Y Probé a ser IMvencible

Triatlon.

lunes, mayo 28, 2007

Mi primera Media Maratón. En casa, 1:54
¡Ya falta muy poco…!
Cada vez falta menos y cada vez es un poco más de lo mismo. El entrenamiento ha entrado en una monotonía que hace que la llegada del final se agradezca. No es que falte interés, ni motivación, ni entusiasmo, es que se hace difícil ejercitar la capacidad de asombro por algo. No hay grandes novedades, ni pequeñas anécdotas que no hayan sucedido con anterioridad.
Miento, si hay algo que me sigue asombrando y es la capacidad que tenemos los humanos para etiquetar a alguien sin conocerlo. El espécimen de ciclista de “fin de semana”, debe ser la muestra que cumple todas las reglas de la encuesta. Hablo del ciclista que menos cobrar del ciclismo y el entrenamiento necesario lo lleva todo. Pepino de a tres mil euros, tacómetro última generación, full equipe en ropa, zapatillas… etc…
El sábado vamos mi zagal, el mayor y yo, rodando fuertecillos, sólo teníamos que hacer 50 km. en la bici para después realizar un rodaje de hora y cuarto y pasamos a dos ciclistas que lo que más tenían era un evidente “sobrepeso”. Les sentó mal que los pasáramos, no se que esperaban que nos quedáramos esperando que se pararan. El caso es que unos kilómetros más adelante dimos la vuelta y al cruzarnos no se les ocurrió otra cosa que gritarnos: ¡Tanto correr para daros la vuelta tan pronto!. ¿Y ellos que sabían lo que hemos andado o lo que nos quedaba por hacer?. Ellos entendieron que sólo queríamos pasarlos y después nos paramos por falta de fuerzas… El domingo igual. Stani y yo pasamos a un grupo que iba prácticamente parado y al rato nos volvieron a pasar como cohetes y nos espetan: ¡Si corréis tanto luego os picará el abejorro!. Estuve a punto de salir tras el que habló para decirle: ¡Pedazo globero, vente con nosotros a hacer 140 km. que teníamos ese día y verás lo que es montar en bici!, ellos con setenta kilómetros están almorzando en el bar y encima contándose historias de si adelantamos a unos “desgraciaos” y lo mucho que andan y lo grandes ciclistas que son… Me jode que me prejuzguen.
Los “hombres de hierro” de Santa Pola el sábado hicieron su “cena” de fin de temporada. Hasta nosotros han llegado los comentarios sobre lo fastuosa y divertida que fue… Espero que alguna vez se acuerden de nosotros y nos llamen para alguna fiestuki de estas…
Como ya he comentado el sábado mi crio salió conmigo en la bici, fue una gran alegría, hacía casi un año que no había vuelto a cogerla, espero que se anime y vuelva a hacer deporte, sino quiere al máximo nivel si que no se deje y que regrese a la competición que tantos buenos momentos le ha dado…
Las carreras las planteo dividiéndolas por la mitad. Por ejemplo: En la media maratón digo, del kilómetro 1 al 12 me voy animando diciéndome, ¡Venga, vamos a sumar mil metros más!. Cuando paso el ecuador de la prueba me digo: ¡Falta un kilómetro menos para llegar a casa!. Con lo de Roth ya estoy en la segunda parte de la carrera. No volverá a haber un 26, ni un 27… Ya estos números no los volveré a ver en mi plan de entrenamiento. Lo he recibido ya y lo cierto es que ver 24 de junio Callenge Roth, acojona un poco, me asaltan las dudas, los temores. Pienso, no me he cuidado lo suficiente, estoy gordo, aún tengo grasa en el abdomen… Y un montón de reproches más, ahora que ya no tiene casi solución. Lo bueno es que físicamente estoy muy bien, por lo menos desde el aspecto de las molestias musculares que llegan tras once meses de sufridos entrenamientos. No me duele nada y este año estoy en registros buenos, en comparación con los últimos dos años, creo que seré capaz, pero no puedo dejar de pensar en si seré capaz de finalizar. No es que este desanimado, es que me vienen los llamados “ataques de responsabilidad”.
El diecinueve tenemos que confirmar los vuelos a Alemania y de nuevo tenemos la habitación para cinco personas en Franfurkt y la triple y la doble en Nuremberg.
Tendremos que comenzar a preparar la lista de las cosas necesarias para el viaje…
Hoy tengo que recoger los polos que nos han dado en la D.G. de Deportes para que vayamos todos iguales. La secretaria del director me miró y adiviné su pensamiento: ¡Vaya un frikie!. Nos quería dar todos los polos de la talla XL y tuve que decirle que estábamos muy chupaos de tanto entrenar, no se que tallas me encontraré esta tarde en la bolsa. Antes de despedirme me lanzó con un poco de retintín: ¡Hay que ver, cuanto interés que tenéis en que se sepa que sois de Murcia! En el ayuntamiento nos van a dar también equitaciones que han hecho para la candidatura de la ciudad a la Universiada del 2013, al final nos sobrará ropa. Luisa, la hija de mi entrenador, está trabajando en el logotipo que nos pondremos en las camisetas, la idea es muy buena y en cuanto la afinemos un poco vamos a parecer hasta buenos y todo.
Los cursos han terminado y la normalidad vuelve a los horarios. De nuevo podré volver a ir a la piscina de Espinardo con el C.N. Costa Cálida, los lunes y miércoles pasados no pude ir, menos mal que pude salvar los viernes. Stani, pacientemente, se ha convertido en mi coach de natación y me aconseja, pues mi “entrenador” verdadero pasa de mí ampliamente. Es lo malo de ser patético, al final aburres hasta al entrenador. En nuestro equipo un tuerto aconseja a un ciego, no deja de ser genial. También he leído en el blog de Stani que Xarli ha puesto un comentario comunicándonos que igual nos lleva a la tele para hablar de nuestro proyecto… Espero que no falle el intento y podamos ir, me gustaría ser el “Toni Genil del triatlón”, ¿quién sería el “Paco Porras”?. Me imagino siendo requerido para las tertulias de frikies en cualquier canal regional… ¡La ilusión de mi vida!.
Esta semana excepto la compañía de mi zagal el sábado en la bici, no ha habido nada especial. El domingo salimos Stani y yo. Hicimos 50 km. y pasamos por casa de Alfonso, nuestro entrenador quería ver como íbamos sentados en nuestras nuevas bicis. Allí, además de Alfonso, se unieron Luisica y Diego, este último es un zagal que es ciclista y lo están engatusando para que se pase al triatlón. Nos vino bien su compañía pues tiró bastante rato del grupo contra el viento, que hacía mucho, el tío está fuerte. Con el grupo hicimos otros cincuenta kilómetros por la parte de Abanilla. Luego regreso por Orihuela a casa. Al final faltaron tres o cuatro kilómetros para los 140, pero por el contrario hacía mucho aire, así que lo comido por lo servido. El sábado en la carrera a pie me encontré muy bien, no iba rápido, pero si muy consistente, muy sólido en la carrera. Me encuentro muy bien a pie. El lunes hice la piscina al medio día en la Flota, tenía curso y sólo fueron 2000 mts. El martes, otros dos mil metros y por la tarde series. De las diez previstas se quedaron en cinco. Comenzó a granizar y tuvimos que meternos bajo la grada. Cuando nos enfriamos, viendo que no paraba optamos por la decisión más sabia, dejarlo para otro día. El miércoles piscina en la Flota al medio día para otros dos mil metros. Por la tarde iba a recuperar las series pero me entró una vena golfa y me dije, si el plan no pone ná, pues no se hace ná y me fui a ver la final de la Campions, mejor hubiera hecho habiendo corrido, pero bueno… El jueves farlek una hora y cuarto con el Capitán Bajoca. Como siempre solo hace quejarse, pero al final no se queda cortado nunca, es un pesao, pero sufre como un cabrito para que no lo deje atrás. El viernes por la tarde piscina con el C.N. Costa Cálida. Al principio sólo estábamos los “patos” Stani y yo en la calle “ocho” la de los torpes, ya bien comenzada la sesión, apareció la sirenita Mónica y la calle ya resplandeció bastante más que cuando sólo contaba con nuestra presencia…
Pues hasta aquí todo lo que ha acontecido esta semana. La ausencia de noticias, son buenas noticias, así que todo va bien. Deseando que llegue el gran día para poder disfrutarlo. Seguro que a ese gran día le siguen muchos más grandes días.
¡Hasta la semana que viene, querido diario!

martes, mayo 22, 2007

Qué envidia, los de Lanzarote, con suerte o sin ella, ya han terminado!.
Vamos a ver si nos quitamos de encima la mohina que me ha acompañado en mis últimas anotaciones, querido diario. El tiempo es precioso, hace calor, pero eso es algo que ya ni tenemos en cuenta en estas tierras. El calor es algo asociado al humano que vive en estos lares y no a la meteorología. Cuando salíamos abrigados hasta los ojos, utilizamos hasta gafas de invierno, nos quejábamos, ahora también nos quejamos… ¡El caso es no estar nunca contentos…!.
El calor me afecta a las neuronas, no siempre demasiado despiertas y cuando lo están no siempre demasiado activas, digamos que se podrían definir como “neuronas vagas”, como los ojos…
Lo primero que debo informar es que me he cargado otro pulsómetro. El primero desapareció en la pira funeraria, como los vikingos. Le pedí el suyo a mi otro zagalico, el mayor, que muy gustosamente me lo prestó. Dispuesto a salir a correr intento poner en marcha el crono y nada… Apretaba un botón, apretaba otro… Pulsaba el mode1 y el mode2 al mismo tiempo, para a continuación pulsar el mode3 y el cuatro. Más tarde una combinación del 1 con el 4 y así sucesivamente… Combinaciones de cuatro elementos tomadas de dos en dos… Y acerté. Acerté con esa combinación que el “maligno” puso ante nosotros que hace que todo se ponga a cero… La que encontré llevaba un premio asociado, reseteé todos los contadores y unos instantes después el reloj se apagó. Se apagó como me quedé sin abuela. Cero, muerto, inútil… ¡Dios, qué manazas, qué torpe!. ¿Cómo puedo ser tan inepto?... Ahí que me encuentro a las ocho y veinte de la tarde, entre intentar poner a cero el crono, ponerlo en marcha y el intento de reanimar al “bicho” muerto, con dos horas de rodaje y sin crono. La idea primigenia era tirar por la mota del río y cuando viera que se me iba a hacer de noche regresar al Malecón y por allí trotar el resto de tiempo hasta las dos horas… Como no tenía crono debía cambiar los planes, así que como se donde doy la vuelta cuando hago una hora para allá y otra de regreso decido que esa será la mejor solución. Me dirijo hasta Alcantarilla por la mota… Pasado un par de kilómetros el pueblo llego al punto de regreso… Allí ya está oscuro y no me puedo quitar las gafas. Los mosquitos, por la mota del río hay mosquitos para exportar, me impiden quitarmelas pues se me meten en los ojos y junto con las lentillas me producen un roce insoportable… Sin ver nada, por ambos motivos, la oscuridad de la noche y las “lunettes”, voy acercándome al principio del río. El ambiente de aquel lugar cambia radicalmente (de día decenas de corredores pululan por los alrededores) en cuanto la “noche echa su manto” (qué bucólico y pastoril estoy hoy). Mi trote digno, gorrita para el sol, a las diez y cuarto de la noche, gafas oscuras y pantalones cortos, sorteando a chaperos, putas y camellos no deja indiferente a casi nadie. Las propuestas recibidas fueron diversas, “servicios” de uno y otro sexo y diferentes pastillas de exóticos colores que fueron cortés y amablemente rechazadas por mí. Mi torpeza con los aparatos con botones, desde una camisa hasta un vídeo, es digna de un manual para el “perfecto zopenco”. El domingo intentando poner en marcha el nuevo tacómetro de la bici llegué tarde a la cita con Stani, no había manera de resetearlo. Llegué tarde y con el aparatejo en un idioma ininteligible por nadie que conozca (de tanto tocar botones lo cambié sin saber como) y por supuesto sin ponerlo a cero… ¡Un desastre!. Resultaba que después de estar un par de horas con el manual delante, que me había bajado de Internet, caí que el dibujo hablaba de dos botones y mi aparatico tenía cuatro… ¡Seré bruto!. Tras horas de inútil esfuerzo cuando me di cuenta que el manual que me había bajado es de… ¡Otro modelo!. Ya me he descargado el correcto pero es tan “voluminoso” que no se como lo voy a llevar en las primeras salidas hasta que me aprenda de memoria las funciones básicas.
El viernes pude ir de nuevo a la piscina del C.N. Costa Cálida. Escenifiqué el sainete “Garbanzito, el triatleta de chirigota”. Todo el mundo estaba al borde de la piscina y a la señal del entrenador se lanzó al agua con un grácil y estético salto de cabeza… Como yo no voy a ser menos me dispongo a tomar el impulso necesario para tamaña hazaña y piso con tan mala suerte que me resbalo. Mi agilidad “felina” se dispara e intento recomponer la “estética” del salto, más que nada para dar una buena imagen, por lo menos al comienzo y ¡zas! Caigo al agua sentado, echo un gurruño… Los zagalicos de seis años de la calle de al lado se “quedan con la copla” y se desocojonan… Yo no puedo más que reirme y comienzo a tragar agua junto a la pareta. A todo esto regresan los primeros que comenzaron a nadar en mi calle y me encuentran “partío” de risa en medio y sin dejar seguir a ninguno… ¡Sólo Stani tuvo una mirada de comprensión hacia mí!. Los otros me apartaron de un cocotazo y me esperaron: ¡No molestes, Garban!. Lo que empieza mal sólo puede acabar peor… Así que cuando estoy haciendo “pies”, esto es un eufemismo pues mover mis pies sirve para mi nado lo mismo que si me pusiera una bata para nadar, de nada, o mejor, perjudica mi natación, a todo esto veo que mis “compis” hacen un giro muy elegante en la pared y un movimiento con la tabla en una mano que hacía que no perdieran casi tiempo en el menester… Como soy un lorito, repito todo lo que veo, me dispongo a imitar la operación. Doy la vuelta, doy un golpe con mano en la que llevo asida la tabla, con tan mala fortuna que no la llevaba lo suficientemente bien sujeta y la tabla al chocar contra el agua sale disparada de la piscina y se va diez metros del lugar, por supuesto, fuera de la pileta. Ahí que estoy yo pidiéndole al entrenador: ¡Por favor!, ¿me podrías devolver mi tabla?. Oscar me mira con cara de decir: ¡Dios mío!, ¡qué he hecho yo para tener estos frikies nadando conmigo?...
Hoy tengo series y necesito un crono… No se a quien pedírselo, seguro que “naíde” más me lo deja, en cuanto se enteren de la suerte que han corrido los otros. Ayer en mi salida de una hora y cuarto, por la mota del río sigo con un interminable curso, lleve el móvil como crono, pero correr dando vueltas a la pista con el telefonico me parece excesivo…
La semana pasada me llamó Manolo, el compañero primigenio de esta aventura de Roth. Las cosas han cambiado y se va a venir. Tengo que cambiar, de nuevo, las reservas del hotel. No lleva mucho entrenamiento, más bien muy poquico, pero si el entusiasmo también suma seguro que termina la historia con final feliz. Así que hay un dorsal más a seguir el 2604.
Me ha sorprendido ver a renombrados triatletas en la salida de las 15 horas como Luarca o Rubert, supongo que será un error y luego los dejarán salir en otras más “rápidas” pues como salgan a las siete y media se van a encontrar como nosotros los días de partido en la A7, parados de tanto tráfico como hay.
La china va genial. Este fin de semana, con un poco más de adaptación y algo menos de kilometraje no me ha dolido la pierna izquierda. Mi nenico el mayor me arregló el problema de las calas torcidas. El culo tampoco dolió tanto. Ciento veinte kilómetros en tres horas cincuenta y nueve minutos. Manifestar, antes de que alguien crea que miento, que el viento nos ayudó durante todo el regreso. Tanto nos ayudó que cerca de Santomera, cuando por enésima vez me quedé cortado de Stani, tuve que decirle que se contuviera, qué me estaba sacando los ojos… El brutote me contestó: ¡Pero si llevamos el viento a favor!, ¡Pues por eso!, le contesté, ¡deja de dar pedales y que nos lleve Eolo, como a los de la Copa América!. Lo malo es que cuando paró fue cuando llegamos a la redonda donde nos separamos… Mi santa se puso muy contenta pues llegué enseguidica a casa.
Esta semana he tenido otro fallo de intendencia… Como hacía “mucha” calor metí el bidón del agua para la carrera a pie en el congelador. Otras veces lo había hecho pero lo sacaba tres o cuatro horas antes de comenzar a correr. El sábado cuando regresé de los cuarenta kilómetros en bici, cogí mi cinturón portabotellas y metí el bidón dentro de él. Por supuesto iba congelado. Como soy un optimista pensé que el calor lo derretiría al poco tiempo. La realidad fue bien distinta. Llevé durante hora y media una piedra de hielo dentro del bidón que no se derretía ni a la de dios. No pude beber y casi me desmayo del calor. En agua empezó a manar ligeramente de la botellita de los cojones justo cuando llegué a casa… ¡Es que soy una lumbrera!.
Cuando corro a pie pongo la hormigonera en funcionamiento… Mi cabeza da vueltas y se entretiene en nuevas ideas y proyectos. Ahora se me ha ocurrido “uniformar” al grupo que vamos a Alemania. En total 10 personas. Como las perras comienzan a escasear tengo que tirar de “baratos” o regalos. Voy a ver si consigo, donde trabajo, de unas camisetas que dan a las selecciones regionales cuando acuden a los campeonatos nacionales e internacionales. Llevan un logo de Murcia, el escudo y demás parafernalia patriotera. El caso es que no sean feas del todo, no parezcan de trapillo y por supuesto sean gratis total… Si alguno tiene algo que pueda cumplir esas clausulas y quiere donarlas estamos receptivos. Las camisetas darán imagen corporativa al grupo, nos asociarán con Murcia y servirán para identificarnos individualmente. Delante, además de lo que ya lleva escrito la camiseta pondré un lema, todavía no se si en alemán o en inglés, que venga a decir algo así como Equipo de Triatlón “Murcia sueña con Roth”. Se admiten ideas respecto al lema y nombre del equipo, las bases son que tiene que llevar las palabras Murcia, Triatlón y Roth. Por supuesto que no sea demasiado largo porque sino tendremos que hacernos un traje y no una camiseta para poder imprimir todo. A la espalda cada uno llevaremos nuestro nick o nombre, a elegir y nuestra función dentro del Team. Por ejemplo: Garbanzito (Director Espiritual), Stani (Ideólogo), Capitán Bajoca (Road Manager), Pacorro (Mecánico), Padre de Stani (se cambiará por lo que el elija) (traductor o Intérprete de flamenco no), Mariló (Jefa de Prensa), Rosa (Staff Security) y así sucesivamente. Me he agenciado una bandera regional, pero estoy en fase de cambiarla. Esta tiene tres metros por dos y me parece un poco exagerada, busco algo más llevadero, tanto para los “actos institucionales”, toma de cervezas, meriendas… etc, como para, el que quiera portarla durante la natación, en la bici, en plan manta en el maratón, a la entrada en meta, en fín en todos esos momentos en los que los frikies sacan lo mejor de ellos mismos… ¡Fijaros que bien le vino a Peñalver!, por portar la banderica de la región en Barcelona 92´ lo hicieron “funcionario” del ayuntamiento sin hacer oposiciones ni ná. Encima el pavo se jacta de su condición, será la de “afín al que paga” porque como gestor de la cosa pública es bastante menos eficaz, por no decir inútil, que con la jabalina, el peso y demás pruebas que él tan bien ejecutaba. Si alguien tiene una bandera algo más pequeña nos la puede dejar en “usufructo” hasta nuestro regreso. Prometemos que vendrá empapada de nuestro sudor, algo de cerveza y quizás alguna que otra mancha de comida si la utilizamos como mantel en algún pic-nic.
¡Hasta pronto, querido diario!.
P.D.: Nuestros compañeros de Lanzarote ya han regresado, su esfuerzo y entusiasmo ha sido recompensado con el título de finisher, les envidio, por lo menos ellos ya han dejado de sufrir, por este año y de pensar en si lo conseguirán, si sufrirán… Estoy deseando ir a Roth y terminar… ¡Pero que burro soy!. En cuanto termine me meteré en otro lío, mejor que todo llegue a su debido tiempo y el que pase me lo tome para disfrutar de la aventura… ¡Felicidades a todos!

jueves, mayo 17, 2007

¡Venido desde España, con el dorsal 2602, con todos ustedes…. Garbanzito!
Versus, ¡Este tío es un atontolinao…!.
La semana posterior a Elche no estuvo mal del todo. Tenía muchas dudas. Por una parte tengo dos cursos al mismo tiempo. Poco estrés, es cierto, pero mucho tiempo ocupado. De otro lado, no sabía como respondería mi cuerpo después de casi seis horas de esfuerzo. También es el momento, en frío, de analizar algo la prueba, sin ser demasiado exigente, sin mucho espíritu crítico, pero se deben mirar los resultados por si podemos aprender algo de ellos.
Podría ser duro conmigo mismo. Lo cierto es que el trabajo realizado no se corresponde con el tiempo obtenido, pero si dejamos de lado la curva de trabajo, el tiempo empleado, siete días antes de la prueba creía que me sería imposible empezarla, que ya no terminarla. Todas las tardes solo, con miedo real y cierto, nadando en la playa, con olas, con viento, con tormenta. Ir a una boya que estaba a 580 mts. medidos uno a uno, hacia el interior de la mar bravía, me dieron la experiencia suficiente, más bien la confianza, para intentarlo en Elche. El duro trabajo, más psicológico que físico y la bondad del mar el día de la prueba me hicieron vencer el desafío. Una hora doce minutos es un mal tiempo, pero un tiempo fantástico para lo que estaban marcando los cronos en los entrenamientos. Hoy por hoy, nado algo mejor, los consejos de mis compañeros del C.N. Costa Cálida y el entrenar con ellos me están haciendo mejor nadador y ese es un segmento en el que la duración está en una fase de reducción. La bici me decepcionó algo. Pensaba que iba a estar algo mejor, no mucho, pero si algo mejor. A pesar de que me tomé mi tiempo en las transiciones aún podría haber ido más rápido, o quizás no… El fallo en este segmento es que me tiro demasiados kilómetros a rueda de Stani y cuando toca sufrir solo contra el viento no voy tan bien como en grupo. A solanas mi rendimiento baja sensiblemente. De todas formas en esta fase de la prueba no tengo ningún interés en mejorar más. Creo que se sufre demasiado, es muy larga, me agota psicológicamente más que físicamente y no quiero bajarme de la bicicleta con sensación de hastío, de que ésto es muy largo. La decepción vino en la carrera a pie. Ese tiempo no se corresponde, ni de lejos, con mi verdadero trabajo y lo que podría correr en otras condiciones. Tengo que cambiar la mentalidad para este tipo de carreras. Cuando bajé a correr adelanté a mucha gente. Creí ilúsamente que algunos estarían en mi vuelta. La realidad es bien distinta, de mi propia vuelta adelanté a los cinco o seis que estaban en el banco cambiándose cuando llegué a boxes y poco más. Los corredores que adelanté llevaban una vuelta más, lo que hacía este esfuerzo inútil para mejorar mi “puesto” en la clasificación. Hubiera preferido tardar diez minutos más y estar en la página anterior de la clasificación. Cuando salí a dar la segunda vuelta, la cruda realidad se presentó ante mí. Muy pocos atletas delante y muy lejos y nadie por detrás que me hiciera motivarme para apretar. Con todo esto sobrepasé a todos los deportistas que mi vista era capaz de alcanzar, por lejos que fueran, pero es que ellos iban muy maduros y por tanto la segunda vuelta me salió bastante más lenta que la primera…Físicamente genial. Por la tarde sólo tenía un ligero dolor de piernas y al día siguiente podría haber hecho la tarea que se me hubiera propuesto.
El lunes fueron mil metros. No pude hacer más. A las nueve tenía que estar en clase. Las ausencias y los retrasos se notan demasiado en grupos tan reducidos. Nadé nada más que regular, pero con mucha confianza, sentía haber dejado las dudas y los miedos atrás.
El martes cincuenta minutos de piscina y por la tarde en la pista cuarenta y cinco minutos de rodaje por el Campus. Un circuito con una par de cuestas duras que me ventilé con cierta facilidad tres veces… Me da confianza y se que estoy bien después de haber tenido algún que otro problema las últimas veces con las series de dos mil metros a siete cincuenta. El miércoles sólo nadé. Dos mil cientocincuenta antes de ir al curso que salieron en una horica escasa. Estoy nadando mucho mejor, si no técnicamente, si con más confianza. El jueves de nuevo por la mañana mil quinientos metros. Por la tarde setenta y cinco minutos que me llevaron, tras el curso, quince kilómetros por la mota del río. Bien, fácil. La ida en 37:30 y la vuelta en 34:30. Muy bien. El viernes tenía muchos compromisos por la tarde. No tenía curso pero tenía que estar a las ocho y media de la tarde en una reunión. Por la mañana me fui a nadar mil quinientos metros y por la tarde el único día que podía nadar con el club de natación sólo pude estar veinte minutos e hice mil doscientos… Una mata que no echó fruto… ¡qué le vamos a hacer!. El sábado y el domingo la chinita nos dio el día, nos hizo polvo la nueva posición sobre la bici, pero salimos con los 50 km. más setenta y cinco minutos de rodaje y con los 160 km. del domingo.
Esta semana seguimos con los cursos. El lunes por la mañana dos mil metros en la piscina del C.D. La Flota y por la tarde, tras el curso, setenta y cinco minutos y otros quince kilómetros por la mota del río. Igual que el otro día, muy bien, realizando la vuelta con un mejor regreso. El martes, por la mañana mil quinientos metros de natación. Me da una sensación de que me estoy “fumando” los entrenamientos de natación, pero intento no ser tan exigente conmigo mismo. Es que no tengo más tiempo, pero siempre me queda el resquemor de que podría esforzarme un poco más. Por la tarde en la pista series. El sábado hablando con mi entrenador se lo comenté. Por mi parte he cumplido todos los puntos del “contrato” acordado y él me ha engañado…jajajaja. ¡Me ha puesto series!. Me dijo que no las hiciera si no quería, pero yo soy un soldado prusiano, si pone series…, se hacen series. Me ayudaron Stani primero y luego un compañero de la pista. Salieron ocho en 3:54 y dos en cuatro, las dos últimas las hice a solanas, no es para tirar cohetes, pero no están mal del todo. Al terminar nos reímos un ratico. Estuvimos bromeando sobre las series: “Salieron con un tiempo regular, nublado y ventoso, pero con mucho porte y mucho donaire en el paso…”. Ayer miércoles sólo pude hacer mil metros de natación, comencé tarde y no me dio tiempo a hacer mas.
Una anécdota sobre lo inútil que llego a ser. El día de Elche me entró agua en el pulsómetro. Un Sigma PC15 de mi zagalico el pequeño. Creí que le faltaban pilas pues no veía, como no podía ser de otra manera, bien los númericos. Me fui al relojero y le compré una pila. El mecánico miró el reloj y me dijo: “¡A este reloj no le faltan pilas!. Lo que le ocurre es que está empañado porque debió de entrarle algo de agua.”. Me ofreció una solución casera. Poner el reloj bajo una lámpara y con el calor que ésta desprendiera la condensación del reloj desaparecería. De esa manera me ahorraba unas pelillas, pues podría hacerlo yo mismo. Como soy un emprendedor y un aventurero me dispuse a buscar por casa un lugar donde dejar el dichoso crono bajo una fuente de calor. No encontré nada adecuado a lo que buscaba… En esto vi el aplique que tenemos sobre la mesilla. Una lámpara muy mona que tiene una tulipa de parpantú blanco en forma de pirámide truncada. Una idea me asaltó y me dijo lo que tenía que hacer… ¡Lo vi claro!. Dejaría el reloj boca abajo en la parte superior de la lámpara. El crono era lo suficiente grande como para quedarse soportado por las correas sobre el borde… Feliz por mi descubrimiento, dejé la luz encendida y cerré la puerta. Entendí que mi “santa” podría tener algún “comentario” que exponer al respecto y preferí que no viera el experimento. Tras cenar y ver una serie en la FOX, me dispuse a ir a la cama… Abrí la puerta de la habitación y….¡Oh, dios mío!, que está ocurriendo. El reloj, supongo que por el calor, había resbalado y quedó prendido de la bombilla. La tulipa de la lámpara estaba ardiendo y dentro de ella el reloj seguía su ejemplo. Los chorretes de plástico del crono caían sobre la mesilla y ésta estaba tomando un color más cerca del carbón que de su estado original, pino lacado… Un humo negro llenaba la estancia con un olor de una textura inexplicable por mis conocimientos, pero que era raro..., muy raro.... El humo negro, como cuando se queman neumáticos, estaba ensuciando la pared, el techo y hacía que los ojos enrojecieran y picaran como pimientos de Padrón. Al abrir la puerta de la habitación la escena fue descubierta por mi “santa” pues las “llamitas” se reflejaban en la pantalla del televisor… Sofoqué el pequeño incendio como pude y restauré, dentro de unos límites razonables, la mesilla. Para siempre se perdieron la lámpara el reloj y una foto de mi abuela que sobre la mesilla estaba. Mi nenica no dijo nada, comprendió como casi siempre, que su maridico lo había hecho con buena intención, aunque con escaso acierto. Ahora no puedo leer al acostarme, ni dejar nada encima de la mesilla pues se impregna de un polvo negro y por supuesto he de cronometrar mis salidas, series y demás con un reloj de arena que tenía y que pone "Recuerdo de Nápoles" de un viaje que hice. La noche la pasamos, unos mejor que otros, entre el sofá y la habitación de estar, pues el intenso olor a nube tóxica hacía imposible el dormir en ella…
Ya han salido los dorsales de Roth. Me ha extrañado que “nombrados triatletas” se hayan apuntado a la salida de los que “sólo” queremos terminarlo, es decir 15 horas. A las siete y media de la mañana comienza la aventura. Stani tiene el dorsal 2601, yo el 2602, Txema el 2603 y Román, que es un inconsciente se ha apuntado a la salida anterior y le han asignado el 2270. Cada vez queda menos y se van despejando más incógnitas. Me parece recordar haber leído que en los dorsales pone tu nombre, me gustaría que pusieran “Garbanzito”, pero igual se lo tengo que poner yo con un rotulador.
Hasta el lunes, querido diario….

lunes, mayo 14, 2007








¡Y la chinita durmió en casa!
Tras casi tres meses de espera, la llamada con la que soñamos durante tantos días llegó. Por fin nuestra chinita dormiría por vez primera con nosotros. La casa era un nido de nervios. ¿Dónde alojaríamos a la “chinita”?. Dentro de unas semanas a la habitación donde duermen las “otras”, pero ahora, ahora que hace tan poco que ha llegado, dormirá con nosotros, junto a nuestra cama. Podría a media noche hacer de menos su país de nacimiento, las otras “chinitas” con las que pasaba el día sin nada que hacer. Necesitará una fase de adaptación y nosotros la cuidaremos para que sea lo más llevadera posible. A mi “santa” la idea de tenerla junto a nosotros, en nuestro dormitorio, no le hacía demasiada gracia. ¡Hace tanto tiempo que dormimos solos!, sin nada que turbe nuestro sueño. Sin nadie que nos pida agua a media noche. Hablé con ella y pronto lo entendió. Su espíritu maternal, dormido desde hace tiempo, afloró y accedió. ¡Todo por que nuestra pequeña “chinita”, sea más feliz!. Esa “cosita” venida de tan lejos ha llenado de nuevo nuestra casa de alegría y todos al unísono nos dedicaremos en el futuro a que “nuestra chinita” se encuentre como en su casa. Por primera vez, la bici durmió junto a mi cama… Mi santa arrugó el cejo, pero lo comprendió, era la chinita a la que pusimos por nombre…”Deseada”…
La noche la pasó con normalidad, pero el día…, durante el día la chinita dio el follón más de lo esperado. La posición en ella es radicalmente distinta y como tuvimos que cambiar las calas de las zapatillas, se cumplió el principio fundamental de la casuística: “Si algo puede fallar… fallará!.
El estreno fue el sábado. Cincuenta kilómetros y luego una hora y cuarto a pie por “El Coto Cuadros”. Aproveché la salida para colocar el sillín a la altura debida, comprobar la posición del manillar y cerciorarme que las calas las llevaba bien puestas. El manillar supongo que irá bien, pues no tengo ni idea de que altura es la correcta. Un día de estos iré a casa de mi entrenador y que me eche un vistazo. A los veinte kilómetros subí el sillín, aun creo que va algo bajo, ya veremos. A los veintiuno me di cuenta que no llevaba la cala izquierda bien puesta pues empezó a dolerme la planta del pie, el tobillo y comencé a sufrir un pinchazo en el gemelo. Lo de la cala es más difícil modificarlo en medio de la carretera, así que espero a llegar a casa para arreglarlo. Como siempre, se me olvidó y el domingo salí con la cala mal puesta. Con cincuenta kilómetros llegué a casa muy contento porque el efecto placebo había funcionado adecuadamente. Me fui a correr. Me he recuperado perfectamente del esfuerzo de Elche. Esta semana he entrenado casi todo lo que debía, pero a horas extrañísimas, pues estoy en dos cursos a la vez, uno por la mañana y otro por la tarde, así que tengo que entrenar entre ambos o al finalizar el de la tarde… Corrí bien por los Cuadros, pero el tiempo ha cambiado esta semana radicalmente. Ya tenemos el calor sofocante y húmedo característico de estas tierras y ha venido de golpe. Al cuerpo le falta adaptación y al final comienzo a notar algo de sufrimiento. Por otra parte llego bastante descontento pues no me he cruzado con casi ningún ciclista y no he podido “presumir de pepino atómico”, como era mi intención. En la carrera a pie he podido estrenar una gorrica que me ha regalado mi zagal. Decía que la que llevé en Elche, del parque de atracciones de Tarragona, no era la adecuada para un “finisher”.
Al regreso la casa estaba llena de gente que había venido a presentar sus respetos a mi “santa” y a conocer a nuestra “chinita”. Llamé a Stani para ver como le había ido a él con la suya. Tuvo unos pequeños desajustes en la máquina, luego supe que yo también los tenía, pero que en mi ignorancia creí entender que si eso “hacia un ruidico” sería porque era “asín”.
Por la tarde nos fuimos a San Pedro a ver el triatlón. Estuvo bien. Pude animar y charlar con Mabel y Xarli. A Andreseitor, sólo pude animarlo, pues a finalizar la prueba no lo volví a ver. Al final del día estaba agotado. El entrenamiento vespertino, el triatlón y luego a la noche más amigos que vinieron a conocer a la nueva “inquilina” hicieron que me acostara tarde.
El domingo se presentaba lleno de expectativas. Habíamos quedado que Mariló y Stani vinieran a tomar el aperitivo después de entrenar. Las chinitas habían estado mucho tiempo juntas y no queríamos que se echaran de menos, así podrían estar un ratico en reunión, eso sí, habíamos convenido que las chinitas solo hablaran castellano entre ellas, tendríamos que vigilarlas de cerca…
A las ocho de la mañana estaba Stani en la puerta de casa con “la burra del espacio”. Esta vez dejaría el coche allí para luego regresar a casa. Mi santa pasaría por Mariló a media mañana. ¿A dónde nos dirigiríamos con nuestras nuevas máquinas?, al más puro estilo de “Angeles del Infierno”. Dirección Totana, fue nuestra decisión. Era un trayecto llanico, buen asfalto y lo principal, había muchos ciclistas para que pudiesen admirar nuestras “chinitas”. Salimos a solanas y estábamos desesperados pues no nos encontrábamos con nadie. En el kilómetro veinticinco aproximadamente, llegando a Librilla, nos alcanza el primer grupo de la mañana. ¡Gracias a dios!, creí que nunca iba a ocurrir. Llegan pero no nos pasan. ¿Quiénes son los globeros que osan a chuparle la rueda a nuestra aún imberbe chinita?. Pegué un tirón, digno de tan grandiosa máquina, pillando al pobre Stani admirando el paisaje. Me siguieron dos del grupo. Stani, que en ese momento estaba pensando en sus cosas, se puso los ojos como cristalinas, echando el bofe para intentar pillarnos. Una vez los cuatro juntos nuestras chinas se dieron relevos en perfecta armonía, ¡cómo se nota que se han criao juntas!. Ocho o diez kilómetros a treinta y cinco por hora y los dos chupasangres no dan ni una ayuda. Le comunico a Stani que al llegar al stop se acaba el paseo, que quien quiera montarse en el tiovivo que al menos pague el ticket. Nos paramos y entonces los nenicos, se hacen de nuevas… ¿Es que tenéis prisa por volver a casa?, pregunta el más listo de los dos. ¡Sí!, le contesto, “He dejado a mi “santa” sola y como es tan guapa, tengo miedo de que en mi ausencia se lo piense mejor y se busque otro novio”. Me mira con cara de poker, sin saber si hablaba en serio o en broma… ¿Vais muy lejos?, insiste en la conversación. “No, le digo, hoy sólo vamos a hacer 160 km. y nos vamos “pá la casa”. De nuevo se me queda mirando y harto ya de no saber si me estaba choteando de él o era más tonto que una “pilá de zuros” habla con su compi, aprietan y se separan de nosotros. Unos metros más allá, Stani se acuerda que tiene una cámara de fotos y decidimos parar a inmortalizar el momento. Cuando estamos en plena sesión fotográfica, pasan los compañeros de los dos “escapados” y nos pillan haciendo el “frikie”, ¡menuda imagen que llevarían de nosotros!… Llegamos a Totana y aún nos faltaba veinticinco kilómetros para darnos la vuelta. Stani, que en su juventud debió de ser “cabra”, elige la ruta “B”, en vez de ir hacia Lorca, donde decía, había muchas cuestas, iríamos a Ramonete, dirección Mazarrón. Me acordé de toda su familia durante los siguientes kilómetros. La carretera más pestosa, solitaria y fea que había pisado en mi vida. Era como si estuviéramos en la vuelta ciclista al Magred. No había ni un árbol, sólo piedras y lagartos…¡Y un calor, de la leche!... Estuve a punto de caerme, pues sólo estaba pendiente del cuenta kilómetros para que cuando marcara ochenta en el casillero ordenar el regreso. El sitio era tan feo y solitario que si alguien se compra allí una casa para tener un árbol debería comprarse uno de plástico, de esos de navidad, en el todo a 100. A todo esto, suena la “campana de Mazarrón”, esa que sólo la tocan para anunciar o un muerto o que los Piratas iban a desolar la zona. Stani dice, ¿no te duele el culo?, Garban… Hasta ese momento yo no recordaba tener esa parte tan noble de mi cuerpo, pero a partir de ese instante, una vez tuve conciencia de su existencia, no dejó de dolerme hasta que llegué a casa. El calor, el culo y la puta cala mal puesta, comenzaron a pasarme factura. El “mamonazo” del Stani también estaba pasando una pequeña crisis, pero el tío no respiraba y me creí el ciclista más cutre y blando del universo. Stani, le digo, cuando lleguemos a una gasolinera tenemos que parar. Tengo que comprar agua y tomarme una cocacola, a ver si resucito un poco… Entonces me contesta, “Ufff, yo también voy jodido” y el tío sin decir nada, si yo no respiro llegamos sin agua a casa y sin lengua también. La gasolinera fue el punto de inflexión de la mañana. Un RedBull, tres litros de agua y una llamada a nuestras “heróicas santas” que esperaban nuestra llegada para tomar el aperitivo, nos hizo ganar tres años más de vida. Tras convencer a las nenicas, que el ruido que escuchaban de fondo no era ningún bar, sino una gasolinera, ¡qué poco confían en nosotros!, reanudamos la marcha. Totana, Alhama y en la salida un grupico de temerarios, pues eran las 12 y media de la mañana, hacía un calor de cojones y aún le quedaban cuarenta kilómetros para llegar a sus casas, se ponen delante de nuestras chinitas. El Redbull había obrado milagros, otra vez a cuarenta por hora. ¡No!, no soy un vacilón, es que desde Librilla a Murcia es cuesta abajo. “Ordenamos” a los de la grupeta que se hicieran a un lado, que pasaban los buenos… Un “descerebrao” se engancha nuestra rueda. Llegamos a Librilla. El hombre va muerto y le dice a Stani: ¡Oye, que yo me quedo con mis amigos!. El de Monteagudo que iba ciego, se creía que el que le hablaba era yo y le contesta: ¿Tus amigos?, ¡pues si que haces tu pronto amigos!. El tío le mira desconcertado y le dice: “¡Oye, que los conozco hace treinta años y a ti te he visto hoy por primera vez!”, en este momento Stani vuelve al mundo, lo mira, se da cuenta que no soy yo, y le espeta: ¡Ah, si tú no eres mi amigo!, ¡quédate dónde quieras!. Llegamos a Murcia y ya no era dolor lo de la planta del pie, era cruel martirio, fina tortura. El gemelo hervía y el culo dejó de ser el mío bastantes kilómetros atrás. Nos quedaban tres kilómetros y estaba casi a puntico de llamar a mi santa para que fuera a recogerme. Solo el pundonor y que pensaba la “jartá a reír” que se iba a dar a mi costa, me hizo desistir. Desde la punta de la calle iba dando gritos de dolor y pedía con urgencia a mi “nenica” que pusiera un par de quintos en la mesa, para que pudiéramos recobrar nuestra hombría, pues hasta ese momento no volvería a ser persona… Un buen aperitivo, varias manos de quintos, algo de paella y algunos gin-tonics, fueron el culmen a una gran mañana. Pero esta china mía, me da a mí que me va a dar muy mala vida…¡Pero qué muy mala!. Ilustramos el diario, con algunas fotos. Falta una en la que Mariló estaba riñendo a la chinita por portarse mal con su Stani, o igual no le estaba riñendo y lo que intentaba era bajarse de la bici, con tan poco acierto que se hizo un nudo entre el cuadro y su pierna, pero esa foto ya aparecerá. Mariló, no te de vergüenza y publícala en el blog de Stani.
Hasta mañana, querido diario, mañana haremos el resumen semanal y así tengo un ratico más entretenío.
P.D.: Mi santa me matará por publicar fotos suyas en el blog, lo dejo escrito aquí, para que en caso de no vuelva a hacerlo, tenga un "accidente" o me ocurra algo malamente, sepais por donde empezar a "hacer los preguntaos".

jueves, mayo 10, 2007










¡Y fui Medio-IMvencible!

Aquí están las fotos que he han podido hacer mis fotógrafos particulares. El salir tan atrás, hace que ocurra estas cosas, que el fotógrafo tenga que irse y entonces pases tú por allí...jajajajaj.
La primera es una instantánea de lo que hace la mente, si me llego a dar cuenta de la situación me agarro a la boya y no me muevo de allí, el cargero al fondo y los "locoooo playaaa estos nadando", ¡qué parece que están al lado!.
Esta ya es conocida. Lo que parece es que estoy con la bolsa esperando a que lleguen las clientas ´"pá venderles el pescao", tengo una pinta de globero de la españa profunda que tira de espaldas, Stani, apolíneo detrás mío.










En pleno esfuerzo, creo que estaba dando la primera vuelta. Venía jodido pues creí que al entrar al campus universitario dábamos la vuelta directamente y comenzábamos la segunda. La tournée por las instalaciones de la Miguel Hernández me sentó como una patada en los mismísimos.

Ya llegando a meta. Como todos los corredores aparecemos, parando el reloj. tengo que quitarme la costumbre pues sino no voy a aparecer en la vida decentemente en una foto. Se me nota un poquillo de barriguilla. Lo cierto que es culpa del tritraje este que no deja nada a la imaginación, pero estoy bastante delgado, como muy poca grasa, lo que pasa que a los viejecillos, cuarenta y seis tacos tengo, el cuerpo no nos perdona y nos castiga, dejándonos tipo bellota.

Y esta es para mi una de las mejores. Mi hijo levantándome en brazos como tanta veces he hecho yo con él de pequeño.

Mi compañera de triatlón, Pilar, con esa cara de decisión cualquiera le lleva la contraria...jajajajaja
También monto en bicicleta, con menos estilo, pero monto....

miércoles, mayo 09, 2007

¡Señoras y Señores, con todos ustedes..............Laaaaaaaa Chinaaaaaaaaaaa!
Tampoco levantemos muchas espectativas. Lo que mostraré de la china es lo que hay, pues está en fase de montaje. Han surgido pequeños problemas, como que no encaja ninguna de las tres direcciones que le hemos puesto al pelo en el avellanado de la cazoleta de la dirección del cuadro (no se si se llama exactamente así, pero he intentado leer las instrucciones que hay en la guantera de la bici y no he entendido nada). Seguramente será nuestra impericia, pero poco a poco lo iremos solucionando. Las fotos hechas con el móvil no hacen justicia alguna a la máquina. Es preciosa, ligera... Ha merecido la pena la espera. Las ruedas son la hostia de guapas, lástima que esa máquina no vaya a pasar nunca de 29 km/h, pues su dueño, en este caso yo, será incapaz de sacarle todo el rendimiento que ofrece la bici, pero mientras mis rivales se dan cuenta que el jinete es una caca de la vaca el jumento igual le ha ganado los metros suficientes para vencerlos. Cuando esté montada, ya con una buena cámara de fotos haremos la presentación oficial... Y sin más dilación ¡Voila!

martes, mayo 08, 2007

El formador formado.
El título de la entrada no tiene nada que ver con el contenido. Estoy en un curso y ahora estoy sufriendo lo que sufren los alumnos cuando soy yo el que doy clase y no llevo demasiado preparado el tema. Mi compi hace esfuerzos, pero no consigue que despertemos. Menos mal que el monitor es LCD y no de pantalla de cristal, sino me hubiera roto ya la cocorota de un cabezazo cada vez que el sueño me vence.
Comencemos con las buenas noticias. La china ya está en Murcia. La página web del transportista dice que a las tres treinta de la tarde la subieron al furgón de reparto, así que cuando llegue a casa estará ella y mi "santa". ¿A quién le daré el primer beso a la llegada a la casa, a mi santa o a mi china?. Por si alguno se mete en el berengenal de comprar una china, advertirle de varias cosas. La primera es que estos "isleños", ¡uy! casi igual que el toro que mató a Manolete, tienen más fiestas que nosotros y una "melsa" como dicen en mi pueblo como la de una vaca, ¡vamos que son unos güevones!. Segundo, que insistais en el banco para que todos los gastos os los ponga a vuestro cargo, pues sino os dirán, a los quince días, no se estresan, que faltan treinta euros de una cuenta de dieciocho mil, ¡pá matarlos!. Tercero, que esteis atentos en la aduana, algunas bicis que vienen de Taiwan no están homologadas en la Unión Europea y si piensan que es para una empresa no las dejarán entrar en España y os la devolverán a la China Capitalista. Menos mal, que tuvimos un contacto en la aduana que gestionó el tema de que la importación la hacía un particular. De lo demás no os puedo decir nada, aún no he llegado a casa y no he visto el material, igual me encuentro un contenedor lleno de paragüas y de Pay-Pays, junto a unas muñecas del todo a cien. La otra posibilidad es que al llegar a casa mi "santa" ya halla encontrado comprador para el material y no esté. Creo haber oido algo de que este mes nos va muy "malico" con lo de los seguros, IBi y no se que más pagamentas y encima, ¡cómo nos empeñamos en comer todos los días!, la pobretica de mi santa tiene que hacer malabarismos con la tarjeta visa platino de mi suegro que casualmente la perdió el otro día en casa...
La semana pasada estuve iendo a nadar a la Llana todos los días. Eso me vino muy bien, además me encontré con mi amigo Manolo, lo que es la vida, si llegamos a ir con nuestras queridas, en vez de a correr nos habríamos enterado ambos de nuestros deslices... ¡Vaya una casualidad, con lo escondío que está eso e ir los dos a correr por el mismo sitio!, el Parque Natural de Las Salinas de San Pedro, donde están los patos, flamentos (de los que vuelan, no de los que bailan), y demás animales con plumas que no sean ni pollos ni pavos.
El domingo en Elche, hice una primera vuelta espectacular. Como iba adelantando a tanta gente creí que estaba ganando cienes y cienes de puestos en la clasificación. ¡Soy un perullo!. Sólo con haber mirado si llevaban la pulsera naranja, habría sabido que ya me llevaban una vuelta y que de poco me estaba sirviendo el esfuerzo. Cuando finalicé mi primera ronda y me dieron la dichosa pulserilla, me dí cuenta que no es que esa pulsera estuviera muy de moda, como yo pensé al versela a la mayoría de participantes del tri, sino que yo era de los malos y ellos de los buenos...
En mi otra vida, cuando era corredor, ahora soy otro, ahora soy triatleta, juré no volver a ninguna carrera que al final no dieran cerveza. En esta no daban, pero igual vuelvo. Ahora sí, que se esfuercen en solucionar ese pequeño problema.
Me piden fotos de la prueba. Aún no las tengo. El e-mail que las llevaba decidió irse al limbo de los mensajes perdidos y seguro que está dando vueltas por routers, hub y swiches del ciberespacio, en vez de llegar a mi ordenata. Es igual que mis perros, que al final vuelven, pero hay que llamarlos muchas veces, así que mañana, si no pasa nada, tendremos fotos.
Mientras escribía esto me han llamado. Las chinas ya están en casa... Voy a dejar el tostón este de curso y me voy ahora mismo a verlas.
¡Hasta mañana, querido diario!

lunes, mayo 07, 2007

Esto merece una sola entrada, querido diario, Lo demás lo dejamos para otro día...
Todo comenzó el sábado por la mañana. A las nueve estábamos Stani y “una servidora” en el cruce de Cobatillas dispuestos a comenzar lo que sería, hasta el día de hoy, nuestra más intrépida hazaña. Cuarenta kilómetros en bici, para soltar piernas, hablar de nuestras cosas, expulsar nuestros miedos y afinar todo lo necesario para la prueba del domingo. La conversación transcurrió como siempre, hablando de triatlón y de “nuestras chinas” que a esa hora ya estaban en el aeropuerto de Barcelona. Desde luego, no sabremos sin con ellas iremos más rápidos o más cómodos, pero podremos hablar de viajes un montón, pues están más viajás que el “baúl de la Piquer”. Lo último que decidimos es la hora para ir a Elche a recoger los dorsales y dejar las cosas en la T2. Las cinco será suficiente, acordamos.
A las cinco de un caluroso sábado de mayo estábamos en la puerta de casa, Stani, que iba a dejar la bici para que la llevara en mi coche a Elche a la mañana siguiente, Txema nuestro compañero del Siyasa y mi menda. Llegamos a Elx sin novedad y como no podía ser de otra manera aparcamos en el lugar más alejado del punto de reunión. Preguntamos en un edificio en el que más tarde se serviría un “lunch” a unos que se iban a graduar. Sopesamos, muy seriamente, la posibilidad de quedarnos a la merienda y pasar de recoger los dorsales. Una amable azafata nos indicó, que aunque se sentiría enormemente halagada por nuestra presencia en el evento, debíamos abandonar las instalaciones. Seguidamente nos indicó que “los del triatlón” estaban en el edificio rojo, “ese que está allá a lo lejos”. Tras andar “lo que no está en los escritos”, llegamos al lugar, reinaba un gran ambiente. La cola era enorme, tras un rato y mucha suerte pues unos amigos, concretamente Pilar y su hermano, nos dieron un par de capotazos y recogimos todo el “ajuar” de triatleta de larga distancia. Un sobre con lo necesario, dorsal, gorrito, etc. Una bolsa negra, que yo creí en primera instancia que sería para que en ella se recogieran mis cenizas y luego resultó que su último fin era servir para que dejáramos nuestras “cosicas” en el guardarropa. Mariposeamos por la “feria del corredor”, admiramos a nuestros competidores, pues todos tenían unos musculazos y estaban fuertotes, a diferencia de nosotros, que éramos unos esmirriaos y desistimos de esperar a la reunión técnica, aquello se demoraba en exceso y tenía que ir a la comunión de mi sobrina que había empezado a las seis de la tarde, con los nervios a flor de piel pues te das cuenta realmente del berenjenal donde te has metido cuando ves el ambiente y los preparativos, regresamos a casa.
La comunión transcurrió con normalidad, un par de cervecillas, un par de vinos, pasta y a las once estaba en casa. Con los nervios sabía que no podría dormir inmediatamente, así que me dediqué a poner los dorsales en el casco y en la bici y demás tonterías previas a la carrera que al día siguiente me vino muy bien pues con las prisas me hubiera sido imposible. Me acosté. Me dormí y a los pocos minutos me desperté sudando como un cochino, supongo que presa de los nervios… Llegó el resto de la familia de la comunión y por supuesto volví a despertarme. Dormí fatal. Cinco de la mañana, suena el despertador. Por una parte fue un alivio ya que me hizo salir de la cama donde tanto “estaba sufriendo”. Por otro lado, era el indicativo de que comenzaba la cuenta atrás, estaba en el punto sin retorno… Eso aún me hacía ponerme más nervioso. Desayuno, ni mucho ni poco, lo habitual el día de la prueba, llevaba suficientes pertrechos para la carrera que no hacían necesario que el desayuno fuera extraordinario. Seis y media, llegan Stani y Txema. Las bicis ya están en lo alto del coche, nos subimos a él. Mi zagalico el mayor, conduce, se ha ofrecido de Road Manager de la prueba, estuvo todo el día animando.
Llegando a Elche, cogemos la salida adecuada pero posteriormente indico mal por donde continuar… Nos perdemos… Encontramos un nuevo cartel que nos ayuda pero nuevamente, “una sabia indicación mía” nos hace aparecer en Alicante… Un magnífico control de la Guardia Civil nos esperaba, estaban haciendo controles de alcoholemia, eran las siete y diez de la mañana. Nos acercamos al benemérito. Era un chico joven que seguramente pensó que nos estábamos ofreciendo voluntariamente a que le pusieran el pito a nuestro conductor… “¿Por favor, para ir a Arenales?”, le pregunté con una amplia sonrisa y la más esmerada educación de “collage inglés”. El nene que tenía ganas de guasa nos contestó: “¡Debéis seguir dirección a Villajoyosa y una vez allí tomáis la salida….!” No escuché más, abrí la puerta del coche y me abalancé sobre él en forma de “pavo cabreao”. Stani me cogió por el jersey y mi nenico intentó que el guardia no notara que le iba a meter un meque… Me irritó, seguro que el hombre lo hizo con buena intención… Me había perdido dos veces en un recorrido que he hecho varias veces, tenía que nadar 3000 mts. con un cangelo de tres pares de cojones y por ende llegaba tarde y el guardia civil ¿me estaba vacilando?... ¡Qué llego tarde cojones!!!!!!. Por supuesto, cuando todo va mal seguro que aún se puede empeorar, el cambio de sentido estaba dónde “cristo dio las tres voces” y Arenales, que se veía tan cerca, cada vez estaba más lejos y el reloj corriendo…
Llegamos al lugar y la suerte comenzó a cambiar… Los boxes estaban donde nosotros habíamos imaginado las tres o cuatro veces que habíamos ido a subir el dichoso “Albaterolo”, junto al bar y para colmo de las suertes una cola de doscientos metros se había formado para entrar a boxes… Nos relajamos, yo no mucho. Preparamos las cosas y nos dispusimos a esperar nuestro turno. Junto a nosotros Pilar y Tony. Al principio hacía un frío del carajo. El tiempo de espera se pasó comentando lo cerca que estaban “nuestras chinas” y lo difícil que estaba siendo hacerlas llegar a casa. Pilar comentaba que más parecía una adopción que una compra. Nos marcan y ya la cola se deshace en un plis, siempre al final de una aglomeración hay un agente que la produce, si es de tráfico es un guardia, si es de triatletas es un juez. En boxes todo son prisas, no querían acumular excesivo retraso y nada más hacían darnos toques para que nos fuéramos a la playa. ¡Qué cago en la leche!, me he dejado toda la comida en el coche… Mi Pacorro se pega una carrera hasta donde lo había dejado, el pobretico está operado de hace cinco días y los puntos le dolieron una barbaridad, pero todo sacrificio es bueno por su padre… Regresó a tiempo con las viandas… Un plátano, tres barritas, un bocadillo y dos geles… Todo a los bolsillos del maillot de manga larga que me pondría en la bici, soy muy friolero… Me restriego el aceite, cojo la bolsa de plástico y me pongo el neopreno, la suerte está echada. Dos gorros, el otro día en la Llana se me heló la cocorota y no quería pasar frío. Mi nene me espera en la playa, tira del neopreno me deja ok. En ese momento me abraza, me da ánimos y desconecto de todo, me meto en mi mundo…¡Y no eran precisamente los de Yupi!. Por megafonía nos llevan de un lado para otro, a la izquierda, al lado de la cinta… Voy sonámbulo donde me indican… He decidido no calentar. Si trago agua, me da frío, tengo un mal comienzo, podría ser catastrófico para la prueba… Espero. Se acerca un compañero que estuvo junto a mí en la salida de Fuente Alamo. ¡Qué cara de susto llevas!, me comenta, ¿dan hoy bocatas en la segunda boya como el otro día?, bromea. Una mueca, que pretendía ser simpática, es lo único que me sale, el hombre se pira para otro lado. Salen las chicas, observo por donde van y como toman la primera boya. Nos dan la salida. Espero que todo el mundo esté en el agua para acercarme a ella. Como no soy el único con “problemas” en esa situación nos encontramos ocho o diez competidores… Me retraigo aún más… Espero que se vayan. El agua me cubre por el pecho y es el momento de lanzarme a nadar o de volver a la playa. Me lanzo. La primera sensación es positiva, el agua está más caliente de lo que esperaba y el neopreno cada vez se ajusta mejor y me mantiene calentito, a buena temperatura. Braceo como puedo y paso unas algas, me estoy poniendo nervioso, pero enseguida recuerdo las palabras de Pepo y me dispongo a disfrutar. Alfonso, mi santa, mis hijos, todo el mundo me decía lo mismo y tuvo que venir el valenciano para que les hiciera caso. Me niego a que la situación pueda conmigo. Mal nado y me pongo un objetivo fácil, asequible. Llegar a la primera boya, allí me plantearé otra cosa. Vi que las chicas se había ido a la derecha y me fui demasiado, me estaba dirigiendo a la de regreso a una que estaba a unos 50 mts. de esa. Corrijo el rumbo. Varias veces me encuentro nadando hacia la costa en vez de hacia Argelia, sigo rectificando. Inexplicablemente llegué a la boya y no tuve la sensación de pánico de otras veces. Me puse un nuevo objetivo, ir a la segunda, la alcanzo con cierta dificultad y me pongo un último reto llegar a la tercera que era la más alejada de tierra. Llegué ahora un poco mejor y comencé el regreso, las siguientes boyas las voy cogiendo sin parar, orientándome como había entrenado en la piscina, ya no hago metros inútiles. Esto está empezando a cambiar… Me adelantan como obuses las chicas, no me molestan, al contrario me sirven de muestra para el rumbo y de ritmo para el nado… Llego a tierra, otro trauma, ¿me quedo aquí, voy a volver a pasar lo de antes?. Un grupo de cinco o seis nadadores entran al agua a dar su segunda vuelta, no me llevan más de treinta metros, pero soy el último. Mi espíritu de competidor despierta, ya no me acuerdo de las olas, ni del mar, ni de nada, sólo quiero cogerlos y pasarlos. Poco a poco les voy recortando. Me oriento de cine y estoy nadando bastante mejor, casi como lo haría en la piscina, paso a uno, paso a otro, choco con un tercero. Le pregunto ¿Tu crees que habrá suficiente espacio en el mar para los dos?. Se disculpa, le digo “¡si no pasa nada!”, es porque somos unos tarugos, mira que trompicarnos con el espacio que hay aquí. El chico quiere seguirme pero no puede. Soy una “sirena” desbocada, estoy de regreso y nado como había soñado tantas veces mientras preparaba la carrera. ¡Coño que ahora estoy disfrutando y no tengo ningunas ganas de salir del agua!. Llego a tierra, mi crío me grita, mis amigos me vitorean, oigo un ¡Vamos Garban!. Me pongo en pie y levanto las manos en señal de victoria, ¡soy el ganador de la prueba!. Mi nene me confirma que hay varios nadadores detrás. ¡qué alegría!. Llego a boxes e intento disfrutar del momento, sin prisa me cambio. Algunos de los que venían detrás me adelantan, no hay problema, ahora viene lo fácil, lo favorable, lo que domino. Una hora quince marca mi crono cuando me acuerdo de pararlo. En mis mejores sueños habría firmado una hora y media. El mar, Neptuno, me ayudó mucho. Era un plato, era un mediteráneo que me habían “creado” para mí.
Me subo a la bici y la primera gran cagada, un milímetro más y me caigo y atropello a un turista. En la cuesta no acierto a meter la cala y la calle que tiene una anchura de 30 mts,. como mínimo, se me hace pequeña. Salgo y las primeras impresiones son decepcionantes. El viento es fuerte de cara y no termino de ir redondo. No quiero quitar el plato grande pero voy a una paupérrima velocidad de 24 km./h. Me mantengo en mis trece. Voy solo, nadie delante y nadie detrás. Creo que me he perdido, pronto me sacan de mi error. Me pasan los primeros con sus máquinas del espacio y ese ruido tan peculiar que hacen las ruedas buenas cuando van deprisa. “Pá mí que algunos no respetaban mucho lo del drafting”, pero esa es su guerra, ellos sabrán… A lo lejos veo un ciclista voy a por él. Cuando me acerco descubro que no lleva dorsal, es un deportista de paseo, lo paso y me resigno. Encuentro a un par o tres de los que me habían adelantado en boxes los paso. Esto está cambiando. Llego a Elche y me avisan que está el avituallamiento y que por ese trozo de carretera se vuela. Efectivamente la cosa cambia radicalmente. En el avituallamiento no acierto a coger el isotónico y lo tiro, a la segunda acierto y después pillo agua. Tengo tres bidones, una botella de agua y dos portabidones, ¿qué hago?. Me paro tiro un bidón de los míos y meto el fresco, el agua al maillot y sigo. En la bici me fue imposible hacerlo, me iba a caer. La suerte a veces es juguetona, me pasa la primera clasificada, va como un tiro, le comento que es una lástima que no pudiera ponerme a su rueda, sonrie y sigue, la dejo. Pienso, puedo ponerme en su estela y no ir a su rueda, aprieto. Cuando creo que estaba a unos diez metros, no quería ser el tramposo el día, me mantengo. ¡Qué alivio!. Llegamos a una velocidad supersónica al final de la primera vuelta, los buenos a casa, los malos al campo a pastorear, me equivoco y me voy tras los buenos. En un momento de lucidez me doy cuenta, esta no es mi ruta, pienso.¡Menos mal que no había hecho más de trescientos metros. Regreso a la rotonda y pregunto a los voluntarios, cojo el camino correcto. Tengo que volver a pasar a un par de corredores que ya había adelantado antes, me preguntan, ¿qué te ha pasado?, ¡qué soy un cebollo!, contesto. Ya voy viendo a más corredores y voy cogiéndolos, no debo de estar haciendo una mala bici, no la mejor, pero no mala del todo. En el polígono industrial paso a otros dos… Se me hace duro el callejeo por Elche, pero es cuando mejor estoy rodando. En una rotonda está mi nenico, me anima, me dice que voy genial, que tire… Regreso después pasar por unas grandes avenidas. Entro en boxes y paro el crono de la bici un buen tiempo, 80 km. 2:35:00. Las voces de mis amigos y de mi nene me atruenan en la cabeza. Sabía que ya nada podría detenerme. En la bici una caída, un pinchazo, te pueden dejar fuera, pero a pie, esa es mi “especialidad”, estaba seguro que sería finisher. Me tomo mi tiempo para cambiarme, no quería nervios, podría correr tan rápido como me propusiera. Ocho o diez corredores estaban cambiándose y todos salieron delante, bromeo con los voluntarios, les pregunto por las cervezas, me dicen que me apure, que todos se me han escapado. ¡No os preocupéis, llegare a meta antes que ellos!. Por fin me lanzo a correr, agua y un poco de isotónico. El comienzo es durillo, camino de tierra con mucho calor. Me cruzo con Manolo Cortizo, lo saludo. Me cruzo con Stani y con Román, me llevan exactamente diez kilómetros. Me alegro por ellos, yo pronto los llevaré. Me pasa Txema como un avión, está fuerte el cabroncete, me saca al menos quince kilómetros. Me paro a orinar, tengo que correr cómodo. Me pasan varios que yo antes había pasado, sin problema, ya los cogeré… Se termina la tontería, voy cogiendo progresivamente a muchos corredores. Me paro a beber en los puestos, me rehago y sigo. Los chicos del síndrome de Down me dan agua, les doy las gracias y ellos con una dulzura extraordinaria me contestan con un “¡de nada!”. Finalizo la primera vuelta y me llevo la desagradable sorpresa de que no se entra directo sino que hay que dar una amplia vuelta por el campus. Comienzo la segunda, saludo de nuevo a mi amigo Manolo López, con él comenzó la aventura de Roth, pero las circunstancias le obligaron a dejarlo, su crío y Santi, su mujer me animan. Han ido hasta Elche, sólo y exclusivamente a animarme. “¡Diez kilómetros, me quedan, Manolo!, le digo al paso. La segunda vuelta es más triste, ya no queda casi gente y voy cogiendo corredores. Un chico del Correcaminos le da un poco de vidilla a la prueba pues nos vamos adelantando mutuamente. Yo le paso y el me adelanta en los avituallamientos. Estoy por decirle algo, pero en esos momentos, la cabeza no tiene oxígeno y temo decir algo que no entienda como broma y le moleste… No le digo nada cuando en la “puta cuesta de la muerte” me adelanta, andando más deprisa que yo… Sube al puente y comienza a correr. “¡Es tontería, te voy a pasar de nuevo!”, pienso. Lo paso, el hombre ha apretado y me cuesta casi todo el puente del mileno el pillarlo. Lo hago. Al llegar a la Universidad, mi hijo pequeño Pablete, que venía de hacer de Juez del triatlón de Cartagena, me anima, Alfonso, mi entrenador me grita, Luisa, me graba en vídeo. Todos gritan y celebran mi llegada. Llego a meta y me abrazo a mi crío el mayor primero y luego al pequeño. Me abrazo a Alfonso, Manolo y a alguno más. Pregunto por Stani, ha terminado, pero ahora está pasando una pequeña crisis tumbado en la hierva, no me acerco a él. No se porqué no lo hice, en esos momentos no estás muy lúcido, sólo quería dos cosas beber algo fresco y recoger mi camiseta de finisher. Stani se recupera y volvemos a casa. Ahora si soy finisher, ahora si he nadado, este día sí fui feliz siendo triatleta…
Pero sigo sin haber visto la “luz blanca”…

Triatlón de Elche: 3000 – 80 – 20 5:51:36

jueves, mayo 03, 2007

¡Qué con tanto lloriquear y hacer "la nenaza" se me había olvidao poner el resumen mensual!
Resumen Mes de Abril
HORAS TOTALES 66:21:24
PIE 13:02:15 168,00 KM
BICI 29:15:55 786,00 KM
NAT 22:14:35 45.80 KM

1ª SEMANA DEL 2 AL 8 DE ABRIL
HORAS TOTALES 17:23:00
PIE 4:13:00 53,00 KM
BICI 9:05:00 250,00 KM
NAT 4:05:00 8,35 KM

2ª SEMANA DEL 9 AL 15 DE ABRIL
HORAS TOTALES 11:13:50

PIE 2:10:50 30,00 KM
BICI 5:23:00 150,00 KM
NAT 3:40:00 8,00 KM
3ª SEMANA DEL 16 AL 22 DE ABRIL
HORAS TOTALES 17:36:20

PIE 4:03:25 51,00 KM
BICI 6:07:25 156,00 KM
NAT 7:25:00 15,35 KM
4ª SEMANA DEL 23 AL 29 DE ABRIL
HORAS TOTALES 13:03:14

PIE 2:35:00 34,00 KM
BICI 3:25:00 90,00 KM
NAT 5:14:35 10,50 KM
FUENTE ALAMO 1:48:39

miércoles, mayo 02, 2007

Tras la tempestad llega la calma... O como le diría a mí padre si hace mal tiempo por cojones sólo puede mejorar...
Fuente Alamo pasó. Un gran fin de semana junto a mi amigo Pepo y familia. Un gran día de experiencia donde pude sentir el apoyo y los ánimos de los míos y de muchos amigos, conocidos y compañeros...
Dejemos de ver lo malo y recordemos lo bueno...
En mi crónica pasada me centré en lo que fue la prueba en sí. No era para mí exactamente un prueba pero muchas veces las cosas suceden como quieren y tu no tienes más que intentar reconducirlas para sacar algo positivo...
El triatlón del sábado debo de repetirlo el próximo año. Esta vez con menos nervios y con más ganas de disfrutar que de sufrir, sobrevivir o experimentar... Es una prueba que pasó como el día de la boda, todo a velocidad de vértigo, sin saborearla... Demasiadas prisas y demasiadas preguntas formuladas a las que exigía una respuesta, no siempre hay que tener respuesta para todo... sobre todo si lo que te van a responder no es lo que quieres escuchar...jajajaja.
Lo primero positivo, en cuanto a anécdotas, fue que todas las señoras y algunos señores no dejaron, unos en público y otros en privado, de alabar la figura que se me había quedado. ¡Qué estoy jamón, qué sigo teniendo "mí público"!. Por otra parte la alegría que me dió ver en la carretera, justo cuando la cuesta se hacía más dura, las pintadas de ánimo que había escrito mi zagalico, ¡Animo Garbanzito!, ¡Animo Stani!, ¡Animo Pepo!. Significó mucho para mí. La familia Garbanzito no somos muy dados a las muestras públicas de cariño, me recordó que aunque no me lo verbalicen siempre me tienen muy presente. Fue algo espontáneo y no hablado con anterioridad. El pasar y leer en el asfalto mi "nickname", que dirían más o menos los anglófilos me levantó la moral, sobre todo pensando que se había ido con tiempo a la prueba para poder tener la oportunidad de escribirlo. También me alegró mucho el encontrar a mi zagalico a mi llegada, los más acostumbrados dirían a la arena, yo como para mí fue la travesía más larga que había hecho en mi vida, diré que a tierra, denotó que le importaba más estar allí que el ver la carrera. Luego en meta, mis amigos, mis compañeros, mi hermano... Fue una gran muestra de cariño que en ese momento no supe disfrutar porque pensaba más en lo que no había conseguido que en lo que realmente importa que es el logro...
El domingo fuimos Pepo y yo a hacer unos kilómetros. Lo engañé un poquico y llegamos hasta Alcantarilla. Allí esperamos que el gran Capitán Bajoca pasara por donde estábamos parados. Creímos que iba lento, pero es que iba acompañando a un compañero de trabajo que quería hacer una hora treinta y cinco... Ese es el espíritu de los "Garbanzitos", el disfrutar en compañía. A veces las ganas de progresar de ser más rápido, ser "mejor", nos impiden ver el bosque, pero al final la boria se levanta y recordamos porque emprendimos ese camino... lo hicimos por lo bellas con son las vistas desde él.
El lunes comencé con nuevos métodos... El lunes di comienzo a un intento de ver las cosas de otra forma, más lúdica, más relajada, más divertida... Ello no significa que vaya a entrenar menos, que me vaya a exigir menos, sino que voy a valorar más lo que tengo, lo que consigo, que lo que no alcanzo... Realmente ésto empezó con la sola idea de terminar un Ironman, sin tiempos, sin presión, con un objetivo lúdico claro. Hasta el domingo el asunto se fue transformando, sin que nadie me lo propusiera, sin que nadie me presionase, sólo yo y nadie más que yo tiene la culpa, en un reto sin parangón. No me voy a lamentar por cada brazada mala que de, ni por cada metro que pierda, ni por cada segundo que acumule, sino que me voy a alegrar por cada una de las brazadas "buenas" que haga, por cada metro que me acerque más a mi meta, por cada segundo que disfrute de mi carrera.
El lunes me fui a nadar al C.N. Costa Cálida, no para nadar más rápido, que tampoco pasa nada si lo consiguiese, sino para nadar en compañía, para que me corrijan, para obtener seguridad de que no nado mucho peor que los demás y si ellos lo consiguen yo también podré conseguirlo. De momento me han corregido algunos fallos y me han dado la seguridad de creer firmemente que no me voy a ahogar. Al finalizar la sesión de unas dos horas, sólo había perdido unos 400 mts. respecto a mis compañeros... Eso me ayuda, porque me da confianza, me indica que no lo estoy haciendo tan mal. Tengo un problema de autoestima que tengo que solucionar. Stani, después de verme nadar, nunca hasta el lunes lo había hecho, me dijo. ¡No nadas tan mal!, ¡si el domingo no terminas es porque reclamas atención, como los niños pequeños!. Creo firmemente que algo de razón lleva, no tengo que tener ningún miedo... El martes hicimos series, como pudimos, no nos engañemos, a estas alturas de la película 5x2000 a siete cincuenta no tengo muchas ganas de hacerlas y salen como mucho las dos o tres primeras, las demás tiro de libro y me pongo en unos dignísimos 4:15 por kilómetro que me suben el pulso pero que no me agobian en absoluto.
Por la tarde me fui a nadar a la Llana. Hacía mucho viento, pero ya sabía que puedo nadar. Dejé de hacer pruebas de "machito" para intentar nadar fácil, bien, avanzando, notando que la brazada era buena, como me había dicho mi amigo Pepo. Pasé de boyas lejanas y de pruebas de hombría. Paralelo a la costa, treinta minutos para un lado y otros de vuelta. Magníficos, sin pararme, sin agobiarme, disfrutando, dentro de lo que cabe, de la tarde. Llegué lejos, no sé cuanto de lejos pues he buscado las palmeras que me sirvieron de referencia para la ida y no las he encontrado en ninguna ortofoto, pero más de dos mil metros seguro... Cuando me lancé al agua una pareja de novios estaba en la orilla y el chico me subió la cremallera. Al regreso parecía Meca llegando a Sevilla, treinta o cuarenta curiosos me esperaban y habían seguido mi discurrir por el agua... Me alegró ver que la gente me preguntaba, ¿cuánto has nadado?, te hemos visto por las palmeras y eso está muy lejos... Me preguntaba que hacía nadando con tanto fresquete y tanto aire...Yo contestaba ufano... ¡Soy triatleta y preparo un Ironman!. La boca agria con sabor a salitre se me llenaba de orgullo al decirlo...
Espero que el domingo se vea a este Garbanzito que ahora te escribe, querido diario y no al apocado, temeroso e inseguro del sábado pasado, ese pasó a la historia... Como cuando conseguí correr por debajo de 1:24 la media maratón, hoy escribo: ¡Ha muerto Garbanzito!, ¡Viva Garbanzito!.
P.D.: La "china" a las quince horas y veinte minutos del día de hoy estaba en Frankfurt, así que esto va viento en popa a toda vela, no corta el mar sino vuela, un velero bergantín.
También puedo cantar:... Yo soy la otra, la otra y a nada tengo derecho, por no llevar un anillo, con una fecha por dentro...
También puedo tatarear la segunda estrofa de una canción que cantaban en los corrillos de la postguerra los charlatanes en la puerta del Hotel Victoria:
Explico el significado para que se entienda...
Micaela era una chica que había ido a los toros con su novio y se puso demasiado atractiva despertando los celos del pretendiente. Tomó asiento en la barrera y a media faena el toro saltó al tendido. Con los nervios en un intento de salvar la vida, Micaela se lanzó hacia el callejón y en el esfuerzo enseñó "las vergüenzas". El novio se lo reprocha y ella le contesta: "No me importa la peineeeeeeta, Ni que se me vea el cuuuuuulo, lo que siento son las medias, son las medias que me han costao veinte durooooos....Ahhh, Ahhh, Aaaaahhhh. ¡Qué me han costao veinte duroooosss!
Hasta pronto querido diario