hasta el centro docente. El director, profesor de latín tenía un perro. Por cierto gracias a mi pasado “eclesiástico” en latín saqué sobresaliente el año que estuve en ese instituto. El perro se llamaba “Golfo” y a nosotros se nos ponía la chanza a “güevo”. Cada día que llegábamos a clase lo primero que preguntábamos era por “el Golfo del Director”. Bien pues aquellos partidos tenían su tercer tiempo y no se hubiera entendido la celebración de los mismos sin la adecuada conclusión. En aquellos años nos jugábamos “Las Caseras”. Todos y cada uno nos ofrecíamos gustosamente en casa para hacer algún que otro “recao” en el cual sisarle a nuestra madre algo de “las vueltas” y así tener para las Caseras. El que perdía tenía que pagarle una a un jugador del equipo contrario. Quien no tenía cuartos no jugaba y hacía de poste junto a la pareta de la taberna. Antes de empezar cada uno tenía que enseñar el dinero a “su contrario” como muestra de que podría cumplir con lo pactado en caso de que perdiera el partido. Desde aquellos momentos de mi adolescencia me eduqué en que después de cualquier esfuerzo físico tenía que disfrutar de “Las Caseras”. Ahora, con el tiempo, he cambiado la gaseosa por otras bebidas y quizás, he complicado algo más ese tercer tiempo, pero el espíritu sigue siendo el mismo.
La carrera de Librilla me fue fenomenal. Cuarenta minutos como cuarenta soles. En Agosto, era algo nunca visto en mi hoja de resultados…. El único “pero” fue que en la última vuelta se me escaparon unos metros los tres cartageneros y no los pude pillar, pero la próxima será mi venganza… Estos cartageneros sólo tiene un defecto y es su procedencia…. Si fueran “barrigasverdes” en vez del “aladroques” serían bastante más que aceptables… Nos hicimos unas fotos al finalizar y luego a cenar…
En las Torres ya coincidimos con ellos en los mismos bares y tabernáculos y como tenemos gustos similares en Librilla volvió a ocurrir. Lo que más me sorprendió fue que cenaro “Migas”. Les pregunte si eran Cartagineses o Romanos. Para quien no lo sepa son unas fiestas que se celebran en la Ciudad Departamental en el mes de Septiembre y que tienen una carrera, creo recordar de unos cinco mil metros y muchas fiestas, bulla y diversión. El caso es que afirmaron ser de las huestes Cartaginesas, cuando fueron los legionarios romanos los que introdujeron esta comida en la península. Los soldados las hacían para varios días y las guardaban en unas especie de cantimploras cuando iba de “descubierta”. Si se enteran en sus respectivos grupos festeros que comen de la comida de los “enemigos” seguro que los echan. La cena finalizó adecuadamente y buscando algún carril de la huerta que nos dejara pasar a través de las líneas enemigas… A la salida del pueblo la “Benemérita” estaba realizando un casting para encontrar a los que mejor “soplaban” el pito…
¡El sábado mejor lo paso!
El domingo hice los 100 km. en bici que me tengo puestos por condena. Da gusto madrugar y subir a Sierra Espuña. A la vuelta alcancé a un grupo de ciclistas que se estaban dando relevos, cuando me tocó a mí, lo dí tan fuerte que me quedé solo y no me quedó más remedio que pegarme un palizón hasta casa, pues no quería que me cogieran y se rieran de mí pensando que había explotado como un globo. No me cogieron, pero hoy he tardado diez minutos más en acabar los sesenta que me tocaban, lo he pagado caro. Esta tarde un rodaje a pie, ya veremos si de 8 ó de 15 kilometricos. Mañana, querido diario te contaré….

jueves, agosto 24, 2006

Confesiones
Había hace un tiempo un programa de Carlos Carnicero en el que un pecador se confesaba tras un biombo. Al acabar de relatar todas y cada una de sus miserias, unas veces salía a dar la cara y otra seguía parapetado tras las sombras chinas.
Mi santa me ha pillado esta mañana y como penitencia ha me impuesto que te cuente toda la verdad querido diario. Comienzo desde el principio. Al despertar y después de realizar todas las actuaciones que el manual de profilaxis impone para el caso, he subido a pesarme. Sí, a ese peso que tiene más devotos que San Cucufato, ese al que cuando se te pierde algo debes recitarle: “San Cucufato, San Cucufato, los huevos te ato, y hasta que no lo encuentre no te los desato”. Este santo de origen francés estaba emperrado en que le dieran martirio…¡Hay gente “pá tó”! y se vino de su Francia natal hasta Barcelona pues había oido que en aquella ciudad era fácil recibirlo y hasta que no lo consiguió el pavo, estuvo dando guerra por las cataluñas. Este santo es muy querido en estos lares, pues en el chalet de aquí al lado, justo el de mi cuñada, ¡vamos! una noche de juerga decidimos instaurar un acontencimiento que, anualmente, nos diera la excusa perfecta para reunirnos a cenar y a tomar los refrescos pertinentes. Como las cabezas están como están, se decidió a altas horas de la madrugada y por supuesto sin ningún tipo de argumento en contra que haríamos una romeria anual a San Cucufato. Como una chica de la familia es escultora a ella le encargamos la realización de la figura y mi cuñado mandó hacer una hornacina en un lado de la finca. Como somos aún muy urbanos la romería consiste en darle un par de vueltas a la casa y después dirigirnos hacia la hornacina. No hacemos más de setenta metros antes de irnos a cantarle al santo canciones propias como “¡De piedra a de ser la cama, de piedra la cabecera, hay corazón!, ¿Porqué no me amas?. (tono de ranchera). O esta otra “¡De colores, de colores es el arco iris…!. El primer año que apareció el santo en la gruta un ¡OOOOhhhhhhh! “asín “ de grande salió de la boca de todos los presentes. La artista se puso contentísima pues creyó entender en esa admiración que ésta era propia del valor y belleza de la escultura que con tanto amor había realizado. Tras el primer golpe de asombro todos llegamos a la misma conclusión: El San Cucufato, había salido algo “raro”. Las malas lenguas llegaron a afirmar que la figura más parecía un boy del cuerpo de baile de Norma Duval que un mártir. Pero mira tu por donde con esa apostura de amigo íntimo de “Vittorio y Luquino”, ha encontrado varios objetos que se consideraban irremediablemente perdidos…
Bueno, a lo que iba. Mi báscula recibe más visitas que el santo de las narices. Todas las que vienen a pesarse salen de aquí encantadas pues le da unos resultados realmente esperanzadores…. A todas menos a mí. Lo cierto es que a mí que coloca unos 70 kg. para arriba cada vez que hago uso de ella. Tanto es así que yo, cual señora madura que se quita años, me quito por “la patilla” un par de kilos cada vez. Mi santa, de forma rastrera, cobarde, traicionera… Ha mirado de reojo, cuando yo no la veía, el resultado de mi peso y me ha descubierto. Me ha dicho que tengo barriga cervecera y que tengo más lorzas que el tío de la Cruzcampo. Me ha dicho que ella lo sospechaba y que todo el mundo sabe que miento con mi peso y que para escarnio público debo confesarlo. ¡He pecado!. ¡He mentido!. Peso 69 kg. 800 grs.
El Lunes por la tarde
Te dejé, querido diario, cuando me iba a correr una horica por el monte. Sin novedad. Como estaba algo cansado hice la ruta corta. Casi nueve kilómetros en unos cuarenta y cinco minutos….
El Martes.
Por la mañana 70 kilómetros en la bici. Ahora estoy haciendo la ruta del Embalse de la Pedrera, es un poco pestosa, pero en cuanto sales de los pueblos hay cuarenta kilómetros de pura naturaleza, sin coches, sin nadie…
He estado haciendo unos cambios en la bici. He retrasado un centímetro el sillín. Creí que me podría traer algún problema con la rodilla al cambiar ligeramente el centro de gravedad, pero me he adaptado muy bien. Ya voy a marcar en la tija y en el sillín el sitio donde van, por si algún día tengo que desarmar algo, para que fácilmente pueda dejarlo todo como está.
La natación es una cruz. La srta. Rothenmeller me anima y explica, pero soy un desastre. Con las aletas voy como un tiro, pero en cuanto me las quito arrastro las uñas de los pies por todos y cada uno de los baldosines del fondo de la piscina. Creo que no voy a ser capaz de nadar los 750 mts. del triatón sprint de Molina. Le tendré que decir al organizador que, por favor, me de una de las dos calles de los laterales para poder ir arrastrándome asido al borde… Por la tarde la natación se realizó sin novedad, es decir, decepcionante….
Miércoles, ¡que gran día!.
Salí con la bici a hacer los setenta kilómetros de rigor. Iba pensando en mis cosas y me pasé el cruce del Raal y seguí recto. Hice la misma ruta pero en el sentido contrario. Me pareció más fácil. Cuando estaba llegando a casa me suena el móvil. Era mi amigo Manolo, mi compañero de aventuras en Alemania allá por el mes de Junio. Este miércoles es la carrera nocturna de las Torres de Cotillas. Todos los años vamos. Al finalizar cenamos, unas copas, unos bailes en la verbena y a casita. Se me había olvidado. Estuve tentado a decirle que no iba, pero no se lo dije. La carrera tiene unos seis mil metros en ligera pendiente hacia arriba y ya me había hecho los 70 km. de bici. Por la tarde me fui a la piscina, unos dos mil metros más o menos. Recogí a mi santa y nos fuimos a la carrera. ¡Ahí me di cuenta que iba a ser un gran día!. Lo primero que me dicen es que me han apuntado en veteranos B pues creían que había nacido en el 63. ¡Qué joven parezco!. ¡Qué no, que nací en el sesenta!. Enseguida, lo consabido, ¡pareces más joven!. ¡Tú, qué me ves con buenos ojos!, contesto yo. Tras la paliza que llevaba, corrí en 23 minuticos. ¡Qué contento estoy!. Se nota el trabajo que estoy haciendo….
En la salida lo de siempre… Pregunté por el práctico de las tres horas… Les dije si me dejaban dar la primera vuelta en cabeza, pues había venido mi santa y le hacía ilusión verme delante… Les dije que entrenaran más y que se dejaran de poner cremas adelgazantes que eso no mejora la marca y además da positivo… Y por supuesto, mandé a todos los que iban vestidos de futbolistas o baloncestistas a que se pusieran tras de mí.
La cena está cogiendo cada vez más pedigree. Nos sentamos un buen puñado de amigos. Tras las primeras cervezas decidimos que el viernes iríamos a Librilla ha hacer un diez mil. En las segundas cervezas convencimos a nuestra amiga Rosa a que se viniera a Alemania con Manolo y conmigo y conforme fuimos despachando las jarras de Estrella de Levante comenzamos a organizar el viaje a Alemania. Nombramos a José Luis, Road-Manager del evento. Su hermano vive en Alemania y él nos serviría para cuando quisiéramos pedir algo, el llamará a su hermano, le dirá lo que queremos y le pasaramos el teléfono al teutón o teutona y el hermano se lo transmitirá en alemán. Decidimos que iríamos en la Kangoo de Manolo y empezamos montar gente y bajar gente de la furgoneta. Mi santa dice que no viene. La santa de Manolo se viene para hacer de cocinera. Alfonso también se viene pues el puede desempeñar tres papeles en el viaje. Entrenador, guapo, por si acaso la señora de Manolo se cansa de cocinar el siempre se puede ligar a una alemana o alemano que nos guise y en caso de no conseguir el objetivo deseado el mismo puede cocinar pues se pagó la carrera trabajando en una casa de comidas. La santa de Manolo se bajó de la Kangoo cuando se enteró que la llevabamos de cocinera, subimos a mi hermano que una vez estuvo en Alemania y nos puede ser de utilidad. La santa de Manolo, baja a mi hermano porque dice que es un crápula y nos llevaría por la mala vida, se vuelve a subir ella. Al final, sólo sé que nos vamos en la “flagoneta”, que no se si vamos para 7 o 15 días, que vamos a alquilar una idílica casica de campo y que por supuesto mi santa sigue en sus trece de no venirse….
Esta mañana a las 8 quince kilómetros, se me han hecho duros pero los he hecho que era lo importante. Esta tarde más de Srta. Rothenmeller… ¡Se me está poniendo un tipito!.
P.D.:
En la verbena nos tomamos una copa… ¡Son unos tristes… yo me hubiera tomado alguna más!. Bailamos al son de la música de nuestros años mozos. Yo que fui carne de discoteca me marqué unos pasos, algo ajados, pero muy efectivos que hicieon que nos grabaran en video y tooo…Espero que no me saquen en ningún programa de televisión….¡De esos de Frikys!

lunes, agosto 21, 2006

A las ocho que eran las ocho.... Y también el síndrome del padre "trincaor"
Iba a llamar el recordatorio de hoy el "Síndrome de Judy Garland" pero la prudencia de leer en internet la vida y milagros de la chica me han hecho desistir de ello, pues mi intención no es comparar esa vida con la mia, aunque si quizás lejanamente y de muy refilón pueda tener algo que ver...
La cosa va de que en el "telediario", o el "parte" como aún le llaman a las noticias los más ancianos que se enteraban de lo sucedido por Radio Nacional. Este fin de semana han hablado del mal fin de algunos "niños precoces" del cine de los USA.
Como uno es papa no puede sustraerse al examen y pensar... ¿He sido un mal padre?.... ¡Joder!, pensareis, ¿a qué viene eso ahora?. Hace unas fechas y a raiz de que mi mayor dejara el deporte alguien me comentó... "¡Es qué le presionais demasiado...!.
Un error de los padres es querer que nuestros hijos vivan la vida que nosotros no hemos tenido... ¿Es eso un error? o si fuera de otra forma todos seríamos los vasallos del rey... Es cierto que queremos que nuestras miserias y frustaciones, muy a menudo, se rediman en la vida de nuestros vástagos. También es verdad, creo, que ese espiritu de superación es la que hace evolucionar, a un nivel social al menos, a la raza humana.... Lo vengo a comparar a la película de Kubrick, cada vez que alguien tiraba el "palico párriba" el ser humano evolucionaba... Otra cosa es que obliguemos a los hijos a trabajar para nosotros, para lucrarnos, para administrar sus ganancias... Cuando a un zagalico le preguntas...¿Quiéres hacer esto...? y dice que sí. Tu obligación como padre consiste en recordarle el "compromiso", en insistirle para que sea "consecuente" con su respuesta o para que aprenda a decir ¡NO, ESTO NO ES LO QUE QUIERO!.
El otro día mi pequeño me preguntó... ¨"¿Papá, te molestaría si volviera a jugar al Balonmano?... ¡Claro que no!, fue mi respuesta. Aún recuerdo cuando llegamos a la final regional Alevín. Mi trabajo por aquel entonces era el de entrenar al equipo de balonmano del colegio de mis niños... Entrenador de un equipo nacional, seleccionador regional...etc. Fue un júbilo. En un colegio donde la Gimnasia Rítmica era el deporte más seguido a tener equipos en todas las categorías desde alevines a senior, tanto en femeninos como en masculinos. Pablico, que así se llama el pequeño, tendría unos seis años. Asistía a todos y cada uno de los entrenamientos, aunque aún no podía coger el balón con una sola de sus manos. Paquico, el hermano mayor era el portero. La ropa hacía más bulto que él en la portería. El mayor hizo un partido como nunca. Paró varios penaltys, realizó algún que otro spagat y Pablo lo animaba desde el banquillo con el ansia y el espírutu que sólo da la "inconsciencia" de su edad... No íbamos a ganar... Pablete, como buen padre, no había jugado ni un sólo segundo en todo el campeonato... ¡Pero estaba allí!. En el momento más grande de mi inconsciencia le dije: ¡Pablo, preparate que sales!. Sólo la mirada ilusionada de un carita mereció la pena... Lo primero que hizo mi ayudante, su madre, fue mirarme con cara de susto, luego le "remango la camiseta con un nudo a la cintura" pues le estaba exageradamente grande... Hicimos el cambio.... Salió, tuve la mala fortuna de cambiarlo por el más grande de nuestro equipo, lo que hizo aún más evidente el trueque.... ¡Dios mio, Dios mío!, una madre del equipo contrario saltó a la cancha despavorida porque un "crío había saltado a la cancha y le podían hacer daño" lo asió por la cintura como prendían antigüamente a los cestos de la ropa y lo sacó del campo a velocidad inusitada... Mientras, nuestro "mejor jugador" pataleaba con sus piernas movía con desesperación sus brazos intentado desasirse de su capturadora y yo grita: ¡Señora, deje al niño que es nuestro mejor hombre!, y me pregunta si me molestaría que volviera a jugar al balonmano. Al final me he ido por las ramas... Lo que quería decir es que, a mi enteder, es peor no saber si puedes hacer algo a no intentarlo, lo digo por los niños que se cansan con 19 años de entrenar, cuando yo con once buscaba con desesperación que es lo que podría hacer que me realizara y me llenara, aparte de estudiar, claro...
El domingo me hice 100 kilómetros, eso de "Rivas Ciudad del Deporte", es una milonga. La ciudad del deporte es donde yo vivo. Monte para correr, carreteras para surcar en bicicleta y tranquilidad infinita. Hoy se notaba que se había acabado el verano. He hecho otros sesenta kilómetros en bici y en cuanto te deje, querido diario, me iré a correr una horica por el monte, justo en la misma puerta de casa. Se ha acabado el verano porque había muchos más coches a las ocho de la mañana. Seguro que en el monte encontraré muchos menos caminantes, corredores y bikers... La piscina tiene el agua fría, la de mi casa, no se como estará la del cursillo, tiemblo sólo de pensarlo pero, otra nueva aventura comienza con el otoño. La mía camino de Alemania, la de mi Paco y Pablo, de nuevo al balonmano el deporte que tanto nos dió y tanto nos quitó.... El mayor se cree que no lo se, pero yo me entero de casi todo....
Estoy seguro que al señor que le cayó la aleta del cielo cuando di mi priemera patada en la pisicina no me ha echado de menos este fin de semana. Me he comprado un rollo de esparadrapo pienso darme varias vueltas con él en el pie sujetando los artilugios.... Espero que el agua no le haga perder adheriencia al pegamento...
Mañana te cuento, querido diario...
P.D:
Ayer 100 kilómetros en bici por Sierra Espuña, Alto de las Atalayas, Cola del Caballo... Probé mi nueva alimentación. ¡Oye, mano de santo!. Después me afeité y me depilé las piernas, es para darme mayor "perfomance"......

sábado, agosto 19, 2006

Y el jueves me fui a nadar….
Querido diario:
Te dejé en el momento que me marchaba a nadar. No lo conté todo. Tenía una sorpresa. La señorita Rothenmeller me había indicado que hoy me llevara unas aletas. El objeto creo que era conseguir mejora en mis “aleteos” con los pies. Allí que me fui yo. Tras acomodarme en el vestuario todos mis accesorios para el “baño”. Lo cierto es que nadar es lo más cómodo de todo con el “tanga” y las gafas de nadar vas que chutas… Me dispuse a salir hacia el “vaso” como ahora se que se le llama a la piscina de toda la vida… Total que iba para afuera y pensaba que llevaba demasiados artilugios para lo poco que necesitaba… Las gafas en la cabeza, el bañador puesto, las chanclas en los pies y las aletas en las manos… Ni corto ni perezoso me dispuse a eliminar equipaje supérfluo…. Me quité las chanchas y me puse las aletas para salir al vaso que está a unos treinta centímetros de los vestuarios. ¡Fue mágico!. Nunca una distancia tan insignificante me pareció tan larga. Nada más salir del vestuario cincuenta pares de ojos se fijaron en mi “disposición”. Creo que es que están a mala leche pendientes de mi persona. Tras volver a dejar varios kilos de mi dignidad en aquel “pequeño paseo”. Pasé a deleitar a los “espectadores que son los que tienen razón ya que son los que pagan” como mi espectáculo “El Bombero nadador y los enanitos sátrapas”. La natación me ha dado un nuevo problema. El agua. Tanto cloro y tanta “fuchina” que le añaden al agua me están dejando la piel de “puta pena”. Cuando corro o monto en bici el sudor me “hierve” en las mejillas. Mi “santa” me ha pertrechado de una crema hidratante en un bote de esos que parecen de pintura de 10 kilos. Antes ha instruido al boticario y su mancebo de que esa crema es “pá” su maridito que se está volviendo un metrosexual, con lo cerca que tenía yo esa farmacia y ya nunca más podré volver a pisarla…
Con la guisa de mis aletas y tal, me lancé al agua y nada más moverlas se me salieron las dos. Lógico. Se las he quitado a mis zagalitos. Ellos calzan un cuarenta y tres de pie y yo sólo un treinta y nueve. Estuve toda la tarde más tiempo metiéndome y buscando las aletas por la piscina que haciendo “uso” de ellas.
El Viernes descansé
Este viernes sólo he ido a nadar. Necesitaba un pequeño descanso. Lo cierto es que desde que nado parece que me recupero mejor de los esfuerzos. Me duelen mucho menos las piernas, o quizás es que alterno más deportes y por eso me machaco menos. La verdad es que estoy contentísimo pues mi nombre ya comienza por seis. Mis nenicos que son unos cachondos me recetaron una medicina para mi problema con las aletas. Me aconsejaron que me pusiera calcetines. Pues más de lo mismo. Otros cincuenta o cincuenta cinco pares de ojos me vieron salir esta vez con las chanclas en los pies, las aletas en las manos, las gafas en la cabeza y mis calcetines puestos. Parecía uno de esos turistas europeos que van con sandalias y calcetines haciendo ruta turística por la ciudad. Los calcetines remediaron algo el problema de lo escaso de mi pie, aunque no lo evitaron totalmente y alguna que otra vez se vieron por la piscina los restos de mi naufragio.
El sábado piscina cerrada
A dios gracias hoy no hay clase de natación. La piscina sigue abierta pero la clase está “fermé”. Me he ido ha hacer un Farlek terapéutico y de autoestima. Por el Coto de los Cuadros me he hecho un circuito de los duros… Normalmente tardo, rodando, entre una hora veinte y una hora veintitrés . Una hora doce han coronado el fin del mismo cuando llegaba a casa… Me estoy animando y el sábado que viene hay una carrera en Librilla igual me animo y me voy para allá a darme un calentón… Hoy es la carrera nocturna internacional “Alcalde de Aguilas” durante varios años he sido el “spiker” de la prueba. Este año no lo he hecho. En estos momentos que escribo lo cierto es que lo hago de menos, pero la vida es así, hay que pasar página….
Mañana quiero hacer unos cien kilómetros., Iré a Sierra Espuña. Subiré “La Cola del Caballo” y lo que de hasta llegar a 50 km. Para luego regresar. Lo malo es que desde mi casa hay unos 20 km. Hasta donde salen los de la capital y eso me quita de poder subir al “Alto del Collado Bermejo”, que es de primera categoría. Otra vez será. Probaré mi nueva alimentación. “bocadillitos de jamon y queso y carne de membrillo”. Es que las barritas de muesli se me están acabando….

jueves, agosto 17, 2006

Querido Diario:
Alguien con muy poco conocimiento te ha puesto en otro lado. Te busqué en el alféizar de mi ventana. No he podido escribir en ti unos días pues tu guardas la pluma con la que lo hago. Sumados, estos problemas logísticos a que estoy en esos días…. “¡Qué estoy de vacaciones, no es que tenga el periodo!. Tantos inconvenientes están haciendo que haya un poco de latencia entre mis confesiones y la fecha en la que se producen mis pecados.
Martes festivo
Definitivamente el martes me fui a esperar al más nutrido grupo de bikers entrados en años, no dejan de ser como yo o algo más jóvenes incluso, llenos de lorzas y con las bicicletas más caras. Dejé pasar algún grupito hasta que elegí mis víctimas. Me iba a dar un homenaje. Tras darle unos metros de margen me lancé hacia ellos. Los pasé y me pasaron varias veces en los 10 kilómetros que tiene la subida, siempre con el mismo o parecido chascarrillo de: “¡Mira que ponerse cuarenta mil duros entre las piernas, “pá” andar tan poco!”. Tras quedarme bien a gusto. Regresé a casa. Como te dije, queridísimo diario, tenía una reunión con mi entrenador. De ella sacamos varias conclusiones, de las cuales no me acuerdo de casi ninguna, excepto de que tenía que perder mucho peso para poder tener un número que creo que se llama “uveodosmaximo” muy alto. Tras sesudo e intenso análisis nos fuimos a la terraza a tomarnos unos litros de cerveza….. Convinimos que para hoy iríamos a tomarnos un aperitivo de esos que sólo la cerveza engorda, pues el marisco aumenta el ácido úrico pero ni él ni yo lo padecemos.
Por la tarde y tras dormir la siesta que se merecían las varias cervezas que tomamos por la mañana me fui a nadar. Rothenmeller no estaba pues era fiesta. Así que yo solico empecé a hacer largos. Estuve una hora diez minutos nadando, con el descojono general del público. Para mi fue algo supranatural, en mi vida había nadado más de diez brazadas seguidas sin que nadie me diera con el látigo. Los pensamientos se me fueron directamente hacia “mi Rothenmeller” y se me cubrieron los ojos de lágrimas de emoción. Hice lo que técnicamente se denominan series rotas. Es decir 50 mts. pero en los 25 paraba un par de segundos para coger aire, en los 50 paraba hasta recuperar las pulsaciones. La verdad es que esto no es más que un eufemismo para decirte, querido diario, que no era capaz de nadar de seguido ni 26 metros.
Miércoles, feliz
Tras el chute de autoestima del día anterior me dispuse a salir en bici a las ocho de la mañana. Mi zagalito se vino conmigo, mejor me fui yo con él pues anda como el triple que yo. Fue una salida muy feliz. Hacía mucho tiempo que por una serie de sucedidos había dejado el triatlón. Fui feliz porque pensé que es posible que lo retome, quizás con otros objetivos pero con seriedad. Fui feliz porque me prometió que hoy saldría a correr, aunque sólo sean treinta minutos. Hicimos setenta kilómetros, muy pestosos, adelantando ciclistas y grupos a una media superior a los 30 por hora.
Por la tarde la señorita Rothenmeller me puso en mi sitio. Mis brazos son míos, pero mis piernas son de otra persona. Estos poderosos muslos, estas fibrosas pantorrillas, estos… ¡Joder, parece esto la descripción de un striper…!. Bueno como dirían los taurinos, que mi cuarto inferior no está en sincronía con mi cuarto superior…. Mientras que mis piernas hacían todo lo contrario de lo que les ordenaba y la “gobernanta” me daba mil órdenes que me parecían contrapuestas…. Pensé… ¡Craso error!. Creí poder hilvanar un hilo argumental que justificara, que al igual que en los paralímpicos hay varios grados de minusvalía, en los open también podrían haber grados de coordinación. Yo podría nadar en descoordinación grado diez…. Mis piernas, al igual que el cerebro de Frankquestein pertenecen a otro hombre. Llegados a ese punto de ineptitud, sólo podía esperar que fueran las ocho menos cuarto para salir del agua.
Esta mañana he hecho 17 kilómetros por ese paraje idílico que es el Coto de Los Cuadros. Perdices o algo que se les parecía…. Arboles, quietud, todo maravilloso y majestuoso para ser un premio a mi perseverancia en el madrugar…. Al ver el tiempo que marcaba mi Polar he visto que estoy muy cerca de mis mejores registros, cuando el año pasado preparé el maratón de Valencia. Otra inyección de autoestima.
Querido diario, algunos te leen y me preguntan, por favor diles que yo no tengo respuestas. Cada día es una nueva experiencia hacia un final que desconozco. Se donde está y se su nombre, pero nunca he ido…Sólo se que mi voluntad es de hierro y que deseo llegar pero no os puedo contestar, sencillamente, yo nunca he estado ahí…..
Sesenta y nueve kilo han adornado mi báscula. Mejor dicho, la de mi santa. Mi perro más joven y la báscula sólo le premian a ella con el cumplimiento de sus deseos. Le dice al perrico, ¡siéntate! Y se sienta. ¡Quieto! Y ni se menea. Le dice a su báscula, 50 kilos y ella se los ofrece en ceremonia engolada y barroca…. ¡A la puta báscula la tiro por el balcón! Y la próxima vez que le diga al perro ¡Sit! Y no se siente lo hago pienso para gatos….. ¡He dicho!
Ahora me voy a nadar. Mañana como es día de descanso, sólo nadaré.
Estoy pensando… ¡Mal asunto! Y si ahora estoy en un “plan terapéutico” ¿Qué va a ser de mí cuando tenga que entrenar específicamente para Roth?. ¡Dios mío! “pasa de mi este cáliz”….

lunes, agosto 14, 2006

Mi crio ha escrito esta presentación sobre mi...
Mi zagalico ha escrito esto y me hacía ilusión ponerlo en mi diario....
“En un lugar de la huerta, de cuyo nombre es difícil acordarse, vive nuestro caballero, hombre de muchas palabras, de seso inquieto, de piernas cortas y suerte incierta.”
Sería este sin duda un gran modo de comenzar a relatar las andanzas del tipo que aquí se nos presenta. Un quijote del siglo XXI que de tanto leer en foros de Internet y de deambular en las horas muertas de un trabajo aburrido se le acabó atrofiando el seso y se quedó como ausente, en un trance que le ha ido a situar en la tesitura de verse autoproclamado aspirante a aironman. De las aventuras y desventuras de su cruzada se nos cuenta en este blog divertido y carnavalero, en el que este cuarentón nos intentará demostrar su capacidad de superación para lograr finalizar una carrera que como poco no deja indiferente a nadie.
Quien sabe si lograra poner un pie en Alemania , quien sabe siquiera si logrará aguantar las calamidades que habrá de sufrir para concluir su empresa, mas no se pierdan el relato, pues será de su agrado si son gentes de risa floja y viejos en esto del deporte popular.

¿El fin de semana?. ¡Bien, gracias!
El viernes lo tenía marcado como de descanso. Me fui a la piscina ha dar mi clase de natación. La señorita Rothenmeller se ha ido de puente muy lejos y nos ha dejado casi huérfanos. Casi, porque un amable monitor nos ha dirigido la sesión. Algunas de mis “compis” como sabía que no estaba la “profe” han hecho “campanas”. La canción dice: “Ni contigo, ni sin ti tienen mis males remedio…”. Pues eso, que la he echado de menos. Esa voz cantarina que me reprendía cada media brazada… Fijaos que hasta me ha dado sentimiento. El chico quería quedar bien con todos y como encima éramos pocos pues quedó como muy ligerita de trabajo.
El sábado tenía que hacer Farlek 3´/3´ más 10´ de rodaje. Lo cambié para el domingo. Este sábado tenía otra vez “sarao” en casa. Venían unos amigos y como buen anfitrión, no me iba a ir a las ocho de la mañana el domingo y dejarlos “solicos”. Así que me fui con la intención de hacer unos 80 kilómetros. Dos puertecicos El Garruchal por la parte difícil y San Pedro por la fácil. Me diseñé el recorrido con la Guía Campsa. Sólo había dos puntos críticos en el recorrido que debería recordar. En los dos me equivoqué. Llegué a casa con 3:30 horas y 100 km. en las paticas. Mi santa, tras darme un abrazo “chillaó”´, pues pensó que había hecho como el marido de una amiga, irme a por tabaco y no volver, me brindó un buen sermón, sobre si debía llamar cuando se me haga tarde, etc…. La llegada de mis amigos me salvó de la “perorata”. Aunque intuyo que este tema tampoco está zanjado. Con lo largos que son los entrenos para el Ironman, me temo que vamos a tener “gabinete de crisis”, día sí, día también….
La fiesta fue de las de comida, capea, copas, cena, más copas…. Acabó tarde, tarde y es que soy un hombre “sin personalidad”. Me dejo llevar por mis “amigotes”, si es que no se decir que no….
El domingo me levanté a las ocho para desayunar y hacer el farlek. Se empeñó en venirse mi amigo y no tuve mas remedio que cambiar por un rodaje de 1:15 horas. Cuando no llevábamos ni 20 minutos, comenzó a ponerse verde, para en breves segundos pasar a rojo y después a blanco. Creí que se moría…. El chico está en buena forma, hemos corrido algún medio maratón juntos, pero su hígado no asimila como el mío…. Una vomitona del tamaño de una jofaina de 20 litros, una bajada de tensión y una tiritona, saldaron el atrevimiento de mi compañero de rodaje. Lo dejé sentado en una piedra y le dije que me esperara a que volviera. Si hubiera sido un constipado me quedo con él, pero por irse de copas la noche antes de entrenar no espero a nadie…. Con las prisas por recoger al enfermo me pegué un calentó de tres pares…. Pues lo que pensaba hacer en una hora y cuarto me lo chupé en una hora y seis minutos.
Hoy he hecho a las ocho 60 kilómetros en bici. Me he encontrado a un grupo ya cuando volvía y los he pasado pues iban prácticamente parados. Pues cuando los he pasado y luego de saludarles amablemente, se me han puesto “tos” a rueda y cuando yo levantaba un poco el pie, se ponían delante y circulaban a 20 por hora. ¡Cuánto gilipollas hay en el mundo!.
Acabo de regresar de hacer doce kilómetros a pie, así que hoy he doblado, los he hecho en una hora así que tampoco le he quitado las pegatinas a nadie.
Mañana tengo pensado doblar otra vez. Por la mañana a pata y por la tarde la natación. A correr me voy a ir a la Cresta del Gallo. Por allí hay una pista muy dura que utilizan los “los bikers” y también la utilizamos en invierno los fondistas para hacer kilómetros duros. Como es fiesta no me faltarán ciclistas de montaña para aburrir. Estaré por allí rondando y cuando suba un grupo me dedicaré a ir adelantándolos y murmullar a mismo tiempo: “¡Qué pena de cuarenta mil duros que se han “gastao” en mercar una bici “pá” andar tan poco!”. Cuando escuchan esto se ponen de los nervios y están deseando que la cuesta afloje un poco para poder volver a pasarte y así vamos pasándonos unos a otros dependiendo del porcentaje de la subida. Nosotros siempre llegamos arriba antes y cuando se pone, en el mirador, plana la carretera nos sentamos y así no se dan el gusto de volvernos a pasar. ¡Les jode un huevo!.
Cuando vuelva he quedado con mi entrenador para planificar la temporada…. Lo siento por él… Tanto trabajo que se toma, para luego las “petardás” que pego… ¡Pero con cuarenta y seis años que voy a cumplir!, ¿Qué se puede esperar de mí?....
Hasta mañana, querido diario…

viernes, agosto 11, 2006

Si es que soy un GLOBERO manirroto...
Querido diario:
Te he puesto un contador de visitas ya que algunos de los que pasan cerca del alfeizar donde te puse te leen al paso... Así sé que eres cuidado por otros en mi ausencia. Les agradezo su interés, sus ánimos y consejos...
Yo creía que mi principal problema era la natación. ¡Un cuerno!, la bici no se anda a la zaga. El problema con la bicicleta no radica tanto en hacer kilómetros sobre ella. Una vez superado el dolor en el culo y cuello, he logrado cierta pericia y creo que para el tiempo que llevo sobre ella no lo estoy haciendo mal. Lo cierto es que no soy novato en este deporte. Lo dejé hace unos 15 ó 16 años cuando las obligaciones con los lobeznos, en aquella época aún creía que ser un buen padre y marido ejemplar me ayudaría a conseguir el perdón divino y la gloria eterna, me hicieron dejarla arrumbada, para más tarde venderla. Mi problema con la bici radica, principalmente, en que cualquier artilugio que tenga más piezas que el mecanismo de un botijo se me rebela y adquiere vida propia en mis manos. Al hilo del tema, el pulsómetros que se me resfrió ayer en la piscina hoy ha vuelto a funcionar sin haber realizado nada para arreglarlo, sólo dejarlo en la mesilla de noche. Si ahora sin hacer nada funciona ¿porqué ayer que lo necesitaba para supervisar mi rodaje a pie se negó a hacerlo?. ¡Estos chismes lo unico que quieren es fastidiarme!. Pues como decía...Antesdeayer le puse un cuentakilómetros nuevo a la bici. Lo hice porque el que tenía no funcionaba y nadie había dicho nada. El "parato", ¡de los cojones!, me costó 15 "l´euros", supongo que sería de los baratitos, digo.... En fín, que el primer día le dí al único botón que lleva y aquello como si estuviera embrujado se puso a funcionar. Más contento que un "San Luis" me puse a disfrutar intentando ver si el cacharrico tenía todos los números. Me fue imposible, cuando en la pantalla puse el 52 no fui capaz de que cambiara a 53, me quedé con la duda de si el seis funcionaba en el casillero de delante, creo que los "técnicos" lo denominan decenas.... Ayer todo iba de vicio. Conseguí salir de casa con tiempo. Metí mi burrica en el coche y aparqué en la puerta de la piscina. Tengo que ir en coche a la pisicina pues lo utilizo de garaje mientras nado. No dejan entran velocípedos en el recinto. Monté "la flaca", me monté yo a su vez sobre ella y me dispuse a comenzar la primera parte de la sesión. Hago primero unos cuarenta kilómetros, nado y después recorro unos treinta más... Salgo como una bala y me doy cuenta que tengo que resetar el chisme para saber cuantos kilómetros hago hoy. Miro en mi interior y... No recuerdo como se hace, realmente no se como se hace, pues como buen españolito he pasado de leerme un libro monísimo que me dio el mecánico del taller. Tras escrutar el aparato descubro varias cosas. Una, que marca diferentes valores. Dos, que sólo tiene un botón. Me comienzo a cabrear. "-¡Estos "japos", son tontos!-", digo. Con un sólo botón no se puede gobernar diez valores distintos, debería tener un botón para cada cosa y por supuesto uno "colorao" que diga "NO TOCAR", que sirva para que nosotros jodamos el invento cada vez . ¡Pues no!. ¡Un solo botón!. Sin dejar de pedalear comienzo a investigar. Pulso el botón con una sutil caricia. ¡No pasa nada!. Recuerdo que había leído en algún sitio que tenía que pulsarlo un segundo. Lo hago. Cambia de valor la pantalla, pero no se pone a cero. Alguien me dijo que pulsando tres segundos, hacía algo, pero me parece recordar que era algo malo. Sigo trasteando y me harto. ¡Hasta las narices de tocar el botoncico, lo aprieto tres segundos!. Tengo una memoria privilegiada. ¡Efectivamente, recordaba bien!. ¡Era algo malísimo!. Se reseteó todo, hasta los valores que tenía el computador para saber cuantos metros recorría la rueda en una vuelta. Me paro. Mejor lo cuento. Se me olvida pedalear y por ese estraño efecto que es el rozamiento me paro. No he sacado el pie del automático. Intento sacarlo. Es demasiado tarde, no puedo hacer nada. cierro los ojos y en un fugaz segundo pienso: ¡Dios mío, que no haya nadie cerca que me vea para que no se descojone!. Dios, que siempre hace lo contrario de lo que pido, me fue a tirar al suelo, desde parado, delante de una horchatería donde los parroquianos, en su terraza, se tomaban los "cafeses" y los helados. El establecimiento debía ser muy querido por los vecinos, pues estaba a reventar.... Me levanté con todo el garbo que me fue posible y sin mirar a la terraza para no ver la cara de pasmo y risa de los clientes, dignamente y con gran celeridad, metí tuerca y salí corriendo.
Como soy un cabezón no podía dejarlo así. Eso tenía que funcionar como fuera. Por donde transitaba es una ruta muy concurrida por grupos de ciclistas. Pasó una grupeta de tres. Ni corto ni perezoso les doy el alto. Les digo: "-¿Podeis decirme como se pone en marcha este chisme?, señalando al cuentakilómetros de los cojones. Me miraron con la cara propia de haber recibido esa pregunta ¿de dónde habra salido este globero?. Los zagalicos mucho más duchos que yo en la materia me pusieron el aparatito en marcha. Les pregunte hacia donde iban. Se miraron y al unísono contestaron: "-¡Nos quedamos aquí!-". Seguro que era mentira. Dirían, ¿a dónde vamos nosotros con este especimen? y esperarían a que me alejara para reanudar su marcha. Luego en la soledad de la carretera recordé que sólo una vez había hecho más el ridículo que hoy. Ibamos para Abanilla, hará veinte años por lo menos. Era de las primeras veces que salía mas lejos del perímetro que alcanza la vista de mi "santa" y se me acabó el agua. Tenía tanta sed y los cabroncetes del grupo me llevaban tan rápido que pare en una gasolinera. Allí compré llevado por el ansia de beber y para que no me volviera a faltar agua tres botellas de dos litros. Tenía un problema. Una botella la podría meter en el portabidones. Tiré el bidón. ¿Y las otras dos?... Le pedí al de la tienda dos bolsas de plástico con asas, de esas blancas de los mercados. Metí una botella en cada bolsa y colgé ambas, una a cada lado del manillar. Salí en busca de mis "amigos". Estos mosqueados por mi tardanza volvieron sobre sus pasos y me encontraron subiendo un cuestón que hay a la entrada del pueblo. Con la botella de dos litros en el botellero y dos bolsas colgando del manillar. Pararon en seco. Me dijeron que con ellos de esa guisa no iba. Me dieron a elegir entre seguir así yo solico o tirar el agua. ¡Y una leche!. ¡A mí no me vuelve a faltar agua!. Me dejaron tirado en lo alto del pueblo y siguieron su marcha. Más tarde pensé: "¡La verdad es que llevan razón!, vaya una estampa que llevo con las bolsas "colgás" del manillar. Al siguiente sábado les perdoné y ellos me hicieron prometer que nunca más volvería a poner el agua en bolsas en el manillar de la "sacrosanta bicicleta".
Hoy empiezo las vacaciones. Tres sesiones, mañana bici, tarde natación y luego trote cochinero... Me he pesado, mis sospechas se han corroborado "sólo" peso 70 kg. ¡"Pá uno sesenta y tres que mido no está mal!".

jueves, agosto 10, 2006

Y no pasó ná de ná....
Ayer llegué con cierto respeto a la piscina. Temí que la Srta. Rothenmeller estuviera mosqueada conmigo... Di las buenas tardes, con ingenuidad, con displicencia, sin darle importancia, igual que le respondí a mi "santa" cuando me preguntó a cuánto ascendía la bromita del triatlón.... "-¡Buenas, tardes....!.-" Cerré los ojos y espere.... y no ocurrió nada. Me contestó con normalidad, sin mala cara, ni retintín en sus palabras... Respiré tranquilo y me quité 10 años de encima.... Más tarde ella volvería al tema del blog. No lo ha encontrado, tampoco creo que lo buscara con mucho entusiasmo... Me comentó, "-Imprímelo y traelo a la piscina!-".... Salí como puede del atasco.... Cuando termine el cursillo, sino me queda más remedio, tendré que acercárselo. Lo editaré y quitaré muchas cosas... La vida es muy larga y no hay que dejar heridos ni muertos al paso de nuestras tropas, sólo prisioneros de nuestro amor... ¡Puagggggg, que cosa más cursi acabo de escribir!.... Diremos entonces, encadilados de nuestra personalidad.... ¡AGGGGGGG!.
Cada vez veo más lejos la otra orilla del segmento de natación. No habré nadado ni trescientos metros en una hora. En cada largo tengo que parar y abrir la boca como al pez que sacan del agua, para convertirlo en pescao... Estoy realizando un trabajo totalmente anaeróbico, el corazón se me pone a cinco mil por hora.... Para colmo ayer me puse el Polar para nadar y se me quedó chuchurrío. No se ve ná. Hoy le quitaré el pulsometro a mi zagalico el pequeño. ¡Pobre crío!, lo voy a dejar en cueros...
Tras la clase de natación, la cual cada vez me cuesta mas, realicé un rodaje de 75 minutos por Coto Cuadros. Pareje protegido lleno de pinos, pajaricos y animalicos varios que trotan por ahí. Me voy encontrando mejor, no voy más rápido pero si más cómodo. A la natación voy como cuando estudiaba en la universidad y tenía un examen con un catedrático de esos cabroncetes que hacía que nos pusiéramos de pie cuando él entraba.... Muerto de miedo....
Lo bueno del rodaje por Coto Cuadros es que tienes mucho tiempo para pensar.... ¡Mal asunto...!. Recordaba que en mi infancia sólo había cuatro piscinas, que yo identifique, en la ciudad. Ninguna cubierta, claro y dos polideportivos cubiertos y uno descubierto... Dos piscinas estaban ligadas a dos cines de verano; el Murcia Parque, actualmente remozado y utilizada como piscina pública por el ayuntamiento. La característica de esta piscina era que su agua se sacaba de un pozo, junto al río y estaba helada, helada, helada. Otra era la del Cine Imperial a la espalda del Jardín de Santa Isabel. Esa piscina tenía como seña de identidad su trampolín. Un trampolín alto al que sólo los más osados se atrevían a subirse. La tercera era la de las instalaciones San Fernando, que por su nombre podeis indentificar con la OJE, los mandatarios de la época sólo tenían dos nombres para sus campamentos e instalaciones deportivas, o San Fernando o Cagigal.... Las monjas Oblatas también tenían una piscina pero no era mixta. En ese centro se recogían en aquellos años chicas solteras que habían tenido devaneos o habían sido pilladas con pecados de la carne, es decir, que puteaban por sus pueblos y los padres las recogían para que no siguieran dando gusto al cuerpo con los vecinos. Hoy en día esta residencia se ha reconvertido en residencia de estudiantes, es decir, ahora se deja pecar contra la carne dentro... Lo que han cambiado las monjitas.... Con ese panorama, ¿quién iba a tomar clases de natación?.
Hoy en día estar inscrito en una piscina practicando, aprendiendo o simplemente como un deporte de mantenimiento es lo más normal del mundo, en mi época era bastante más jodido.... Luego mis críos dicen que no les dejamos vivir. ¿Qué quieren, qué les ponga también yo una querida?....
Nací en un lugar privilegiado de mi ciudad. En una plaza céntrica. A la derecha de mi casa tenía el Seminario Mayor, junto al Palacio Episcopal. Frente a mí ventana, la Puerta de la Gloria de la fachada barroca de nuestra impresionante catedral. Ahora han puesto en la misma puerta de la casa una fuente que antaño estaba en el centro de la Plaza del Cardenal Belluga, le han quitado sabor a lugar.... Como dice mi padre, un sabio varón, "-¡Ningún pobre puede tener un entierro de primera!". Pronto tuvimos que trasladar el hogar a un lugar menos glamuroso, la calle "Del Arbol". El lugar también tenía sus señas de identidad, no creais... Si preguntárais por él pocos sabrían ubicarlo. En la actualidad se llama San Luis Gonzaga y en esa calle se guardan en estos tiempos modernos los "pasos" de semana santa de la Cofradía del Perdón. En las vísperas de la procesión, el Lunes Santo, se forma una comitiva muy huertata y murciana en la que los "estantes", en otros sitios llamados portapasos, anderos, etc... llevan los "tronos" a la iglesia sede de la cofradía. Antaño, esa calle se caracterizaba por no tener "árbol" en ningún sitio como estrañamente indica el nombre y por tener la mayor concentración de miembros del clan gitano por metro cuadrado de la ciudad. En ese ambiente, en el que una soleá, una minera o un martinete era lo más escuchado, era raro que a nadie se le ocurriese ir a aprender a nadar.... Tras probar el cante y ver que no tenía cualidades para ello con once añicos tuve la lucidez de salir de allí, dejando atrás familia y amigos. Mientras que a mis compañeros de Maristas los metían internos por sacar malas notas yo me fui voluntariamente.... Donde fui a parar teníamos piscina y yo era el único que no sabía nadar. Era nuevo, no tenía amigos, no sabía nadar... Un cóctel adecuado para .... aprender a nadar yo solico. Fui autodidacta... así me va... Hoy Rothenmeller indicándome como corregir mi natación que yo creía perfecta por haberla copiado con la maestría propia de mí (como ves querido diario estoy encantado de haberme conocido) de las retransmisiones de natación de la tele, por aquel entonces en blanco y negro.... Pero eso será otra historia.....
Hoy de nuevo bicicleta antes de la clase y después intentaré montar otra hora, deseo esta vez sí, llegar a los sesenta kilómentros.
Hoy no me he pesado. Tengo la sensación de que aunque no peso menos, si que tengo menos barriga... Como estaba tan contento, no he querido que el cruel peso, que a quien sólo respeta es a mi "santa", me devuelva a la realidad......
P.D.: Supongo que en los escritos encontrareis faltas de ortografía, es la era de la nueva tecnología, cada vez escribimos menos. Disculpadmelas en primer lugar y no os corteis en indicármelas en los comentarios para poder corregirlas.
Nota del autor: En la actualidad sigo yendo a la calle San Luis Gonzaga a sacar mi paso. Soy estante del trono del Prendimiento, el más antigüo de la ciudad que fue creado por el gremio de la Seda. Todos los Lunes Santos mi cuñado y yo nos acercamos a La Alberca a recoger de los continuadores de la tradición huertana de la crianza del gusano un ramo de sarmientos en cuyo interior han realizado sus capullos para procesionarlo en la noche del Lunes de Pasión a los pies del Cristo del Prendimiento.
Una cosa es la tradición y otra la religión... Yo amo a la primera y respeto a la segunda....

miércoles, agosto 09, 2006

Agua para todos....
La señorita Rothenmeller te ha descubierto. Una indiscrepción de alguien en la piscina ha revelado tu existencia. ¡Ahora si que la he cagao!. Puede que tenga sentido del humor y se tome ésto como lo que es, un divertimento. Quizás no tenga "mi sentido del humor" y le moleste... Hoy lo comprobaré. Si me habla y no me escupe, una de dos, o no lo ha leido o no lo ha tomado a mal. Como te digo querido diario, todo lo que escribo aquí me sucede, pero está novelado, tamizado por el sentido del humor, quitándole toda capa de heroismo, de sufrimiento y quizás algo, aunque sólo un poquito, exagerado.
Joder con el agua.... El slogan del PP está muy bien siempre que el agua vaya a parar a los que la quieren, agricultores, propietarios de campos de golf....etc. Ayer me cayó la del pulpo en la bici. Por cierto no sabe lo que tiene uno hasta que lo pierde. ¡Qué verdad más absoluta!. Ahora que he cambiado de bici me he dado cuenta que la que tenía era un verdadero asco. Al tener el cuadro partido flexaba un montón y la fuerza que transmitía a los pedales se diluía como una gota de agua, joder con el agua, en el mar. Con la bici de mi nenico, a la vez que voy más cómodo, no se pierde la potencia y saco medias de 32 km. por hora, cosa que hasta el momento era impensable. ¿Alguien ha pedaleado sobre una mecedora?, pues esa es la sensación extraña que yo tenía en la bici de "plástico" que llevaba y que creía en mi ignorancia que era lo normal. Cuando he terminado me he ido a la piscina. La Rothenmeller nos ha mandado primeramente calentar, después ejercicios de pies, de respiración, de... no ahogarme... Me ha dado ánimos, me ha dicho que los primeros cinco metros, es decir, desde la pared hasta que terminan las corcheras rojas, los he realizado bastante bien. He sacado los codos, en batido los pies, he realizado bien el rólido... a partir de los cinco metros es donde viene el problema. No puedo coger el aire suficiente para no ahogarme, pienso, mal asunto dice TOLLE que el pensar es una enfermedad... Me ahogo, me pongo a salvarme, no muevo los pies, no saco los brazos, no pillo agua... La Rothenmeller me indica lo mal que voy, intento escucharla. ¡Nadie le ha dicho aún que cuando se tiene la cabeza dentro del agua no se oye nada de nada?. Me agobio, intento recomponer la figura y....Se arma un follón de tres pares de cojones en la calle. Las abuelas se trompican conmigo. Detengo el carrusel. Una se da con su delicada mano en mis pies, me mira con cara de terminar de ahogarme. En ese momento querría ahogarme, por lo menos la lástima por mi pérdida las calmaría un poco... Algunas me miran con una cara, que me da en la nariz, que ni siquiera el ahogarme sería suficiente castigo para que ellas se tranquilizaran... A todo esto comienza a diluviar de nuevo. Las normas de la piscina y la poca disposición a los momentos de peligro del animoso grupo de compañeras, hace que le soliciten a la monitora que se suspenda la clase por lo menos hasta que paren los relámpagos, truenos, granizo y demás productos fabricados en el cielo. ¡Qué mala suerte tenemos!, en el cielo también se producen los milagros. De esa naturaleza no nos cae nada. Podría caerme uno a mí que hiciera que me pusiera a nadar como un campeón, de petanca..., Por lo menos para poder terminar los 3.800 mts. que quiero poder nadar en junio en el Ironman. Mi natural querencia a estar en estado permanente de cabreo me hace ponerme de un mal humor horrible.Vuelvo a pensar, faltal error. Si hoy pierdo la clase el viernes no podré ir a la Bajada del Hondón. Perder dos clases en una semana sería imperdonable.
La Bajada del Hondón es la carrera que me salva la temporada. Después de pegar petardazos en todos y cada uno de los lugares donde voy, en el Hondón realizo la marca del año. Once kilómetros cuesta abajo es demasiada tentación para un globero como yo. Puedo correr a cuatro y hacer un marcón. El puesto es el mismo que en las otras carreras, en la cola, pues todos mejoran su marca en proporción a la mía, pero el que no se consuela es porque no quiere.
Después de la no conclusa clase de natación, no pude volver a casa en la bici. El diluvio, hizo que mi "santa" se apiadara de mí y sin pedirlo fuera a recogerme a la piscina. ¡Es qué en el fondo me quiere!...
Me he dado cuenta que con un mes de clase de natación no va a ser suficiente. Tendré que seguir recibiendo clases en septiembre o más.
El verdadero problema de preparar este tipo de pruebas no radica en su disputa en sí. El principal problema que estoy sufriendo es la cantidad de cuartos que te gastas. Llevo dos bicicletas, el coste ha sido cero, pero sino llega a ser por la coyuntura me tendría que haber gastado una pasta. Las clases de natación cuestan otro pastizaje y luego tendré que ir a la piscina sin monitor, pues cualquiera se apunta a un club.
Lo del club de natación está descartado. Se que piden una fortuna porque mis hijos iban a uno. Además del dinero, en la calle donde me pusieran a nadar los fastidiaba a todos. Por otra parte los horarios. Menudo puzzle estoy formando para poder compaginar el trabajo, la natación y los entrenamientos de las otras disciplinas. Cuando llegue septiembre la mañana está descartada. No podría irme a nadar temprano porque sino necesitaríamos un coche más. Tres coches son inviables. Lo tendré que hacer todo por la tarde. Para tener luz para correr y montar en bici sería éstp lo primero que tendría que hacer. Por la noche, espero que sobre las nueve iría a la natación. No olvido que tengo, que impartir "doctrina". Otro día hablaré de la doctrina. Para que no falte, tengo que implicarme en las labores propias de un ser que vive en manada, perdón familia. Limpiar, pasear, charlar...etc. En casa mi "santa" me ha dicho que no quiere saber nada de la "locuciería" en la que me he metido. Me recuerda al título del libro de "¡Cómo ser mujer y no morir en el intento!".
Hoy natación y setenta y cinco minutos de rodaje. ¿Cómo me encontraré a la Rothenmeller?. ¡Miedo me da!. Voy a leer un par de páginas del libro ese de la iluminación espiritual, igual me tranquiliza un poco y me aclara las cosas.....

martes, agosto 08, 2006

Nada nuevo bajo el sol....
Como no puedo dejar de pensar cada día se me ocurre una cosa. Otro día, querído diario, te hablaré del libro que estoy leyendo en este momento. En algún sitio escuché que el triatlón distancia ironman tenía un fuerte componente psicológico. Para empezar a mejorar en esa faceta, también, para intentar hacer a los que me rodean la vida un poco más fácil, ahora se lo pongo bastante complicado, estoy con "El poder del Ahora", Guía para la iluminación espiritual. Este hombre, el autor claro dice: "-Ser incapaz de dejar de pensar es una enfermedad terrible,....-". Bueno, este es otro tema, pero es positivo meditar sobre eso....
Total que me dije, ¿cómo estaré yo vestido de triatleta?. Dicho y echo. Total me había vestido de ciclista con un estruendoso éxito cuando entré en la piscina. Me puse el "tanga-boxer-bañador", para recibir mis clases de natación, ¿porqué no me iba a probar con el mono de triatlón?. Como ayer te dije, hoy tenía un rodaje de una hora. Busqué entre los monos de mis hijos los más viejos. No por nada, sino porque al estar más usados darían más de sí. Me embutí en el que a mí me pareció más "amplio" y me miré al espejo. Nadie estaba cerca, era como la niña que coje la ropa de su madre para jugar y no quiere que la pillen para que no le riñan. La respuesta de éste, fue rápida, hiriente, ¿diría que certera?. Sobre todo fue contundente. Frente al espejo, se encontraba un tío con figura de una muñeca rusa, de esas que no se caen al balancearlas... Me puse el casco de ciclista para intentar mejorar la imagen. ¡Nada!, la muñeca rusa se transformó levemente en un globo lleno de agua, cuando lo prendes por la boquilla. No, me amilané. Si esa es mi figura, tendré que asumirla. Mi SER que diría el gurú Eckhart Tolle. Por donde yo corro es un paraje natural, vivir en medio de la nada tiene que tener alguna ventaja, en donde dificilmente encuentras algún bettero o algún tipo con su moto de trial. Evalué, no me va a ver nadie. Pues voy a salir a correr de esta guisa... Me quité el casco, claro.
Llevaba yo un trote muy alegre, iba fácil. Después puede comprobar que no iba fácil, sino que iba despacio, el pulsómetro no pasaba de 110 pp. Llevaba este cacharrico inventado por algún cabroncete, en el bolsillo del mono, para no presionarme. Total que estaba en lo mejor de mi busca de la "iluminación", pensando. ¡Cuan cierto es eso del efecto placebo!, como iba vestido de triatleta, me motivaba para correr un poquico más. En fin, que estaba en esos sueños y ¡plas!. Cuatrocientas personas, no menos, ocupaban el camino de montaña por el que corría en dirección hacia mí. ¿Porqué dios, mío?. ¿Si por aquí nunca hay nadie?. ¿Porqué me encuentro con las ordas de Anibal?. No sabía que hacer, ¿darme la vuelta?. Ya estaba casi de regreso. ¿Seguir hacia adelante? y cruzarme con todos esos.... ¿Esconderme tras un pino?. No iban muy deprisa así que si me escondía podría estar allí varios minutos y quién dice que no me descubrirían y me tomaran por un asaltador de caminos. Bueno, con la pinta que llevaba, asaltador no creo, pero quizás otra cosa peor, seguro que sí. Decidí ser coherente y seguir con orgullo mi camino. De lejos una cosa amarilla que se les acercaba ya debió parecerles extraño. Supongo que conforme me iría acercando, debieron empezar a murmurar. Ya estaba casi encima de ellos y ¡Zas!. La sensación debió ser como cuando Moisés abrió las aguas de Mar Rojo. La distancia disminuía el personal se iba moviendo hacia ambos lados del camino hasta dejarme un pasillo por el centro. Cerré los ojos para, como el avestruz, si no los veo puedo creer que no están ahí. Adiviné a ver por el rabillo del ojo una cruz y algo así como una imagen. Aunque no los veía si oía sus comentarios... ¡Cuerposaco!, fue el que me dejaba en mejor lugar. Alguna madre creo que tapó los ojos a su niña, la visión podría causarle un trauma. Pero hay gente "pá tó", alguien me tocó el culete al paso. No se decir, pero a alguien le hice ¡tilín!.
Después pude ver su campamento, debían ser de alguna organización religiosa que estaban pasando unos días en el monte. Tendré que esperar a que se vayan para poder volver a pasar por ahí.
No se que fue lo peor, si el digusto por parecer una morcilla dentro del tritraje, el bochorno de ser aclamado por un grupo de "peregrinos" o las rozaduras del mono en los sobacos e ingles. ¡Por favor!, que incómodos que son esos trajes. Creo que para mi Ironman me vestiré primero de nadador, luego de ciclista y más tarde, si llego, de corredor a pie. ¡Ese traje, aunque sea de alguna talla más, no hay quien se lo ponga!. Y además, ¡cómo se transparenta!, me lo comentó mi "santa" muerta de risa, cuando me vió llegar de esa guisa.
Hoy tengo cita con Rotenmeller, otra vez la humillación de parecer robocop, con todos los chismes que me ponen para que flote. Antes intentaré hacer unos sesenta kilómetros con la bici que le he quitado a mi chiquillo. Es como si la estrenara...
Mañana te cuento, querido diario...

lunes, agosto 07, 2006

Mi diario, no te olvido...
Querido diario, no creas que no he estado inquieto por los días que te he tenido alejado de mí. Por suerte esta mañana te recogí del alfeizar de la ventana y seguías ahí. Ninguno de los hambrientos perros ha osado a cogerte para saciar su gazuza.
El viernes
No fue gran cosa. La clase de natación fue algo menos tensa. Mi "compis" me aceptan y me pasa lo que a la moda, se han acostumbrado, igual que todos nos hemos acostumbrado a la minifalda. ¡Ya tiene que ser muy corta o la "nenica" muy espectacular para que nos fijemos más de lo necesario!. Tras diversos y dolorosos ejercicios los cuales ejecutaba aún con menos destreza que los días anteriores, la srta. Rotenmeller nos planteó un novedoso juego. Este consistía en tirar unos aros al fondo de la piscina, recogerlos buceando y desde ese punto nadar hasta el lugar donde se encontraba ella. La rutina parecía más bien de niños, pero el cansancio me hizo aceptarlo de buen grado. Mi especial aptitud hacia el desafío me hizo motivarme. Como no podía ser de otra forma mi pensamiento fue: "Les ganaré a todas". Cogí dos aros y moviendo el rabo alborzado y muy feliz porque mi "ama" se pondría contenta al ver que había realizado la prueba de forma adecuada, me deslizé cual sirenita hacia ella. Me cogió los aros de la boca y.... ¡No me acarició el lomo, ni me dió una galletita de esas que dan de premio a los perritos obedientes!. ¡Qué desilusión!. Con ese aprendizaje, no pienso esforzarme nunca más. Pensé, que haría una pública loa de mis habilidades, nada más lejos de su intención. Me ignoró y lanzó aún más lejos el arico de la leche para deshacerse de mí. Al finalizar las práctica corrí media hora y unas progresiones para preparar la carrera del sábado. El rodaje, patético, lo justifiqué con el cansancio de la clase de natación y consolándome con el banal argumento de: "Si hoy no me canso, mañana estaré más fuerte".
Hoy es sábado
Todo parecía ir de mal en peor. Me sé de frágil personalidad y facilón para ser llevado por el camino del mal. Lo primero que me entero es que tendremos una "comida familiar". Esa afirmación conlleva asociada la de "en una comida familiar, ni dios come espaguetis!. Me corto el pelo, realizo la misma operación con las uñas, me pongo un supositorio de Rovi y no contento con el "resultado", me aplico una lavativa. ¡Cualquier cosa que deje mi cuerpo con el menor peso posible", "perfomance" que llaman los entendidos. Después de media hora de retortijones, tirones de pelos y demás dulces martirios, me peso. La báscula, enemiga declarada mía y amiga íntima de mi "santa", me premia con unos 71,300 kg. que me hacen intuir que me presentaré en la línea de salida con unos generosos 75 kg. como mínimo. Me afeito las piernas, me peso, ¡La jodía báscula, seguía marcando 71,300!. Me rindo. Como hoy es sábado, toca limpieza, me entretengo con el motor de la depuradora, al que no le pasa nada, esperando que el resto de la tropa deje la casita como una patena. Milagrosamente la maquinica se arregla, justo cuando ellos terminan de limpiar.
Ya he arreglado el tema de la bicicleta. Le he quitado a mi hijo el pequeño la suya. El chiquillo ni ha replicado. El también es triatleta, pero este año comienza en la universidad y estima que le quedará poco tiempo para entrenar. La bici del mayor es imposible que yo la pueda coger. Tendría que llevar un ladrillo para poder apoyar los pies para bajarme de ella.
Llego a Novelda acompañado de un compañero que quiere entrar entre los primeros. Como voy con él puedo relacionarme con la élite. Calentamos por la pista, voy a un ritmo de calentamiento superior del que podría llevar en carrera, pero esos momentos de gloria, el poder rodar con la elite, no voy a desperdiciarlos tan rápidamente. Soy la embidia de los trotones que habitulmente corremos juntos. Mañana me preguntarán ¿qué haces tu con aquellos?. Yo les responderé, es que soy su liebre en las series.
Me coloco en la salida. En mi sitio, bueno en mi sitio si hubiera estado bien de forma física, pero tal y como estaba, en un sitio bastante más adelantado de lo que debiera. Esta carrera la divido en tres o cuatro partes. La primera es salir de la curva del estadio al mismo tiempo que el primer "marroquí" salga de la pista. Todavía estoy a media recta y el "gachó" ya se ha pirado. ¡Mal empezamos!. He puesto el cronómetro, como todos, al pasar la línea de salida y no cuando dan el tiro. Esta es una forma bastante burda de maquillar los tiempos. Nos autoconvencemos de que podríamos haber corrido más si hubiéramos salido delante, una falacia. Algunos hasta descontamos del cómputo total el tiempo que perdemos en beber agua, saludar a un vecino o las décimas que hemos perdido en una curva mal peraltada.
La segunda parte es en progresión, debo ponerme a cuatro treinta hasta llegar al comienzo de la subida al santuario. Este objetivo lo consigo con cierta facilidad. Parece que la cosa cambia. La tercera parte es subir a mi ritmo. Las lorzas me lastran y debo ser consciente que debo regular para la vuelta. Me adelantan todos los que a su vez adelanté en el falso llano. Al comienzo de la subida hay un puesto de agua. Bebo. ¡Uff, que bien, calentica y con tierra!, cómo a mí me gustan los berberechos. El agua realiza una función no funcional. Solivianta a las patatas, los tomates, los pimientos y la pata de cabrito asada que me había obsequiado para comer. Las tres cervecicas, tampoco están dispuestas a dejar pasar la algarada que se estaba montando en mi estómago y todos a la vez comienzan una pelea en la que no hay amigos ni enemigos, sino mamporros unos con otros. ¡Con muy mala leche!. Llamo la atención a los chiquillos y ellos me responden con unas ganas de vomitar de la leche. En la subida me adelantan todos los que yo había adelantado y bastantes más. No quiero vomitar pues como me de un bajón de tensión me quedo en la cuesta del copón y le doy la tarde a mi "santa" y a todos los familiares que me esperaban en casa para cenar. Me sale el espíritu de nadador indesmoralizable y la filosifía del "finisher" que quiero ser. Aunque sea a cuatro patas llego. ¡Qué cinco kilómetros más largos!. Los casi doce kilómetros los hice en una horica, un poquico menos, pero una hora. ¡Vaya un atleta!. Al llegar a meta la pelea tumultuaria que se había formado en mi estómago parecía que se estaba calmando. Los bandos estaban muy igualados. Para que uno fuera mayoritario y venciera de una vez y se acabaran los puñetazos y los insultos metí en el estómago tres cervecitas más que harían que ese sector fuera el más numeroso y finalizase el tumulto. ¡Mano de santo!. Ante la incontestable y abrumadora mayoría de las cervezas la pelea cesó.
Volvimos a casa.
El domingo...
Tuve que ir a un triatlón ha realizar labores propias de mi sexo. Algunos participantes me animaron a seguir en mi entusiasta objetivo, otros me ignoraron, pero al menos nadie me reprochó que mancillará el inmaculado nombre de este deporte con este diario o con mi presencia.
Por la tarde no salí. ¡Vaya falta de formalidad!. El cansancio de la carrera de ayer y la falta de bici, tengo que hacerle unos ajustes a la de mi chiquillo, sirvieron de excusa inexcusable para no entrenar.
Esta mañana 72,400 kg. me han saludado alegremente el día. Hoy rodajito a pie. A dios gracias no hay curso de natación.
Te dejo diario, mañana te cuento.

viernes, agosto 04, 2006

Y la pregunta se hizo...
Querido diario:
En estos días de gozosa espera, presagiaba que mi "santa" haría la pregunta... -"¿Me quieres?"-. Por supuesto que sí, mi amooollll, contesté yo.... ¡¡¡Qué no, que esa pregunta es de otro diario no de éste!!!, qué moña estoy ultimamente. De un rockero de chupa de cuero, tatuajes y pelos largos, me he transmutado en una barbie pija de tres pares....
La pregunta que yo no quería oír pero que inevitablemente tendría que contestar era: "-Nene, irte a la carrera esa de Alemania, ¿cuánto cuesta?". Aunque la esperaba un escalofrío recorrió mi cuerpo. Un temblor se adueñó de mis manos y una sequedad infinita envolvió mi lengua... "¡Mi amooolll!, contesté yo intentado disimular mi nerviosismo e intuyendo la tormenta que se avecinaba. ¿Para que está el dinero, sino es para disfrutarlo?, pregunté con fingida ingenuidad... No me dejó seguir. Inmediatamente me soltó: "¿Cómo que para que está?, ¿es qué está?. ¿Dónde está ese dinero?. ¿Me lo ocultas?. ¿Me haces ir a pedir "fiao" en la tienda y tienes dinero para tus payasadas?. Ya era tarde. Sólo me quedaba el plan para contingencias de máximo riesgo. Recoger velas, asegurar escotillas, para evitar que el buque se llene de agua y esperar a que amaine. Acurrucándome en el sillón, intenté mimetizarme con la tapicería del sofá, esperando inutilmente que mi disfraz me ocultara y no pudiera distinguir que era sillón y que era Garbanzito... El calor, junto a los vapores de la frugal comida, hicieron el resto. Poco a poco su incontenible lengua fue perdiendo fuerza y en unos minutos, como los perros que se saben superiores a su presa, fue aflojando hasta que perdió todo el interés por la víctima, cerró los ojos y se quedó profundamente dormida. En ese momento supe como sería el "reino de los cielos", sería igual que ahora. El reino de los cielos es como una siesta en la que tu "santa" duerme y tu puedes coger tranquilamente el mando de la tele y hacer zapping hasta que la uña del dedo se ponga morada y se caiga.
El tema no se ha agotado, solamente la nena, que se sabe superior y se cree en el estado supremo de razón infinita, lo ha arrinconado para en el momento oportuno y mordazmente aliñado sacarlo de nuevo....
Ayer fue día de descanso. En el plan de entrenamiento lo he puesto como "descanso activo". Me bañé en la piscina de mi amigo y jugué al ping-pong, luego algo hice. La báscula siempre generosa conmigo, siempre amiga, me ha premiado con 400 gramos más que ayer, 73,400 kilos es una bonita cifra para postrarme mañana en la puerta del Santuario de Sta. María Magdalena y pedirle que me ayude. De los 2.000 tíos que salgamos a la carrera, no creo que sea el único que se detenga un momento para pedir algo a la "señora", por eso en mi plan de entrenamiento he creado la nueva entrada de "Carrera-Romería". Quiero significar que ahora mismo estoy fuera de temporada, pero sigo un plan más terapéutico que deportivo. El objetivo es comenzar el 15 de septiembre con menos de los 78 kg. con los que empecé el año pasado.
En la comida en casa de mis amigos habían varias parejas. Uno de ellos mi compañero de penas en la maratón de Valencia, los otros compañeros de entreno y carreras y por supuesto sus respectivas santas e hijos. Todos me saludaron a la llegada alborozados por la noticia de mi nuevo objetivo. De momento, ya somos dos para ir a Roth. Manolo se apunta. El tiene ventaja pues sabe nadar....
Otros dos también se apuntaron al viaje, pero cuando se enteraron que hacía escala en Palma de Mallorca, sin decírselo a sus santas, nos confesaron, "¡Nosotros nos bajamos en Mallorca y a la vuelta nos recogeis...!. ¡Serán crápulas!. Manolo no tiene bici. Esta mañana se va a comprar una. La mía está rota, "asín" que somos el equipo perfecto. Me ha jurado que se comprará una burra normalita. Mi Manolo es capaz de llegar con una flaca de 3.000 € y hundirme en la miseria. El vive en la playa y yo vivo en el monte, así que poco nos podremos ver para entrenar juntos, pero estaremos en contacto...
Mi "santa" informó puntualmente al grupo que estaba haciendo un curso de natación. Todos, descojonándose de mí, me pedían que les mostrara mis progresos en la piscina. Total que me puse el churro entre las piernas y realicé el único ejercicio que me sale bien. Flotar con el adminículo fuertemente apretado por mis muslos. Dicho así, parece un ejercicio de película porno. En directo es bastante menos sugerente y muy, muy humillante.
Ahora mismo querido diario, estoy muerto, hemos comido, bebido y reído, todo ello en abundante cantidad. Tengo que acostarme.
Mañana he de estar descansado. Una hora de clase de natación, con las arpías de mis compañeras y luego un rodaje suave de 30 minutos más unas progresiones para preparar la "carrera-romería" del sábado.
Querido diario, ya no te dejo entre los jerseys. Una vez que te ha descubierto no tiene sentido que pases tanto calor. Te dejo en la ventana en la que más fresco corre. Espero que el perro no te coma....

jueves, agosto 03, 2006

Querido Diario:
Sólo tienes un día de duración y ya eres parte de mí. Estaba deseando poder llegar al lugar donde te guardo y poder escribirte para compartir contigo, como el amigo invisible que tienen algunos niños para jugar, mis dudas y mis alegrías.

Me he dado cuenta que "ella" te ha descubierto. Te tenía guardado en la cómoda, bajo los jerseys de invierno y junto a los pañuelos. Te puse uno de ellos sutilmente prendido entre tus hojas para que sirviera de señal si alguien osaba a violentarte. Ahora en cuanto te he abierto he visto que la prueba no estaba. Seguro que ha sido "ella" quien te ha visto ahí. Ayer al acostarnos, una leve sonrisa y un matriarcal beso en la frente me pusieron en alerta. Algo raro pasaba. En este momento se la verdad. Ya no eres mío solamente, querido diario, también eres de "ella". Lo bueno es que en tí podré dejar los mensajes que no me atrevo a contarle cuando hablamos, será nuestro medio de comunicación, sobre el nuevo vicio que "ella" no aprueba.....

Y como no podía ser de otra forma.
Se acercaba la hora de tenerme que ir a la piscina. Repasé una y mil veces los errores cometidos el primer día. Sabía que había dado una imagen y el personal ya había juzgado y sentenciado. Será difícil hacer cambiar de opinión al respetable, pero tengo que intentarlo. Este será mi resurgir de las cenizas.
No atino a hacer la bolsa. Primero las cosas de correr. Segundo las cosas del nadar. Tercero las cosas del aseo. Cuarto las medicinas. Como dije ayer, he decidido ponerme en manos de la ciencia. Bueno, mi cuerpo también lo donaré, no se si servirá para algo, pero la intención es que aunque sea el pelo para hacer peluquines lo aprovechen. ¡Joder!, otra vez con veleidades, si tengo menos pelo que el culito de un bebé. ¡Pues nada, que aprovechen lo que quieran, yo con donarlo ya he hecho bastante!. Me tomo una pastilla efervescente, me restriego una crema y me doy con un aerosol, todo ello recomendado para el infinito y ounzante dolor de hombro. Seguro que alguno, todos o el conjunto de los tres mejunjes "da positivo". ¡Me da igual!. También he decidido que el fin justifica los medios. Yo me drogo "para poder seguir entrenando". Otros lo hacen "para poder seguir ganando dinero". Como mi fin está más alto en la escala de valores, yo si puedo hacerlo, los otros no.
A todo esto me entra el pánico, ¿dónde están las gafas de nadar?. Deshago la bolsa que se parece más al petate de un marinero, por su volumen, que la de un señor que va a salir dos horas de casa. Aparecen las gafas en un bolsillo que no sabía que existía. ¿Tan nervioso salí ayer de la piscina, qué metí las gafas aquí?. Se me olvida las fundas de las lentillas. ¡Si, coño!, ¡tampoco veo!. ¡Qué levanten la mano los que son perfectos!.
Llego a la piscina con el tiempo justo. Aprieto el culo, meto barriga, me pongo una gorra y salgo del vestuario con el porte más torero jamás descrito por crítico taurino alguno. ¡Zas!, tropiezo con el escalón, se me escapa la chancla. Desparramo todo mi cuerpo en un charco inmundo de agua sucia que había a la salida del vestidor. Si aún no había llamado la atención de nadie, en ese momento capte la de todo el mundo. Me levanto. Con aire distraido, sin darle importancia, vuelvo sobre mis pasos, entro de nuevo en los vestuarios, resoplo, me cabreo, me sigo cabreando y decido poner la excusa de que se me había olvidado la tohalla.
Con un equipo más completo que el de las fuerzas especiales, salgo por segunda y defintiva vez dirección al agua. Se escucha un murmullo. Pienso, ¡me admiran porque soy triatleta!. Pronto salgo de mi error. Al sutil grito de -"¡Ha venido el friky!"-, los bañistas se salen del agua, toman su bocadillos y refrescos y se alinean alrededor de la piscina para no perderse el espectáculo de Garbanzito "la orca torpe". La señorita Rothenmeller me recibe con un afectuoso y caluroso: -"¡Pues si yo creí que hoy ya no volverías!"- ¡Qué la zurzan!.
Lo inevitable pasó, tenía que pasar. Primera humillación pública. La entrenadora me dice que no me tire a la calle dos, donde había nadado el primer día y donde se encontraban los más experimentados nadadores del cursillo. Me indica que a partir de hoy, mientras no consiga que renuncie, pienso yo, nadaré en la calle uno. El gentío grita enfervorizado y aplaude mi expulsión y público escarnio. La entrenadora es llevada a hombros por la plebe y vitoreada, por cientos de bañistas con la boca llena de bocadillo de chorizo.
Yo, como un señor que soy, ni hago una mueca, ni cambio el rictus. Me tiro a la calle uno, esta vez de pié, ya hice el ridículo ayer cuando intenté simular que me lanzaba de cabeza. La nombrada calle está llena de señoras mayores, alguna señora mayor más, otras señoras mayores y uno o dos infantes de los que sólo hablan para molestar y se mueven por el agua para joder.
Como entrenador que soy de otro deporte tengo conocimiento de los principios del entrenamiento. Sabía que inexorablemente se aplicaría la ley "del día después". Este principio nos dice que el segundo día siempre será peor que el primero y así sucesivamente hasta que el cuerpo llegue al sumun de la incompetencia ycomienzé a experimentar los beneficios acumulados por el entrenamiento.
Impepinablemente el segundo día fue catastrófico. Con el dolor de hombro que tenía. La cabeza pensando en: tomar aire cuando saco el brazo derecho, soltarlo dentro del agua cuando hago lo propio con el izquierdo, hacer fuerza con la cadera, mover los pies ambos al mismo tiempo, cerrar las rodillas.... ¡Leche, si es una lista más larga que la que me hace mi "santa" para que compre en el pryca!. Había sacado los brazos tres veces del agua cada uno y aún no había pasado al segundo punto de la lista, que era soltar el aire. ¡Me ahogo!. Agarro con fuerza la corchera y mi entrenadora me dice: "¡Garban, no pares!. Le contesto con donosura y templanza propia del siglo de oro. ¡Por favor, si me ahogo no me salves!. ¡Déjame que muera y deje de sufrir!.
Las señoras hacen un corrillo al principio de la piscina y comienzan con la cháchara propia de su sexo y edad. Le comentan a la entrenadora "¿Se nos pondrá a nosotras un cuerpo como el tuyo (bastante potente, por cierto) de tanto nadar?. Yo, para integrame un poquico, no dejo contestar a la entrevistada y espeto uno de los más y mejores chascarrillos que se me podrían haber ocurrido en ese momento: "¡Pues como yo me quede con un cuerpo como el suyo me voy a tener que ganar la vida en un cabaret de travelo!. El mordaz y atinado comentario es recibido con total desinterés y algún murmullo del tipo "¡cada vez que habla el friky la caga!".
Y se acabó como todo martirio finaliza, bien con la muerte del martirizado o con el hastio del verdugo. En este caso fue lo segundo.
Llegué a la conclusión que no sólo no había restañado mi credibilidad, sino que mi popularidad había decrecido aún más. Pensé, "-Como ahora voy a correr, esperaré a que todas estén en la calle para salir yo con mi porte atlético, mis pantalocicos cortos, mi camiseta de tirantes y entonces si que se darán cuenta del "pedazo de tío que tienen por compañero". Cuando creí que ellas estaban fuera, salí yo. Me saludó mi entrenadora con: "-¡Un día tengo que salir a correr contigo!". Orgulloso, contentísimo de haberme conocido, le contesto. "¡Cuándo quieras! y todas se rieron. Pasé por el primer escaparate y me miré. ¡La leche!, no paso ni el test del escaparate, muchos saben perfectamente de lo que hablo. Frente a mí, se reflejaba una silueta vestido de "corredor" que comparándola con "naranjito" éste sería evaluado como atleta de elite. ¡Ya se porque se reían!. ¡Arpías!. ¡Qué lejos de esos 66 kilitos de ná!, con los que me presente en la puerta del Carrefour de Valencia para correr su maraton en Febrero. Ahora peso 73 kg. y subiendo. Seguí corriendo. Pero esto te lo contaré otro día, querido diario.
Hoy tengo descanso. El sábado voy a ir a correr la "Subida al Santuario de Ntra. Sra. de la Magdalena", en Novelda. Al pasar por la puerta le pediré a la virgencica fuerza y empeño. No soy muy creyente, pero espero que no le importe que alguien le pida una tontería más. Iría a nadar, pero un "sarao" con mis amigotes me lo impide también.
Es la vida, hay que saber renunciar a algo, en este caso, ¡qué se joda la natación!
Por cierto, por mucho que deseen desmoralizarme, querido diario, no lo conseguirán. Sólo cuando el reloj marque dos horas y diez minutos desde mi salida en Roth y no haya llegado a la orilla conseguirán que me retire, pues ese es el tiempo máximo permitido.
Como decía el poeta de Algezares Vicente Medina, que cansera tengo, me tomo una cerveza y me acuesto.